"De nada me ha servido fastidiarme media vida”, dice Laura la hermana mayor.
“Me he pasado la vida siendo una maleta”, dice Ana la hermana menor.
Y es que, de alguna manera, Hay que deshacer la casa de Sebastian Junyent -esa obra mítica y ya clásica, nacida en la, para bien y para mal, legendaria Transición- pongamos que habla, sobre y todo, de la historia de dos niñas que ya no quieren ser princesas y, para ello, como en un cuento de hadas, deberán cumplir dos terribles y necesarios ritos de paso: matar al padre y conseguir que su pasado se vuelva ajeno.
“Hay que deshacer la casa” cuenta su historia. La historia de Laura y Ana.
Y serán Imán Velasco y Charo Gabella quienes dejen sus identidades en el vestíbulo para desaparecer dentro de las hermanas y dotarlas de vida mientras comparten la noche más oscura, mientras comparten el recuento de sus vidas, mientras deshacen la casa, los recuerdos, las vivencias de su madre fallecida.
Entre brotes de ira, rencores abruptos, sonrisas inesperadas, sentimientos en carne viva, Imán Velasco y Charo Gabella componen un vals conmovedor. Velasco será la hermana que hace de tripas corazón para guardar la compostura, para no mirar hacia delante; Gabella será la hermana que huye hacia delante, que descompone la figura, que hace del corazón tripas para no volver la vista atrás.
Ambos personajes, desubicados y expectantes, desolados y desarmados, bailan por el escenario siguiendo los pas de deux –rompimiento de cuarta pared, canciones, fisicidad, iluminación narrativa, disfraces…- trazados con inteligencia por Pape Pérez para que sus bailarinas deslumbren a los conmovidos espectadores mientras planean el imposible asesinato del padre, hacen las (im)posibles paces con su pasado, cuadran cuentas, depuran saldos y cuadran un (im)posible balance que les permita afrontarse mientras transcurre esta ejemplar y modélica versión de todo un, ya se ha dicho, clásico.
HAY QUE DESHACER LA CASA
Autor: Sebastián Junyent
Director: Pape Pérez
Intérpretes: Imán Velasco y Charo Gabella
TEATRO LARA. MADRID