El dramaturgo Juan García Larrondo nos vuelve a cautivar con otra protagonista perdedora, desesperada y “desahuciada” que tanto caracteriza a su obra teatral -véase Mariquita, Selene Sherry-.
Gloria vive sola en un viejo chalet familiar junto al mar, donde se acumulan recuerdos, medicamentos, libros, magdalenas caseras, una radio emitiendo música de ayer, naftalina, un móvil apagado, las cenizas de su padre… Gloria, intentando superar su pasado, ha decidido vivir aislada y ajena a todo y a todos. Pero le va a resultar complicado, todos esperan algo de Gloria: su hermana, el nuevo inquilino, la esposa de un constructor… dispuestos a que la bendita gloria que ha elegido para sí se convierta en un maldito infierno. O al contrario.
Ya introducidos mediante monólogos en el mundo de Gloria, trama “de la mano” y voz -¡y qué voz!- de la magnífica actriz Charo Sabio, comenzarán a transitar por el escenario, su hogar, distintos personajes en tiempo real, otras veces mediante analepsis, produciéndose increíbles giros argumentales y anagnórisis que Larrondo maneja con elegante verosimilitud. Deslealtad, desamor, decepción, injusticia, infidelidad, corrupción, enajenación, promiscuidad y tantos y tantos temas que el escritor "dispara" siempre con una desfachatez, repito, elegantísima.
Las interpretaciones de los actores secundarios son cuidadosamente naturales, realistas, contundentes y sutiles. Cada personaje está perfectamente perfilado. Y eso se debe, sin duda, a la experta dirección de Pepe Bablé. Sin embargo, y es una preferencia personal, las interpretaciones se mantienen en una tensión muy alta, perdiéndose infinitos y posibles matices. Pero es una decisión de dirección que, sin duda, gustó mucho al público asistente.
Susana Rosado dio la réplica correcta, casi perfecta, en el difícil papel de hermana mala, aunque se percibió cierto nerviosismo en su interpretación. Carmen Reiné posee una capacidad de interpretación notable, especialmente en su expresión física. Jay García interpreta con mucha verdad, pero me faltó un punto más canalla en su personaje, quizás por decisión de dirección.
La escenografía, la casa de Gloria, es aparentemente representativa, funcional. Pero a lo largo de la obra los objetos comenzarán a tomar protagonismo y significado de manera inteligentemente planeada desde dirección. La iluminada jaula de pájaros que presta su imagen al cartel de la obra no: permanecerá siempre a un lado del proscenio, silente -interprete cada espectador su presencia-.
Me comentaron días después que hubo problemas de iluminación y sonido el día del reestreno. Puede que volviendo a asistir a la representación cambie mi opinión, pero eché de menos que se potenciaran algunas escenas secundarias mediante otra propuesta de iluminación y sonido -especialmente los flash backs-. La radio que escucha Gloria varias veces, cuyo sonido es “natural”, también se podría utilizar a mayor volumen para sumergir al espectador en la nostalgia que siente la protagonista al escucharlas. O el encuentro de dos amantes que queda "en la sombra", pudiéndose potenciar con más luz y sonido. Pero son decisiones de dirección.
Un montaje honesto, trabajado con mucho cariño, que seguramente ganará rodando por muchos escenarios.
BENDITA GLORIA
Autor: Juan García Larrondo
Compañía Albanta Teatro
Propuesta escénica y dirección: Pepe Bablé
Intérpretes: Jay García, Susana Rosado, Carmen Reiné y Charo Sabio
Luminotecnia: Pepe Bablé y Luis Jiménez
Fotografías: Víctor Iglesias y Manuel Fernández Fedriani
Vídeo: Javi de Lara
SALA CENTRAL LECHERA. CÁDIZ
Visto 29 de marzo de 2019