Desde Mendoza (Argentina) hasta Madrid, tenemos un puente cultural de excepción. Un carril directo de propuestas de ida y vuelta, gracias al cual tenemos la oportunidad de asistir a espectáculos de creadores argentinos de una gran calidad. Y esto se produce a través del Proyecto Teatral El puente, con Luis Sampedro como uno de los referentes, que a través de su labor como director, actor y programador en su Teatro de la Vida, hermana teatralmente estas dos ciudades a ambos lados del charco.
Y por esta vía de excepción nos llega Tiempo compartido, programado en los Teatros Luchana. Víctor Arrojo, a cargo de la dirección y dramaturgia, nos ofrece lo que ellos mismos definen como Experiencia teatral diferente. Y sin duda lo es. Es diferente porque no se nos plantea una historia clásica, de estructura lineal, con principio nudo y desenlace, una obra canónica dentro de los estándares habituales. Estamos, más bien, ante un punto de encuentro, un espacio y un tiempo para compartir entre el público y los actores. Es más, se podría decir que es un punto de encuentro entre actores, espectadores, personajes y texto, porque la propuesta es un fluido, un espectáculo que se retroalimenta por las sensaciones, las perspectivas de cada uno de los factores que intervienen en la representación, incluido el público, cuyo punto de vista toma un gran protagonismo, al punto de equipararse al de los actores, al situar a los espectadores en sillas disueltas por el escenario, llenando todo el espacio escénico. Esta disposición no es un detalle efectista, ni un juego arbitrario, sino que forma parte de un concepto de espectáculo, planteado como una reflexión existencial conjunta con el espectador, en el que los actores entran y salen constantemente de sus personajes, transgrediendo los límites de la ficción, planteándose múltiples niveles de teatralidad, con unos actores que reflexionan sobre su propia metaficcionalidad.
En Tiempo compartido se funden los diferentes roles, difuminándose las líneas de separación, en varios sentidos: actor/personaje, actor/espectador, e incluso actor/dramaturgo, pues los intérpretes parecen ejercer a su vez como autores, reflexionando sobre su propia interpretación y el papel asignado. Estamos ante una propuesta arriesgada, que podría desembocar en galimatías, pero que en este caso cobra fuerza y sentido gracias a una estructura perfectamente configurada. Podría pensarse que, en la experimentación, se hubiera podido llegar más allá, llevando más al extremo la situación, o implicando aún más al espectador en la estructura planteada; sin embargo, el autor llega justo hasta donde quiere, donde es necesario para su propuesta, incluyendo al espectador sin violentarlo, haciéndolo partícipe de una reflexión sobre el propio hecho teatral, y sobre la vida misma, pero sin hacerlo incómodo; todo esto aderezado con un fino sentido del humor.
Es una propuesta sincera, liberada de todo aparataje teatral, sin escenografía ni luces, ni efectos de sonido, desnuda, y a la vez llena con la interpretación ofrecida por Luis Sampedro y Sara Torres, que a base de tablas y buen hacer, nos acompañan en esta experiencia, en esta comunión con los artistas que es Tiempo compartido. Una obra de teatro experimental sin estridencias, que nos toca en nuestra fibra sensible, pero de forma sutil y elegante, sin brusquedad, fundiéndonos en un abrazo con el sentido mismo del arte escénico, y que nos deja un espléndido sabor de boca.
TIEMPO COMPARTIDO
Dramaturgia intertextual y dirección: Víctor Arrojo
Intérpretes: Sara Torres y Luis Sampedro
Estreno 26 de febrero. 19:30 h
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TEATROS LUCHANA. MADRID