Tan solo una silla, una ejemplar iluminación, un puñado de standards tocados en vivo y al tenor le hacen falta a Manuel Galiana para armar “Clara sin burla” una reflexiva y brillante parábola de Elena Belmonte sobre la necesidad de la necesidad de un interlocutor que apruebe y respalde nuestras ficciones, sobre la necesidad, en suma, del teatro.
Al comenzar la obra, poco sabemos de Clara salvo que es una mujer que vive de ser alquilada. Clara será madre, amante, compañera según decida quien pague su precio. La obra, gradual y firmemente seguirá su periplo por sus clientes cada uno de ellos, además, estación de ida y rito de paso en el camino de Clara hasta, quizás, su estación de vuelta.
Así, José A. Duque recibirá a Blanca como Leonardo, un hombre soberbio y egocéntrico que pide, como un capricho, una mujer que le desafié harto de la sumisión de su legítima esposa. Susana Sanz dará el primero de sus cuatro prodigiosos recitales interpretativos encarnando a una mujer pasiva/agresiva que despliega una venganza a través de sus ficticia y calculada sumisión que llevan al desquicio y al arrodillamiento a su empleador para dar paso a un duelo con Pilar Ávila quien, emotiva, conmovedora y contenida ejecutará un brillante monólogo: la carta de una hija a su madre muerta. Ni Belmonte, ni Galiana conceden ni un centímetro al sentimentalismo, ni a la cursilería, consiguiendo que en cada espectador nazca el nudo en la garganta que hacer temblar la voz de Pilar. Sobria, silente, encorvada, Susana Sanz dará con su mirada intensa todas las réplicas y motivación necesarias en una deslumbrante interpretación.
Tanto como la que brinda –como la profesional desconcertada- en su siguiente encuentro con un violento infantiloide, un arriesgado personaje al que Óscar Olmeda sabe entender en toda su tortuosa y agresiva inocencia.
Será en el duelo final frente Pedro Fajardo -que encarna un triunfador, irónico y condescendiente– cuando Blanca / Susana despliegue, fiera y desafiante, su dureza y vulnerabilidad, su agresividad y valentía, su “maldito afán de teatro” de teatro para ser ella misma, para marcar su territorio para arrancarse de la nada.
Esta función es de ahora y es de siempre. Teatro firme, natural y emotivo. Teatro, engañosamente fácil, teatro que hace invisible de su carpintería, teatro que enseña sus cartas sobre la mesa: texto sincero e interpretación sin trampas, puesta en escena eficaz y la mano de maestra de una dirección tan firme como (voluntariamente) desapercibida gobernándolo todo. Como no podía ser de otra forma.
CLARA SIN BURLA
Autora: Elena Belmonte Dirección: Manuel Galiana Intérpretes: Susana Sanz, José A. Duque, Pilar Ávila, Óscar Olmeda y Pedro Fajardo
Compañía: Martes teatro
TEATRO LARA. MADRID