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Foto del escritorNacho León

'Los que hablan': La magia absurda de las palabras


Los que hablan

Conversaciones. Banales, profundas, breves, extensas, tensas, cotidianas. Coloquiales y elevadas. Espontáneas o inducidas. Deliciosas si son fluidas y estimulantes. Un suplicio cuando son forzadas e incómodas. Iniciarlas, puede suponer un mundo cuando nos vemos obligados a entablarlas con ciertas personas, o en ciertas situaciones, en las que cuesta un triunfo encadenar más de tres réplicas seguidas. Sin embargo, cuando las palabras se entrelazan solas, de forma natural, durante horas, el efecto puede llegar a ser mágico.


En esta magia y en sus componentes alquímicos se sumerge Pablo Rosal con Los que hablan, un espectáculo donde la palabra cobra el protagonismo, pero de manera muy diferente a la habitual. El dramaturgo plantea un acercamiento al mundo de la palabra en su vertiente socializadora desde la absoluta ingenuidad. Dos seres con grandes dosis de ternura e inocencia, se cuestionan y tratan de desgranar los elementos más básicos del diálogo, desarmando las estructuras conversacionales hasta sus cimientos, hasta sus ladrillos primigenios, todo desde el humor y el desenfado, con un planteamiento que provoca en el espectador la reflexión y la curiosidad. Y el silencio. El valor del silencio en un mundo inundado por la palabrería. Estamos ante un texto muy inteligente, rico y sugerente, que emparenta con la tradición del mejor Teatro del Absurdo, con ese aroma beckettiano que se desprende en cada compás de la pieza.


Sin duda, un montaje de estas características, necesita un elenco a la altura. Y lo tiene de sobra. Malena Alterio y Luis Bermejo están espectaculares. Despliegan todo su repertorio interpretativo, con una vis cómica despampanante, un manejo del ritmo preciso y medido, y un dominio del lenguaje superlativo. Los intérpretes hacen suyo el texto, incorporándolo con gran naturalidad a pesar de su complejidad, zambulléndose en cada giro, en cada retorcimiento, en cada retruécano del lenguaje, llenando asimismo cada silencio de múltiples texturas y recovecos.


La dirección, a cargo del propio Pablo Rosal, afina el trabajo interpretativo, conduce el torrente escénico de Luis y Malena hacia unos cauces justos y exactos, con un uso del tempo de la acción sobresaliente, para conformar un espectáculo redondo, limpio y que funciona como un reloj. El resto de la puesta en escena es sobria, sucinta, dejando todo el peso de la misma en la interpretación de los actores, propuesta adecuada para un texto que carecería de sentido en un escenario con gran aparataje escenográfico. El espacio casi desnudo cobra sentido en una obra que, precisamente, desviste las palabras, las decodifica hasta su base elemental y, como tal, funciona la propuesta que nos lleva a una localización fuera del espacio y del tiempo, idónea para ser habitada por estos Vladimir y Estragón contemporáneos.


Los que hablan es una apuesta valiente y contundente, a contracorriente, por un tipo de teatro poco común en las carteleras de hoy en día, pero que supone una bocanada de aire fresco para los teatreros acérrimos, con unos intérpretes que están espectaculares, y un público que sigue llenando la sala dos años después de su estreno. Y ojalá por mucho tiempo.


LOS QUE HABLAN

Texto y dirección: Pablo Rosal Intérpretes: Malena Alterio & Luis Bermejo

Mirada plástica y vestuario: Almudena Bautista Producción artística: Ana Belén Santiago Fotografía: Laura Ortega Ayudante de producción: Lucía Rico Diseño de iluminación: Valentín Álvarez Técnica: Tony Sánchez

Una producción de TEATRO DEL BARRIO

TEATRO DEL BARRIO. MADRID


Visto del 07 de diciembre de 2022


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