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  • Foto del escritorNacho León

'El niño adefesio': lo deforme y lo sublime


El niño adefesio

La Tarara Teatro no es una compañía cualquiera. Pese a su corta, aunque fructífera trayectoria, debido a la aún juventud de sus integrantes, acumulan varios premios en festivales internacionales. En tiempos en los que el teatro alternativo tiende a ahogarse en el borde de sus fronteras locales, cada vez más estrechas, que una compañía sevillana triunfe en festivales tanto en Méjico como en Polonia entre otros, no es moco de pavo. Y su éxito no es gratuito. Está fundamentado en un trabajo serio, rico, en apuestas contundentes y conceptos teatrales sorprendentes. En el esfuerzo, el talento, y un estilo inconfundible que hace que cualquier montaje de la compañía tenga su sello artístico irrepetible.


En El niño adefesio podemos ver varios de los rasgos distintivos de la compañía. La idea de lo grotesco tanto en personajes como en la temática, la fealdad, el universo pop, la violencia desmesurada, el trabajo corporal desde lo histriónico y lo deforme, son señas de identidad en la obra de Marie Delgado como directora y dramaturga. Y sin duda alguna, el humor. Un humor negro, a veces incómodo, a veces sutil, a veces desternillante, a veces descarado, que ya parte de una buena premisa como es el uso del inglés macarrónico salpicado de perlas en andaluz, que hacen de cada frase un posible giro cómico imprevisible. El humor impregna cada minuto del montaje, hasta el punto de que el espectador se acaba sorprendiendo a sí mismo riéndose de auténticas barbaridades que en su vida diaria le horrorizarían.


Además, El niño adefesio, una vez entras en su código y su universo brutal, rezuma verdad. La deformidad física, el trabajo corporal de los intérpretes, y su juego constante con el lenguaje, no les restan un ápice de verosimilitud, gracias al enorme esfuerzo actoral del elenco. Iván Fernández, Luis Carlos Agudo y la propia Marie Delgado, muestran todo su poderío escénico en la propuesta, con un enorme despliegue de recursos, en la que cantan, bailan, juegan, se golpean, se embadurnan, se revuelcan, corren, gritan… Se dejan la piel en escena, con grandes dosis de vis cómica, control corporal, y a su vez capacidad para enternecer al espectador, provocando en él sentimientos encontrados, entre el amor y el asco, el odio y la ternura, el desprecio y la comprensión.


Y no se queda atrás la labor de Jose W Paredes, tanto en el diseño de espacio escénico como en la iluminación. Con unos pocos elementos, es capaz de recrear un espacio recargado, asfixiante, opresivo, apoyado por un diseño de iluminación potente, apostando por luces planas, duras, que aportan una crudeza acorde con la violencia de la escena, que realza y potencia la dramaturgia y la puesta en escena, siendo un elemento vivo en constante evolución y diálogo con los personajes.


Que una compañía tan joven tenga un sello tan inconfundible y un lenguaje propio, resulta de un valor incalculable. En tiempos en los que asistimos en los teatros, tanto en salas grandes como en pequeñas, a montajes concebidos con libro de instrucciones, en los que el riesgo y la ruptura de los moldes establecidos no son solo una excepción, sino una aguja en un pajar, el trabajo de compañías como La Tarara es un gusto para los sentidos, un estímulo para el ojo crítico teatral, y un disfrute para teatreros y no teatreros. Solo nos queda preguntarnos por qué este tipo de apuestas artísticas no llega a los grandes escenarios nacionales. Quizás no lo necesiten. O quizás no se les dé la oportunidad, mientras otros creadores tienen barra libre en los teatros públicos. La renovación escénica patria está por venir. Y viene golpeando fuerte.


EL NIÑO ADEFESIO Texto y dirección: Marie Delgado

Asistente de Dirección, Espacio Escénico e Iluminación: Jose W Paredes Arte y Gráficos – AleAlejandro de Laboratorio Noa Noa

Reparto: Luis Carlos Agudo, Marie Delgado, Iván Fernández

NAVE 73. MADRID


Visto el 27 de febrero de 2021.




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