Todos vivimos bajo la amenaza de la bomba, así comienza Terrorismo (Terror y Miseria del S.XXI), una obra de teatro escrita por los Hermanos Presnyakov, dramaturgos, directores y productores teatrales rusos, en el año 2000 y que ha sido representada internacionalmente con gran éxito.
Un texto con el que los hermanos Presnyakov reflexionan sobre nuestra sociedad, en sus propias palabras: “Hoy no existen verdugos ni víctimas, solo una reacción encadenada de terror… a cada persona del mundo le han robado”. Y ese algo que nos han robado a cada uno de nosotros nos hace desconfiar del otro, y esa desconfianza nos provoca miedo, miedo al diferente, al inmigrante, al negro, al blanco, al policía, al jefe, al que tienes justo al lado, desconfiar y tener miedo, miedo a todo. Y como única forma de huir del miedo, la violencia… Nos defendemos porque nos sentimos atacados, pero también porque nos hemos puesto unas corazas (por eso que nos han robado) que nos impiden sentir y solo a través de la violencia logramos atisbar algo. Miedo que engendra violencia y esa violencia, a su vez, miedo. Creándose así una sociedad en la que nos convertimos en terroristas de nosotros mismos.
En la situación actual de pandemia que nos encontramos es muy evidente el terrorismo al que somos sometidos por nosotros mismos, nos hemos convertido en policías del vecino, de nuestros propios amigos, porque aquí, si hay que joderse, mejor jodernos todos…
Todos vivimos bajo la amenaza de la bomba, nos repite la Compañía Teatro Al Liquindoi que recupera este texto, versionándolo y lo estrena en el Umbral de Primavera, que abre temporada manteniendo su compromiso con dar lugar a nuevas creadoras y creadores y voz a textos interesantes que nos hagan reflexionar.
Esta obra nos levanta la alfombra para que veamos nuestra propia mierda, nuestra hipocresía, egoísmo y crueldad. Un retrato de la sociedad actual pero, tratado desde el humor, irónico y por momentos absurdo y delirante… porque a través de la comedia todo entra mejor y Fran Weber lo sabe. Weber realiza una dirección eficaz del montaje, con una puesta en escena sencilla y ágil, cuatro maletas y algunos cambios de vestuario que nos hacen pasar de un cuadro a otro: un aeropuerto paralizado porque se han encontrado unas maletas sospechosas, una habitación donde dos amantes buscan el placer a través de la violencia, una oficina donde ante un suceso las trabajadoras se rebelan, un parque en el que dos ancianas conversan sobre cómo acabar con sus miedos… (no quiero desvelar nada).
Los intérpretes Roberto Barahona, Alberto Larios, Andrea M. Santos y Ana Veganzones resuelven con soltura los distintos personajes por los que van pasando, aunque por momentos algunas interpretaciones resultan forzadas, es innegable la valentía de esta compañía, recién salida de la Resad, que a pesar de su juventud encara este texto y las reflexiones implícitas en él, trasladándolas al espectador, que sin duda no sale indiferente.
Textos como estos son imprescindibles para reflexionar sobre nuestras propias miserias. Miseria, sin duda provocada por el sistema en el que vivimos, pero eso no nos exime de responsabilidad. No olvidemos que no por ser víctimas dejamos de ser verdugos…
Elenco: Roberto Barahona, Alberto Larios, Andrea M. Santos y Ana Veganzones
Autoría: Versión libre de los Hermanos Presnyakov
Dirección: Fran Weber
Vestuario: Noah Girardi
Iluminación: Álvaro Nogales
Diseño gráfico: Ignacio Canle
Visto el 10 de septiembre de 2021