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¿El sistema decide?



En El experimento o el problema de la zapatería cinco personas de muy distintos perfiles participarán en un concurso controlado por El sistema, en el que tendrán que resolver El problema de la zapatería para ganar una cuantiosa cifra de dinero. El sistema explicará a los concursantes y al público cómo funciona el concurso, presentará “el problema” a todos y se reservará el derecho a decidir nuevos retos, cambios y condiciones para que la prueba se resuelva debida… o indebidamente… A partir de entonces puede pasar cualquier cosa…

Los cinco concursantes y El sistema están representados por seis actores que se renuevan en cada función para que la idea de absoluta improvisación continúe funcionando. El hecho es que excepto El sistema (en este caso interpretado por Coral Igualador, en otros por algún actor que ya ha pasado por El experimento y conoce el funcionamiento) no han recibido ningún texto, de manera que deberán crear sus personajes en las distintas situaciones que entre ellos mismos provocan.

Te preguntarás, ¿y cómo? Me responde Coral tras la función que tan solo reciben una ficha con características de su personaje. No desvelo nada; tan solo lo anoto para que imaginéis el esfuerzo interpretativo que deben realizar los actores. La propuesta va doblemente más allá de la improvisación usual; los actores dependerán de sus propios recursos actorales frente al de los otros pues la historia se improvisa entre todos para superar “el experimento”, como propuesta interpretativa entre ellos y como propuesta teatral frente al público, rizando el rizo del metateatro.

En El experimento al que tuve la suerte de asistir participaban Coral Igualador interpretando a El sistema y Yeyo Bayeyo, Elena Gracia, Jennifer Rubio, Luis Muñoz y Rodrigo Villagrán como concursantes.


El experimento o el problema de la zapatería

Desvelaré a los personajes que crearon porque no se volverán a repetir. Cada función es única y distinta. Si repites o los actores repiten, verás una nueva obra y nuevos personajes. Presentado “el problema”, los concursantes deben decidir, negociar, discutir, debatir, defender el resultado de El problema de la zapatería, lógicamente mostrando al público su personalidad mediante la creación improvisada de sus personajes.

En este caso, aunque Coral me negaba después que El sistema sea malo, como le comenté, sino “neutro”, su personaje se encargó, vale digamos neutralmente, de molestar, interpelar, corregir y manipular, al principio de una manera divertidísima, al final de una manera cruel, a los cinco intérpretes y al público con un humor negrísimo que provocó hasta que los actores y el público tomáramos decisiones política y moralmente incorrectas… Insisto, no desvelo nada porque cada función es diferente.

Los cinco actores estuvieron espectaculares, siendo consciente de la dificultad de no disponer de texto. Los otros cuatro actores entenderán… a Jennifer Rubio se la "tragó" literalmente su personaje, una joven new age con aires de Frida Kahlo, y consiguió generosamente como compañera que el resto de actores comenzaran a hacer aparecer, definir y permitir fluir sus personajes (o así lo sentí); Yeyo Bayeyo como un joven vasco campechano que comienza a gustarle; Elena Gracia como una insegura, masculina y agresiva taxista que se molesta; Luis Muñoz como un frio y repelente doctor que la desprecia y Rodrigo Villagrán como un educado y apocado sudamericano que la respeta…

La escenografía es la justa y necesaria; mesa y cinco sillas bien iluminadas, algunos objetos más o menos relevantes, vestuario realista y música adecuada, de esas que marcan el transcurso, concurso, del tiempo. Los movimientos escénicos, improvisados también, excepto cuando los “marca” El sistema al interrogar a los concursantes, acertadísimos por parte de los actores.


El experimento o el problema de la zapatería

Se sucedieron distintas escenas, algunas de necesaria continuidad pero otras realmente brillantes: cómicas, tensas, trágicas, patéticas... Los actores pasaron fácilmente por distintos registros. Y un final inesperado, duro y sorprendente perfectamente encajado en el hilo narrativo que se improvisó.

Guardo para mi archivo de “momentos inolvidables” en Teatro cuando apareció un arma en escena y el trasunto de Frida Kahlo soltó: “¡Revolución!”. De no parar de reir. Luego pregunté si estaba en el guion y me confirmaron que no. Una simple anécdota para transmitiros la originalidad, creatividad y genialidad del proyecto, la directora y los intérpretes.

Las posibilidades son infinitas y mi fascinación porque en cada función sucederán cosas que ni la propia Coral Igualador imagina, me hacen pensar que me encantaría ver todas y cada una de las funciones.

Ojalá tengáis la oportunidad de asistir a uno o más de “los experimentos”.

En estos tiempos en los que la gente se entretiene en discutir si Artes Vivas kills the Teatro Textual Oh-a-aho oh Oh-a-aho oh, en donde a veces se programan auténticos truños, sigo teniendo la suerte de descubrir sin prejuicios nuevas excelentes propuestas del off que me recomiendan amigos y conocidos, tal es el caso de El experimento o el problema de la zapatería, que me reafirma, llenando en cada función, que no hay que pertenecer al star system del off ni a determinados clanes endogámicos, sino crear una idea brillante, llevarla a cabo con profesionalidad y cariño y, encima, retar en este proyecto a unos excelentes actores y actrices ignorados por las autoproclamadas élites opinadoras de las redes sociales porque no trabajan en el CDN, La Abadía o El Español. Me consta que por El experimento están pasando grandes profesionales muy queridos y admirados. Me uno a esa querencia y admiración.

EL EXPERIMENTO O EL PROBLEMA DE LA ZAPATERIA

Idea y dirección: Coral Igualador

Jugadores: Yeyo Bayeyo, Elena Gracia, Jennifer Rubio, Luis Muñoz y Rodrigo Villagrán

El sistema: Coral Igualador

Visto en LA NAO 8. MADRID

A partir de mayo en OFF DE LA LATINA. MADRID

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