Los números primos son números que solo pueden dividirse por la unidad y por sí mismos. Como por ejemplo, el 17. O el 23. Entre los mil primeros números, solo 168 son primos. Esto confiere un aura especial a este tipo de cifras. Son únicas y en cierto modo enigmáticas, y es por ello que han influido en numerosos artistas de diversas disciplinas y en sus creaciones. 83. 151. 269. También 337. 337 es un número primo, y es además el número de kilómetros que separan la ciudad de León de la de Madrid. Un dato aparentemente irrelevante para la mayoría de las personas… pero no para Tonín. Tonín, es un niño madrileño de nueve años diagnosticado con Síndrome de Asperger, apasionado de la astronomía, experto en números primos, y cuyo padre se mudó a León hace años, convirtiéndolo en un perfecto desconocido.
337 km es la historia de Tonín. De cómo se refugia en su pasión para superar el trago de verse obligado a convivir dos semanas con un padre al que apenas conoce, y los intentos de este por conectar y recuperar a su hijo. El texto de Manuel Benito destila ternura y sensibilidad para tratar con humor un tema delicado, desde una perspectiva alegre y desenfadada, vitalista y para todos los públicos. A través de numerosos personajes alrededor de la vida de Tonín, tanto reales como imaginarios, descubrimos las inquietudes, las esperanzas, las tristezas y alegrías de un niño con Asperger, y las dificultades y particularidades con las que se topan sus familiares y allegados en el trabajo del día a día para que una persona con dicho síndrome pueda llegar a tener una vida normal y plena.
Bajo la efectiva dirección de Julio Provencio, la propuesta potencia la parte didáctica, pues es un montaje en cuyo espíritu está el tratar el tema del Asperger con adolescentes, pero también la parte emocional, con una puesta en escena sencilla, limpia, pero con ritmo, ágil, equilibrada y cuidada en forma y fondo. Dando espacio a la fantasía (que ya está en el texto de Manuel Benito), el montaje es claro, sin dobleces, con una sucesión de escenas donde la emoción, la palabra y los silencios tienen todo el protagonismo. Con un diseño de espacio escénico sobrio aunque detallista, el conjunto es resultón, con detalles como los planetas en el mobiliario que otorgan momentos de belleza plástica a la propuesta, generando una ambientación íntima y cálida, marco perfecto para el desarrollo de la historia.
Las interpretaciones, una vez entrados en el código, resultan verosímiles y emotivas. La ductilidad de Lidia Navarro y Clemente García para pasar de los padres a los abuelos, desde la sencillez, pero con fuerza, y el minucioso trabajo corporal, gestual, vocal y emocional de Néstor Goenaga en el papel de Tonín, conforman un paisaje interpretativo compensado, un elenco que rema como un equipo en la misma dirección, y que consiguen emocionar al espectador, empatizando con cada uno de los personajes que pueblan 337 km.
El día que asistí a la función, el teatro estaba poblado de adolescentes. Madres, padres e hijos. Familias enteras que disfrutaron, como el resto de espectadores, de una función accesible pero con contenido, que pone en escena una realidad como es el Asperger, de forma conmovedora, limpia y con sentido del humor. Ver a jóvenes y niños aplaudiendo emocionados de pie al final de la función, es algo que no se ve todos los días. Y es un auténtico regalo.
337 km
Dramaturgia: Manuel Benito
Dirección: Julio Provencio
Reparto: Néstor Goenaga, Alicia González/Lidia Navarro y Clemente García
Iluminación: Juanan Morales
Espacio sonoro y musical: Julio Provencio
Escenografía y vestuario: Yeray González Ropero
Diseño gráfico: Jacobo Muñoz
Comunicación: Manuel Benito
Fotografía y vídeo: Susana Martín
Producción ejecutiva: Julio Provencio y Manuel Benito
Ayte. Dirección: Manuel Benito
Producción: La Belloch Teatro
Agradecimientos: María Sánchez de la Cruz, Teatro del Soto de Móstoles, Teatro Guindalera, David Benito y Victoria Dal Vera
TEATRO QUIQUE SAN FRANCISCO
Visto el 19 de febrero de 2022
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