Cuando hablamos de los males de nuestra sociedad en una tertulia con amigos, o peor, con familia, siempre surgen los mismos temas: paro, corrupción, política, Urdangarín, Bárcenas,... y como buenos españoles, nos indignamos mucho. Pero por supuesto, siempre hay quien nos dice que son exageraciones, que son cosas de los rojos, y nos suelta una sentencia que anula todo lo discutido anteriormente: "Este es un país libre y si no te gusta vete a Corea del Norte". Y claro, ante tal aseveración, no hay réplica posible. Sin embargo, contra este alarde de cuñadismo se rebela Íñigo Guardamino en su última obra, de la cual solo el título ya supone toda una declaración de intenciones, y que apuesta por dejar en la boca del espectador un sabor agridulce.
Con su habitual humor ácido, incómodo, socarrón, y con un punto cafre, esta obra supone un paso más allá en su exploración con el lenguaje teatral. Si en Castigo ejemplar yeah, nos dejaba maravillados con un punto de partida original, un humor fino y punzante, y una puesta en escena genial, en Este es un país libre... vuelve a sorprendernos, con un planteamiento diferente. A través de una serie de historias, aparentemente inconexas, pero con un núcleo temático común, nos muestra un panorama de lo que a día de hoy es nuestra sociedad, con todas sus contradicciones, siendo el ritmo un juego de contrastes, eso sí, con algunos altibajos.
En lenguaje de Guardamino es irreverente, provocador, inteligente, a veces sutil, a veces directo, delicioso en cuanto a la forma, y contundente en cuanto al fondo; es un texto que da gusto escuchar y analizar, de una riqueza muy personal. Es sin duda un dramaturgo diferente, con voz propia, cosa que en nuestros tiempos es tan difícil de conseguir. La puesta en escena es impactante y dinámica, donde la escenografía y el espacio sonoro crean una atmósfera perenne que envuelve todo el montaje, y los actores cambian constantemente de vestuario para transitar por los diferentes personajes que pueblan el cuadro pintado por el autor, mientras nos muestran todas sus miserias.
Los actores brillan con luz propia, y nos enganchan de forma permanente al montaje. Con una versatilidad encomiable, Sara Moraleda, Natalia Díaz y Rodrigo Sáenz de Heredia (ya pudimos disfrutar de estos dos últimos en Castigo ejemplar yeah), nos deleitan con su interpretación, llenan el escenario con cada uno de los personajes, dándoles vida y forma, con todas las aristas que cada uno de ellos conlleva. Buena parte de la fortaleza de este montaje recae sobre ellos, con momentos memorables, destacando el brillante monólogo del hombre viudo mientras echa tierra sobre la tumba de su mujer fallecida, pasaje que en sí mismo, recoge toda la esencia humorística, teatral, verbal y reflexiva del mejor Íñigo Guardamino.
ESTE ES UN PAÍS LIBRE Y SI NO TE GUSTA VETE A COREA DEL NORTE
Autor y director: Íñigo Guardamino
Intérpretes: Natalia Díaz, Sara Moraleda y Rodrigo Sáenz de Heredia
Ayudante de dirección: Pablo Martínez Bravo
Escenografía: Alessio Meloni (AAPEE)
Ayudante de escenografía: Paola De Diego
Diseño de vestuario: Pier Paolo Álvaro
Diseño de iluminación: Pedro Guerrero
Realización de suelo: Neo Escenografía
Fotografía: Carmen Prieto
Música: David Ordinas
Canciónes: David Ordinas (música) e Íñigo Guardamino (letras)
Espacio sonoro: María José Pazos
Voces en off: David García Vázquez, Crismar López, Elena Rayos, David Ordinas y Sara Luesma
Movimiento corporal: Ksenia Guinea
Diseño gráfico: Andrés Sansierra
Vídeo: Una Moneda Para Rodar
Comunicación: Lemon Press
Una producción de La Caja Negra Teatro
Agradecimientos: FIBGAR y Neo Escenografía
NAVE 73. MADRID