La familia perfecta. El trabajo perfecto. El salón perfecto, la cocina perfecta. La pareja perfecta. La decoración perfecta. El bebé perfecto. Las relaciones sexuales perfectas. La receta de cocina perfecta. La belleza perfecta. El relato perfecto. La sociedad perfecta. El mundo perfecto. Todos queremos (¿queremos?) y aspiramos a tener una vida ideal. Modélica. Sin fisuras. Impecable. Perfecta. ¿Perfecta? ¿Para quién?
El capitalismo desenfrenado que domina la sociedad occidental, se encarga de generar modelos de vida a los que aspirar, casi imposibles de alcanzar, provocando necesidades que nos llevan a un consumismo descontrolado y eufórico, que solo genera despilfarro, destrucción y desesperación. Lo importante es la apariencia y el acabado perfecto, barriendo bajo la alfombra los más oscuros abismos de nuestra existencia… que esperan para saltar a la palestra en cuanto la perfección se resquebraja.
En 1975 Václav Havel, que posteriormente sería presidente de Checoslovaquia y República Checa, escribe La inauguración, todo un alegato contra los males hacia los que nos lanza el capitalismo exacerbado. Y lo hace bajo un régimen todavía comunista, pero que ya vislumbraba su futuro próximo ligado a occidente. Es espeluznante ver cómo esta obra resulta de una pasmosa actualidad cincuenta años después. Y partiendo de esta pieza maravillosa, surrealista, ácida y aterradora, surge la magia de Coral Ros.
Coral Ros es una creadora que ya nos tiene acostumbrados a darle una vuelta de tuerca al trabajo textual. Parte de dramaturgias más o menos conocidas, para volcar en ellas su universo creativo, siempre al servicio de la historia original, pero enriqueciéndolas con su propio imaginario, arriesgando y estirando los límites de las convenciones. De esta forma, la directora barcelonesa nos presenta su mirada sobre La inauguración, dotando al montaje de un cariz especial y personal.
Con un diseño de espacio minimalista pero perfectamente integrado, a cargo de Jimena Álvarez, inserta al espectador en la historia y en la propia escena, haciéndonos partícipes del espectáculo, siendo unos invitados más a esta inauguración. La acertada apuesta estética monocromática genera un punto de extrañamiento desde el primer minuto, sacándonos del realismo que poco a poco se irá rompiendo cada vez más hasta dejar a la vista todas las miserias y contradicciones que los personajes llevan por dentro, en una progresiva deformación hacia lo grotesco, que resulta hilarante a la par que sorprendente, apoyados por un diseño de sonido, a cargo de Benigno Moreno, que golpea de forma incisiva jugando con el distanciamiento expresionista.
Con un gran sentido del ritmo, el espectáculo alterna momentos frenéticos con otros de pausa expresiva, con un cierto aire poético muy característico de su directora, aquí desde el surrealismo, a modo de puntos de fuga, que dan gran riqueza y contraste al desarrollo de la acción. Esta alternancia de ritmo se acelerará, hasta desembocar en un maravilloso final desbocado y delirante en el que todo se rompe de forma definitiva ante la atónita mirada del espectador y de Bedrich, personaje que asistirá anonadado a la caída a los infiernos de sus amigos, Vera y Michaël.
Es aquí donde vemos uno de los puntos fuertes de este montaje: el trabajo actoral. Nerea del Río y Jesús Rodríguez realizan un excelente trabajo, con un arco brutal en su evolución durante la obra, trabajando desde el histrionismo, y caminando poco a poco hacia la deformación, que funciona estupendamente por contraste con Daniel Ferrándiz, en el mismo código, pero desde la contención y el pasmo. Resulta muy divertido para el espectador ver las reacciones de este último, que funciona como enlace con el público, ante los extremos a los que llegan los otros dos personajes, funcionando los tres como un triángulo equilibrado y compensado, un equipo sólido y bien trabajado.
Es siempre un gran placer ver el trabajo de creadoras como Coral Ros. Creadoras emergentes, pero con trayectoria, con un lenguaje propio, una apuesta decidida por los lenguajes alternativos dentro del teatro de texto, y que siempre sorprende en sus puestas en escena.
LA INAUGURACION
Autoría: Václav Havel
Dirección: Coral Ros
Ayudante de Dirección: José Luis Lozano
Interpretación: Nerea del Río, Daniel Ferrándiz y Jesús Rodríguez
Espacio escénico: Jimena Álvarez
Diseño de iluminación: Ana Ferrero
Diseño de sonido: Benigno Moreno
SALA BULULÚ. MADRID