Leo la sinopsis, una obra que reflexiona sobre los cuidados, un temazo y qué poco se habla de él en el teatro. En el patio de butacas la mayoría mujeres… ¿Por qué será?
Históricamente se ha apelado a una característica femenina supuestamente natural para devaluar este tipo de trabajos, y que socialmente se ha entendido como una función intrínsecamente femenina, pero ¡cuidado! no es verdad. Es una construcción cultural del patriarcado que beneficia en primera instancia al capitalismo y por supuesto a la mayoría de los hombres que se libran de este tipo de trabajos bajo el lema “a ella se le da mejor”. A las niñas se las ha enseñado a cuidar y a los niños a tener éxito, a los niños se les ha preparado para ocupar el espacio público y a las niñas el privado. Las mujeres se han quedado sin alternativa y una cantidad ingente de trabajo carga sobre sus espaldas. Trabajo no remunerado, no reconocido pero necesario para que todo funcione con un poco de humanidad. Y esta, la lucha por los cuidados, es una de las batallas fundamentales del feminismo actual, así que, ¡cuidado! que no nos engañen… la igualdad está todavía muy lejos y hay que seguir luchando…
“Tengo 60 años y llevo toda la vida cuidando, a mis hermanos, después a mi marido, a mis hijos, a mis suegros, a mis padres… No he tenido elección…”
La obra se compone de dos partes, una más discursiva en la que a través de vídeo se pregunta a varias mujeres qué son para ellas los cuidados y nos cuentan sus experiencias personales sobre el tema, mujeres en las que no podemos dejar de ver reflejadas a las mujeres de nuestra vida. Y una segunda parte más asociativa en la que hay un trabajo físico exigente, que las dos intérpretes María Prendes y Sara Janssen realizan eficazmente, en la que se muestra a las mujeres como autómatas de las acciones cotidianas: limpiar, planchar, hacer la comida, mujeres que han perdido su identidad, mujeres de miradas vacías, convertidas en meros robots de cocina y en esas acciones por momentos vemos su asfixia, su agonía, su velada rebeldía… que no transciende más allá del espacio doméstico. Y cuando ya no podemos más y nos sentimos desfallecer, ahí está otra mujer para sujetarnos, escucharnos, acogernos, amarnos…
Y hacia el final, algo de esperanza, la naturaleza se cuela por las grietas y vemos a unas mujeres que se empiezan a conectar con ellas mismas, a través de sus cuerpos recuperando de alguna forma aquello que la sociedad les ha arrebatado.
Un espectáculo físico y visual en el que las luces de Elvira García e Irene Carballo acompañan la dramaturgia y dotan de gran belleza las imágenes que se crean en escena.
Muy interesante también el espacio escénico creado por Rosa Chicle que con pocos elementos nos traslada al espacio privado en el que la naturaleza irrumpe como salvadora.
María Reina dirige este espectáculo reconociendo a esas mujeres que han posibilitado la vida para los que están a su alrededor. Mujeres, madres, hermanas, hijas, esposas que no han hecho otra cosa en la vida que cuidar… mujeres que por cuidar han sacrificado sueños, ilusiones, sus vidas, al fin y al cabo, por hacer más fáciles las de los demás, mujeres coraje que nos sostienen, pero ¡cuidado! debemos estar muy alerta y no dejar que en ese cuidar a unos y a otros nos olvidemos de nosotras mismas.
Visto el 27 de septiembre de 2021.
DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN ESCÉNICA: María Reina
INTÉRPRETES: María Prendes y Sara Janssen
ESCENOGRAFÍA Y VESTUARIO: Rosa Chicle
DISEÑO ILUMINACIÓN: Elvira García e Irene Carballo
ESPACIO SONORO: María Reina
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