Ninguna planta es de interior es la nueva apuesta de la creadora Paula Casales a través de su compañía Merienda Dramática, después de su paso por la escena alternativa madrileña con Una comedia, donde ya nos sorprendió con su teatro del absurdo con tintes poéticos. Un existencialismo que se destilaba desde la comedia loca y los diálogos surrealistas, en un equilibrio singular que ya apuntaba un lenguaje y un estilo propio. Y en Ninguna planta es de interior, va un paso más allá.
La pieza, una de las ganadoras del Festival A4Bandas, organizado por Factoría Jarana y Nave 73, es un pastiche afinado, un collage armónico en el que los momentos se suceden con una conexión aparentemente irracional, desde una lógica surrealista, pero con una visión de conjunto sólida, un universo redondo, más compacto y completo que el que nos planteaba Una comedia. Aquí, encontramos un marco claro, desde una estética y unos diálogos casi costumbristas, pero que se resignifican a partir de las repeticiones y la descontextualización. Hay mucho poso en el texto. Un poso de nostalgia. Paula Casales, directora y dramaturga del espectáculo, nos interpela directamente en determinados momentos para hablar de su experiencia personal íntima, que sirve como motor y eje del espectáculo. Pero (afortunadamente), esta no es una obra más de autoficción. Su historia es solo el punto de partida, la chispa generadora de la dramaturgia, su leit motiv, y telón de fondo, pero sin caer en el exhibicionismo emocional, o en el relato anecdótico. Su historia, es un disparadero para poner en el texto y en escena todo su imaginario, su cosmovisión poética, retórica y visual, con un sello particular y distinguible.
La nostalgia, el anhelo, la búsqueda de la libertad, el recuerdo de lo perdido, inundan cada fragmento de la obra, ahondando en el sentimiento de comunidad, de compartir las penas, de resistencia y sororidad. Pero desde el humor, un humor absurdo, en ocasiones folclórico, inteligente y transversal, que tiñe el montaje de una risa permanente con regusto a añoranza. Y esto desde una puesta en escena minimalista, con un espacio casi desnudo, pero con una clara y acertada apuesta estética, con unos pocos elementos escenográficos escogidos con mimo, y con un alto valor simbólico.
Todo esto, sostenido por un elenco que raya a gran altura. A la propia Casales en escena, la acompañan Cristina Subirats con una energía y presencia escénica desbordante, y Saioa Lara con una vis cómica natural espectacular, ambas trabajando brillantemente desde un código expresionista y grotesco, pero sin perder un ápice de verdad.
Confiamos en que Ninguna planta es de interior tenga un largo recorrido escénico, pues es una de las joyitas que podemos encontrar esta temporada en el panorama off madrileño. Es una alegría ver cómo creadoras con un estilo particular y diferente, consolidan proyectos teatrales de futuro, como Merienda dramática, en un ecosistema teatral en el que el concepto Compañía se hace cada vez más difícil de sostener.
NINGUNA PLANTA ES DE INTERIOR
DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN: Paula Casales
ELENCO: Saioa Lara, Cristina Subirats, Paula Casales
PRODUCCIÓN: Merienda Dramática.
ILUMINACIÓN: Aldara Fernández diseño de luces, en funciones Manuel Tejera
ESCENOGRAFÍA: Pilar Beas y Paula Casales
DISEÑO DE SONIDO: Paula Casales
VESTUARIO: Pilar Beas y Paula Casales
AYUDANTE DE DIRECCIÓN: Blanca Calvo, Elisa Garza
COREOGRAFÍAS: Saioa Lara
DISEÑO GRÁFICO: Paula Casales
FOTOGRAFÍA: Libe Estebaraz
PRENSA: Merienda Dramática
DISTRIBUCIÓN: Merienda Dramática
NAVE 73. MADRID
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