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Foto del escritorCoral Ros

'El muerto disimulado': Ser mujer y escribir en tiempos de Lope para quedarte en un cajón hasta 2021

Se puede no estar acostumbrado al Teatro Barroco. Se puede haber visto muy poco teatro del género de los grandes clásicos españoles por la dificultad de sincronizar oído y cerebro a eso del verso. Pero dicho esto, qué maravilla romper con los dichosos prejuicios del "ay no, qué pereza". Y es que este verano en el classicOFF 2021 de Nave 73, El muerto disimulado, una obra barroca escrita por una dramaturga del s. XVII llamada Ângela de Azevedo, fue suficiente para querer verla. Lo primero que se piensa: ¿una autora del Siglo de Oro? ¿Las hay? Perdón por la ignorancia pero la popularidad de la que goza Lope no es la misma ni de lejos. Si se rasca un poco, sólo se conservan diez textos de autoras del barroco.


Pues Teatro a bocajarro lo ha puesto sobre la mesa: sí, El muerto disimulado, siendo una de las diez obras que se conservan de dramaturgas del barroco, ¡aún no se había estrenado en España hasta ahora! Bueno, bueno, bueno... Lo que podría continuar como un reproche, mira, no lo va a ser. Porque es todo un golpe de suerte para el espectador que un texto inédito de estas características haya caído en las manos atentas de una joven compañía que sabe lo que se hace escénicamente hablando. Y es que el trabajo de Laura Garmo y Nacho León en la dirección de este proyecto fresco e inteligente consigue mantener las raíces de aquel teatro de la fiesta barroca apoyándose en la música y las canciones en directo con el gusto exquisito de la dirección musical y diseño de sonido de Benigno Moreno que te engancha rápidamente por el oído desde el comienzo de la obra para no dejarte ir. Por otro lado, las dinámicas del movimiento escénico, tan solo utilizando tres módulos alargados como herramienta escenográfica diseñados por Nuria Jiménez (a veces a modo de bancos, a veces de puerta, recreando distintos escenarios) junto a los cuerpos expresivos de los actores, recuperan la esencia simbólica del teatro de manera simple, sin mayor artificio tecnológico que el diseño de luz de Pilar Valdelvira que acompaña la puesta en escena embelleciendo y ensalzando momentos puntuales que refuerzan el sentido dramático. También, las continuas rupturas de la cuarta pared que la autora refleja ya en el texto, encajan muy acertadamente como puente con nuestra contemporaneidad. Como si de un portal que conectara pasado y presente se tratara, consigue exponer la constante problemática de la desigualdad de géneros, evidenciando que cuatrocientos años después de haberse escrito la obra, aún estamos como estamos.

Montse Simón, María Herrero, Víctor Antona, Lidia Guillem, Manuel de la Flor y Rodrigo Casillas forman un muy buen equipo de elenco, cómplice ya desde que los vemos calentar mientras el público va ocupando sus butacas. Actores y actrices que portan con gran talento la energía diligente para conseguir evocar la intimidad que la escena requiere a momentos o alcanzar las risas del espectador en otras ocasiones, cuando la comedia lo pide siguiendo la construcción del ritmo del espectáculo que Garmo y León manejan a las mil maravillas.


Antes de acabar, no quiero dejar de decir que da gusto el cuidado del detalle estético en su conjunto. Desde la escenografía conceptual, los trajes de los actores (también diseñados por Nuria Jiménez), los instrumentos musicales, las luces, la música y el sonido y la misma puesta en escena consigue en su totalidad, hacer de este texto escrito en el siglo diecisiete, un teatro cercano y contemporáneo. El resultado es una invitación a oír con placer a los clásicos, rectifico, a oír a esta dramaturga clásica, Ângela Azevedo, que Nacho León y Laura Garmo dan voz como si ellos mismos fueran los músicos haciendo sonar de manera magistral todos los instrumentos escénicos para conseguir una verdadera fiesta barroca que seguro a Acevedo la haría vibrar de emoción si pudiera ver su obra en escena. Y quedaos con este nombre, Teatro a bocajarro porque tiene todos los ingredientes necesarios para convertirse en el teatro barroco contemporáneo que está por venir.


EL MUERTO DISIMULADO.

Adaptación dramatúrgica: Laura Garmo y Nacho León

Dirección: Laura Garmo y Nacho León

Producción: Teatro a bocajarro

Iluminación: Pilar Valdelvira

Vestuario y Escenografía: Nuria Jiménez

Dirección musical y Diseño de sonido: Benigno Moreno

Asesor verso: Nacho León

Arreglos vocales: María Herrero

Reparto: Montse Simón, María Herrero, Víctor Antona, Lidia Guillem, Manuel de la Flor y Rodrigo Casillas.

NAVE 73. MADRID


Visto el 28 de julio de 2021


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