¿Como se ve a Hamlet desde las bambalinas?
¿Cómo es la vida vista por un testigo irrelevante pero privilegiado?
Si, por las razones que fuera, estuvieras invitado al castillo de Elsinor…
¿Qué pensarías, cÓmo interpretarías, quÉ entenderías de todo aquello que ves?
Tengo para mí que Ernesto Caballero se ha planteado éstas (y otras) preguntas a la hora de sentarse a escribir su compleja (y engañosamente sencilla) versión de Hamlet que ha titulado Matrioskas, que parte de precedentes tan ilustres como Rosencratz y Guilderstern están muertos de Tom Stoppard en cuanto a su afán metaliterario y tan legendarios como Ser o no ser (película de un tal Ernst Lubitsch) en cuanto a su propósito de narrar en el presente las peripecias de una compañía de cómicos shakesperianos. Pero va más allá. Mucho más allá.
Así, el presente de este Hamlet sucede en una villa marbellí de la mafia rusa donde clanes rivales se disputan la supremacía de su reino y donde es invitada una troupe de cómicas aquejadas de precariedad y supervivencia, de oficio y arte, de perplejidad y humanidad.
Nanda Abella, Sandra Gade, Noemí Martínez, Cristina Palomo y Maribel Vitar, todas para una y una para todas encarnan, como una hidra de cinco cabezas, perfectamente sincronizadas y orientadas, a que brille este espléndido texto en un concierto al que Karina Garantivá pone orden asegurándose de que este bolo killer tan screwball (porque esta comedia, es, también, muy física) como meditabunda llegue intacta, entusiasmada y resplandeciente a los ojos del espectador invocando al espíritu del mismísimo Tío Will que, a buen seguro, habrá quedado más que encantado.
A fe mía.
MATRIOSKAS
Autor: Ernesto Caballero Dirección: Karina Garantivá Intérpretes: Nanda Abella, Sandra Gade, Noemí Martínez, Cristina Palomo y Maribel Vitar
Producción: Primas de riesgo
TEATROS LUCHANA. MADRID