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'La extinta poética': Ofelia, presente en todos


La extinta poética

"La adicción no negocia y poco a poco se extiende dentro de ti como la niebla" (Eric Clapton).

Novia de blanco. Eterna expectativa. Flores de plástico deshidratado y muerto. Nada. Nada. Nada. Nada. El tiempo no es significante cuando estás esperando lo que te han dicho que tienes que esperar. Nada. Nada. Nada. Nada. Es lo que debes hacer. Casarte. Tener hijos. Procrear. Casarte. Tener hijos. Procrear. Esperar. Nada. Nada. Nada. Nada. El príncipe se comprometió con ella antes de saber incluso quién era… “Lo peor del dolor es saber que estas sola”. Espera. ¿Qué escuchas? Nada. Nada. Nada. Nada. “Pasamos la vida soñando cosas que no somos capaces de hacer”. Nada. Nada. Prescripciones para adicciones atormentadas por dolores contrapuestos que quitan lo que ponen para poner lo que quitan. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. No escucho nada. No escucho. Nada. Nada…

“Mi familia un cuento sin historia”.

Así comienza el viaje de LA EXTINTA POÉTICA.


Una madre perdida a la que el “el asco le alcanzó hasta las raíces” y que sobrevive vomitando a escondidas… “eso siempre alivia”. Vomitar, escupir… “habría que beber lejía en esta casa”. Lejía que limpia, que destiñe el espejo que tiene delante distorsionando la imagen de su vida, haciéndola más pura, blanqueando sus recuerdos, creando la ilusión de que tiene los colores perfectos para pintarlos de nuevo.

Un padre del que se espera que solucione, que coja la situación y la ubique en el sitio adecuado, pero no sabe… a él nadie le enseñó tampoco como gestionarlo “¿no ves que ahí molesta?”… cambiando de lugar el problema. Tranquilo, la sociedad te ofrece a cambio el fútbol para desahogarte. Tranquilo, la sociedad te ha legalizado el alcohol para desahogarte. “Tranquila hija solo se retrasa tres horas, aquí esta tu familia”.

Una hermana mayor “combatiendo la vida con pastillas”, con pastillas caducadas, placebo en forma de traje de novia. Vientre gestante de costumbre. Felicidad volcada en la aceptación. Infelicidad volcada en el rechazo. Nunca nos enseñaron como baila el fracaso.

Ella, nota distorsionante. Ella, centro y margen. Ella, bocanada de tiempo. Ella, momento presente del silencio. Ella, aullido desesperado. Ella, poesía sigilosa que nadie quiere escuchar. Ella, fotografía viva del insensible cadáver de nuestro mundo.

La sociedad, conjunto de seres humanos con “leyes morales” no escritas, tatuadas en el hipocampo a base de movimientos de zapping con la mano derecha o la izquierda. ¡Si no es económicamente útil no es válido!. Soluciones rápidas que no permitan mover los labios para pronunciar “pérdida de tiempo”. Sábanas de flores engalanando vidas grises. Gimnasios caseros, dobladillos de pantalones y pastillas de adelgazar.…

LaLaLa… I just can’t get you out of my head… Stay forever and ever… lalala… bandas sonoras idénticas… “A este paso va a vivir toda la vida”…


La extinta poética

Poesía

“Cuerpos inmóviles en el agua muerta”. Ingrid Magrinyà

“Heredará una conciencia corrompida”. Carmen Barrantes

“Nos da miedo cuando la felicidad esta cerca”. Rafael Ponce

“Las lágrimas se quitan a fuerza de años, se secan”. Laura Gómez-Lacueva

Ingrid Magrinyà. Ofelia. Laura Gómez-Lacueva. Ofelia. Carmen Barrantes. Ofelia. Rafael Ponce. Ofelia.

Ofelia, presente en todos y cada uno de los personajes durante la integridad de la obra.

La prometida, romántica y ahogada en los dogmas de la sociedad.

La muerta en vida que desvaría a ritmo de los golpes que marcan las pastillas.

El sumergido e hipnotizado con una queja constante tras la desvanecida sonrisa.

La vagabunda que pide ser vista bajo el manto floreado de la incapacidad.

Ofelia esta dentro de cada uno de nosotros, machacándonos con la idea de buscar una felicidad fingida mediante aspiraciones a una vida “perfecta”. Ofelia nos ahoga y nos prohibe escuchar nuestros instintos, convirtiéndonos en seres solitarios que verbalizan de forma imaginaria sus deseos. Ofelia nos castiga con el yugo moral impuesto que imposibilita nuestras aspiraciones personales y delimita nuestro grito de honestidad.

¡Cuidado porque ser mortales no esta bien visto!

Me levanto de mi butaca, me levanto y no solo aplaudo con mis manos. Es maravilloso ver obras con esta belleza interpretativa, con esta calidad en la dirección y este humor tan dramáticamente doloroso en la dramaturgia. Gracias y enhorabuena. Teatro de calidad. Teatro necesario. Teatro. TEATRO con mayúsculas.

LA EXTINTA POÉTICA

Autor: Eusebio Calonge

Dirección: Paco de La Zaranda

Intérpretes: Carmen Barrantes, Laura Gómez-Lacueva, Ingrid Magrinyà y Rafael Ponce

Espacio escénico: Paco de La Zaranda

Diseño de iluminación: Eusebio Calonge

Coordinación técnica: Carlos Samaniego

Producción técnica: Hernán Romero

Espacio sonoro: Torsten Weber

Fotografía: Bruno Rascaõ

Diseño de publicidad: Víctor Iglesias

Producción ejecutiva: Kike Gómez

Distribución: Padam Producciones

TEATRO ESPAÑOL. MADRID


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