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Foto del escritorMiguel Ángel Somé

'Mauthausen. La voz de mi abuelo': La deuda de la memoria


Mauthausen. La voz de mi abuelo.

Ya el nombre nos golpea en el estómago solo al escucharlo, está en la memoria colectiva, gracias a películas y nutridos ríos de tinta con los que nos han transmitido numerosas historias, sobre los hechos que en ese lugar ocurrieron. Cuando unimos toda esta información, todos estamos de acuerdo en que es una misma narración, convertimos mil vivencias en una sola, las tristes vidas del holocausto y la guerra. Mauthausen nos trae el relato de Manuel Díaz, lo extrae de esas mil experiencias que nuestro subconsciente ya conoce y la hace brillar. No por ser muy distinta a todas las demás, sino por hacerla extraordinariamente humana. Lo consiguen gracias a un montaje íntimo y personal que convierte el espacio escénico de la Nave 73, en el campo de concentración nazi de Mauthausen. 


¿Por qué no es una anécdota más del holocausto? Principalmente por la aproximación al propio espectador que consigue Inma González; la actriz no interpreta a August, a Edith ni a Josef, interpreta a Manuel. ¿Qué hace alguien que se llama Manuel en Mauthausen? Eso es lo primero que hace que esta narración sea distinta. Cómo un españolito de pueblo que sin tener muy claro por qué, acabó en una guerra que le empujó hacia un lugar así, quizás por el destino o quizás por mala suerte. Por ser precisamente eso, un españolito de pueblo, es capaz de contarnos el día a día de los prisioneros y su modo de vivirlo de una forma que capta tu atención.


Al comenzar la obra, el acento andaluz del personaje me provocó cierta «alerta», quizás por miedo, como andaluz que soy, a que se hiciese un uso estereotipado, convertir al personaje en el graciosillo gaditano o algo parecido. Pero a los dos minutos todo eso queda desvanecido al darte cuenta de que es un personaje real, llevado a escena desde la verdad y el cariño, donde puedes ver a un abuelo contando su propia historia y es que Manuel Díaz es el abuelo real de la actriz Inma González, ¿quién mejor que ella, sabrá cómo hablaba su abuelo? Gracias a ese dato, durante la función puedes ver al verdadero Manuel, reflejado en los ojos de su nieta, contando las batallitas que tantas veces les habrá contado en casa. Una historia cargada de dolor, pero al mismo tiempo esperanza.


Es precioso ver como durante la función juegan con la magia del teatro, y es que con poco más que una escalera, dos postes conectados por unos cables y un montón de zapatos, puedes ver un campo de concentración con numerosas personas cuando solo está la actriz en el escenario. De igual forma utiliza todos los objetos que tiene en la escena, de una manera sorprendentemente creativa, consiguiendo con ello trasladarnos a lugares impactantes. Las luces y los sonidos te hacen transportarte en primera persona, respirar y sentir como propio el estado de Manuel.


Mauthausen es una obra que debe ser contada. Porque nunca deben dejar de contarse las gestas de nuestros abuelos, para que no olvidemos, para que todo por lo que ellos lucharon tenga sentido y quede para siempre dentro de nosotros sin caer en el olvido.


MAUTHAUSEN

Dirección y dramaturgia: Pilar G. Almansa

Intérprete: Inma González

Espacio escénico: Pilar G. Almansa, Inma González Espacio sonoro y música original: Luis Miguel Lucas

Ambientación de vestuario y zapatos: María Calderón

Ambientación de escenografía: Rubén Díaz de Greñu

Realización de escenografía: Agustín López, Inma González

Diseño de iluminación: Jesús Antón

Diseño gráfico: Mamen Fernández

Producción: Trajín Teatro

NAVE 73. MADRID


Visto el 17 de noviembre de 2019.


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