La Abadía, desde hace ya bastante tiempo, se ha convertido en un referente en el panorama escénico de este país. Sus producciones llevan un sello de calidad garantizado, y más aún cuando firma la dirección José Luis Gómez, toda una institución en la Historia teatral contemporánea española. Y es precisamente Entremeses uno de los primeros montajes de La Abadía, que ahora en su XX aniversario rescata con parte del reparto original. La obra nace de la unión de tres piezas breves de Miguel de Cervantes, hiladas a través de canciones, bailes, y juegos que nos adentran perfectamente en el ambiente propio de la fiesta barroca.
Debo admitir que el teatro de Cervantes no es santo de mi devoción. Si bien el autor de El Quijote era un prodigio para la narrativa, en lo teatral adolece precisamente de una excesiva narratividad, un desarrollo estático de las tramas y una intuición teatral limitada. No es de extrañar que envidiara profundamente el talento de Lope de Vega a la hora de hacer comedias, al que bautizó como “monstruo de la naturaleza”. Con todo, de su producción siempre se rescatan sus Entremeses, género en el que se prodigó, y en el que produjo piezas que a día de hoy se siguen representando. No obstante, su puesta en escena es difícil, siendo necesaria una dirección hábil, y unos actores versátiles y sin complejos. Y en este caso, confluyen todos estos elementos.
Entremeses es un espectáculo festivo, divertido, agradable, vivaz, de ritmo vibrante, humor desenfadado, y juego, mucho juego. Es notable la influencia de la Commedia dell'Arte en este tipo de piezas, pues Cervantes se inspiró al ver a Lope de Rueda representar sus Pasos, y este a su vez se vio influenciado por compañías italianas itinerantes que pasaron por la península. Y esta herencia, es respetada por José Luis Gómez de forma exquisita. Los entremeses eran tradicionalmente juegos cómicos breves, en su mayoría pensados para ir intercalados entre los actos de una Comedia, donde lo corporal ocupaba un papel muy importante, y en este montaje, los intérpretes hacen gala de un amplio repertorio gestual, además de soltura y gracia en el canto y baile. Aunque las interpretaciones lucen a un gran nivel general, con unas actuaciones completísimas en un espectáculo muy coral, hay que destacar la versatilidad y arrolladora vis cómica de Inma Nieto y Luis Moreno, fantásticos en cada uno de sus personajes.
Es sin duda un acierto la recuperación de este espectáculo, enriquecido con el poso de los años. La puesta en escena, preciosa en los detalles, plantea que los actores estén siempre en el escenario, sentados en sillas o ayudando a la acción con elementos externos –los efectos sonoros, una delicia–, como esperando su turno para entrar a jugar, pues toda la propuesta está pensada como un gran juego teatral, en el que cada uno de los elementos implicados, desde los actores hasta la iluminación, comparte esa dinámica alegre y festiva que contagia irremediablemente al espectador. Porque el teatro en el Siglo de Oro era una fiesta, un lugar de esparcimiento donde desde la nobleza hasta el pueblo llano se reunía para participar de un arte que era parte de la vida de la gente; cuando ocupaba un lugar importante en la identidad de su pueblo. Odiosas comparaciones.
ENTREMESES
Autor: Miguel de Cervantes Dirección: José Luis Gómez
Intérpretes: Julio Cortázar, Miguel Cubero, Palmira Ferrer, Roberto Mori, Luis Moreno, Inma Nieto, José Luis Torrijo, Lidia Otón, Diana Bernedo Intérprete y músico: Eduardo Aguirre de Cárcer
Música: Luis Delgado Escenografía a partir del diseño original de José Hernández Vestuario: María Luisa Engel Iluminación: Juan Gómez Cornejo Ayudante de dirección: Carlota Ferrer Arreglos de coplas y refranes: Jesús Domínguez Realización de vestuario: Sastrería Cornejo Realización de escenografía: Utilería-Atrezzo SL y equipo de La Abadía Agradecimientos: Agustín García Calvo, Vicente Fuentes, María del Mar Navarro y Rosario Ruiz Rodgers (por su influencia en nuestro trabajo)
TEATRO DE LA ABADÍA. MADRID