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  • Foto del escritorNacho León

'Lorca, la correspondencia personal': Lorca en 360º


Lorca, la correspondencia personal

El legado de Lorca es inagotable. No solo por su obra, que aun siendo escasa debido a su asesinato a temprana edad, es fundamental en la historia del teatro y la literatura universal; también por su recuerdo, que ochenta años después de su muerte, sigue inspirando numerosos espectáculos sobre la vida y obra de uno de los mayores genios del teatro español. Y en el marco del Año Lorca que se celebra en 2019, la compañía Histrión Teatro recupera este montaje que estrenara en 2017, creado a partir de sus poemas y la correspondencia personal que mantuvo con familiares, amigos y otros personajes de la época.


El concepto de espectáculo es apasionante, pues nos da la oportunidad de conocer, no solo al Lorca poeta, dramaturgo, genio artista creador, sino también a la persona, con sus miedos, sus inquietudes, sus relaciones personales, y sus contradicciones. Es una visión del poeta granadino en trescientos sesenta grados, un acercamiento a su trayectoria vital honesto, tierno, alegre, y a veces crudo y desgarrador. Lorca, la correspondencia personal empieza con hechuras de teatro de otra época, con cierto aire pomposo y de ritmo denso; sin embargo a medida que avanza el montaje y comenzamos a transitar por la vida del autor granadino, la claridad se abre paso hasta el punto de acabar cautivándonos en el fondo y en las formas.


Hay sin embargo en el montaje, bastante sólido en todos sus ámbitos, un cierto regusto comercial en ciertos momentos, con la inclusión de algunas canciones fuera de época y estilo, o un buscado y quizás forzado efectismo en determinados momentos que, aunque no llegan a empañar un buen resultado final, sí alejan la puesta en escena de lo profundo, para rozar lo pretencioso en determinados detalles.


Las interpretaciones son sin duda el motor del montaje, con Gema Matarranz y Alejandro Vera realizando el trabajo titánico de encarnar, no solo a Lorca, sino a todos los personajes que aparecieron y le rodearon en vida, transitando de unos a otras con fluidez, solvencia, y una energía encomiable. Ambos intérpretes se turnan al representar al poeta granadino sin darnos un respiro y sin necesidad de transiciones, pero esto no solo no nos confunde, sino al contrario, nuestra perspectiva gana una gran paleta de matices que enriquece la historia y la visión de un personaje tan dual como es Federico García Lorca.


La escenografía es sencilla pero impactante, efectiva y resultona, acompañada por un espacio lumínico muy bien diseñado, que otorgan a la puesta en escena un empaque especial (precioso recurso el de la proyecciones en la espalda de los actores). En una propuesta donde el peso y el protagonismo es sin duda de las interpretaciones, el espacio escénico no solo acompaña, sino que suma, aporta, construye y da significado, siendo un elemento vivo de la escena, escueto pero cargado de simbolismo, que aporta poesía visual y belleza plástica durante toda la obra.


Lorca, efímero y eterno, a través de sus cartas y sus poemas. Lorca, desnudo en sus pensamientos, expuesto en su intimidad. Lorca en alta definición y sonido envolvente. Lorca sin artificios. Único.


LORCA, LA CORRESPONDENCIA PERSONAL

Autoría y dirección: Juan Carlos Rubio

Intérpretes: Gema Matarranz y Alejandro Vera

Espacio escénico: estudio deDos, Curt Allen Wilmer y Leticia Gañán

Construcción de escenografía y atrezzo: Álvaro Gómez Candela

Ayudantía de dirección: Luis Miguel Serrano Martín

Música original y espacio sonoro: Miguel Linares

Diseño de imagen y cartel: Sergio Parra

Diseño de iluminación: Juan Felipe Tomatierra

Sonido: Ángel Moreno Casado

Comunicación: Alexis Fernández

Vídeo: PabloMaBe

Fotografía de escena: Gerardo Sanz

Dirección de producción: Histrión Teatro

Producción ejecutiva: Nines Carrascal y Sonia Espinosa

Distribución: Escena Distribución Granada / Nines Carrascal

TEATRO LARA. MADRID


Visto el 28 de mayo de 2019


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