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Foto del escritorNacho León

'Vulva': Levantar la alfombra. La sociedad a juicio


Vulva

En mayo de 2019 saltaba la noticia del suicidio de una joven, Verónica, de 32 años, trabajadora de una empresa de automoción, madre de dos hijos, y desde hacía semanas, señalada con el dedo por la difusión entre los compañeros de su empresa de un vídeo de contenido sexual en el que ella aparecía sola. El vídeo fue grabado años antes y enviado a la que en ese momento era su pareja. La relación acabó, y Verónica se casó y tuvo dos hijos. Al parecer, pasado un tiempo su expareja se encaprichó con ella, y acabó por difundir aquel vídeo guardado en su teléfono. El vídeo corrió como la pólvora. La empresa no hizo nada, pues en sus propias palabras: era un asunto privado. El vídeo se viralizó. Llegaron las miradas. Las opiniones. El señalamiento. El juicio público y privado. El vídeo traspasó las fronteras de la fábrica en la que trabajaba. Llegó incluso a ojos de su actual marido. Un día después, Verónica se ahorcó en su casa con una sábana.


Vulva, bajo la autoría y dirección de Irene Herrero Miguel, pone sobre la mesa este caso, trasladando la acción de una fábrica a un colegio, haciendo a una maestra de infantil el objeto de la trama, aportando su visión, sus reflexiones y su punto de vista a un tema complejo, espinoso, pero del que es necesario hablar, y sacar a la palestra. Irene Herrero Miguel se estrena como dramaturga con esta pieza, todo un reto dado lo impactante y lo trascendente de la historia, del que sale airosa gracias a su sensibilidad, originalidad, contundencia y sentido del humor.


Sí, sentido del humor. Este es para mí uno de los puntos más destacados del montaje, cómo ser capaces de generar comicidad con un drama tan sangrante, provocar la risa desde la denuncia implacable. No es nada sencillo encontrar el humor en asunto tan delicado, y sin embargo, tanto desde la dramaturgia como desde la dirección, se consigue sin que suponga la más mínima falta de respeto ni menoscabo de la reivindicación contra los estigmas sociales que las mujeres llevan consigo siempre que se tratan cuestiones sexuales.


La puesta en escena está llena de dinamismo, con muchísimo ritmo, con transiciones algo lentas, pero con un trabajo de escenas original, con planteamientos que sorprenden, cargados de contrastes, conformando una estructura de obra bien construida, que hace de Vulva un espectáculo que se disfruta en todo momento, que te inunda y te empapa, te golpea, te aturde y te sienta a reflexionar.


El elenco está a un nivel notable. Todos desempeñan con soltura los diferentes roles que adoptan a los largo de la historia, tanto Silvia Vacas en el personaje protagonista, como Mercedes Salvadores (que alterna en las funciones con Carmen Mayordomo), Noemi Climent, Joaquín López-Bailo y Jesús Granda, que completan un reparto compacto, demostrando verosimilitud, versatilidad, naturalidad, energía y entrega, trabajando como un equipo, con complicidad, coordinación, y buen hacer sobre las tablas, para recrear todo el universo que rodea a nuestra maestra, sumergiéndonos en esa atmósfera asfixiante de prejuicios, habladurías, machismo y responsabilidades compartidas.


El espacio escénico, en su idea original a cargo de Joaquín López-Bailo, y en su escenografía y vestuario a cargo de Arantxa Melero, supone todo un acierto. Un espacio sugerente y evocador, que nos lleva de vuelta a la infancia, a las aulas, al universo de los juegos, la inocencia, la falta de prejuicios, la ternura… lo que genera un contraste brutal con el tema central de la obra, y por tanto supone un marco perfecto para el desarrollo de la acción, que si bien parte de la propuesta dramatúrgica de enmarcar la pieza en una escuela, la desarrolla desde el minimalismo y la sencillez, pero de una gran belleza plástica, con un diseño elegante, sobrio, y a la vez contundente y sugestivo.


Vulva es una obra necesaria. Esta frase suena a lugar común, pero en este caso cobra una verdadera importancia. Hay que hablar de estos temas. Hay que poner sobre la mesa una realidad que no gusta, pues implica enfrentarnos como sociedad a nuestros propios demonios. A nuestros prejuicios, nuestro machismo estructural, nuestra moral implacable y demagoga. Porque Vulva pone el dedo en la llaga, hurga en la herida de una sociedad que criminaliza a las mujeres que viven su sexualidad con libertad, que trata con distinto rasero la sexualidad masculina y la femenina, que condena al ostracismo asuntos que siguen siendo tabúes a día de hoy, y que barre bajo la alfombra lo que no desea que le estalle en la cara. Porque lo que no tiene nombre no existe. Y por eso vulva, se dice vulva.


VULVA

Dramaturgia y dirección: Irene Herrero Miguel.

Intérprete: Silvia Vacas, Carmen Mayordomo (en alternancia con Mercedes Salvadores), Noemi Climent, Joaquín López-Bailo, y Jesús Granda.

Música y Espacio sonoro: Alberto Martín Paz.

Escenografía: Arantxa Melero.

Idea Original Espacio Escénico: Joaquín López-Bailo.

Coreografía y Movimiento: Mercè Grané.

Iluminación: Jorge Simón.

Producción: Pablo Villa Sánchez.

Compañía: Las horas del humo.

Comunicación: Lemon Press

SALA MIRADOR


Visto el 10 de diciembre de 2021


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