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  • Foto del escritorRedacción

La memoria



El cartógrafo

No siempre se tiene la suerte de asistir a la representación de dos textos de Juan Mayorga en un intervalo de apenas cinco días. Yo pude ver Himmelweg en el Fernán Gómez el pasado viernes y, el miércoles noche, ese precioso montaje que lleva por nombre El cartógrafo, que en esta ocasión también dirige el reconocidísimo autor madrileño; y, ¡vaya privilegio!

El cartógrafo es una obra sobre, o mejor dicho, contra el olvido y la indiferencia; una obra acerca de la reconstrucción de la memoria y de la importancia del pasado para afrontar nuestro presente. Sobre estos mimbres, se recogen dos embriagadoras historias: por una parte, la de Blanca, esposa de un empleado de la embajada española en Varsovia, que queda atrapada por el hallazgo de unas fotografías de la vida en el gueto judío de la ciudad en época nazi, mediante las cuales trata de encontrarse a sí misma. Y por otra, la historia de una niña y su abuelo cartógrafo, descendiente de una larga tradición de cartógrafos; la historia de cómo ella, con la ayuda de él y en el contexto del horror más descarnado, elabora un mapa del gueto en el que habitan, o lo que es lo mismo, de la vida dentro de un lugar de muerte. Ambos relatos son tan fascinantes que, incluso, cada uno por separado merece un texto propio.

La sensibilidad del texto está reforzada por una puesta en escena profundamente poética y, por qué no, cartográfica, lo que aquí es sinónimo de precisión quirúrgica, tránsito por los lugares más recónditos de la memoria colectiva –y también individual-, honestidad y apelación al público y a su imaginación. La estupenda dirección y dramaturgia están apoyadas por un trabajo interpretativo superlativo: Blanca Portillo y José Luis García-Pérez encarnan con admirable entrega unos personajes –ella interpreta a 3 y él a 9- a los que nutren de múltiples matices y entre los que puede destacarse la niña de Portillo, por su inocencia dentro del horror y su bravura y fragilidad, y el abuelo de García-Pérez, por su fuerza, compromiso, composición física y ternura. Ambos actores dejan claro desde el principio que son, efectivamente, actores; que van a representar un papel y que no estuvieron en el gueto judío, con un empleo de la convención teatral muy inteligente. Quizá, por eso, resulta innecesario el momento en que cortan la acción dramática para narrar y no interpretar un pasaje especialmente dramático de la historia; en mi opinión, aunque con una intención muy respetable, resta demasiado a la tensión dramática. Tampoco comparto el innecesario uso de los micros por parte de dos actores tan experimentados y solventes, que más que ayudar a lo que se oía, lo entorpecía en ocasiones distorsionando el sonido de sus magníficas voces.

Firma la propuesta escenográfica y el vestuario Alejandro Andújar, que, de forma astuta, apuesta por la desnudez escénica y la austeridad, delimitándose el espacio, como un mapa, desde el comienzo, e inundándose el escenario de un bello rojo; un color que se extiende a los escasos elementos escénicos, a la utilería y a todo el vestuario de los actores. Juan Gómez Cornejo, en el apartado de iluminación, rema en el mismo sentido y logra un trabajo encomiable, pues, cuando te sientas en la butaca y contemplas ese espacio aún sin iluminar, es casi inevitable pensar en lo áspero del espacio escénico que se está contemplando; pero nada más lejos de la realidad: la estética y profundidad del espacio escénico alcanza una gran belleza nada más comenzar el espectáculo. Mariano García, por su parte, se encarga de la música y el espacio sonoro, apuntillando más aún, si cabe, la sensibilidad del montaje.

En definitiva, un montaje detallista y profundamente poético en todas sus aristas, una dirección solvente, una interpretación estupenda y una dramaturgia impecable y bella; lástima que la duración excesiva de la representación lastrase y diluyese en cierto modo la representación. Pero, en cualquier caso, El cartógrafo es, sin lugar a dudas, ese tipo de teatro que podemos y debemos calificar como "necesario".

EL CARTÓGRAFO

Autor y director: Juan Mayorga

Intérpretes: Blanca Portillo y José Luis García-Pérez

Ayudante de dirección: Carlos Martínez Abarca

Escenografía y vestuario: Alejandro Andújar

Iluminación: Juan Gómez Cornejo

Música y espacio sonoro: Mariano García

Diseño gráfico: Javier Portillo

Producción ejecutiva: Chusa Martín y Susana Rubio

Dirección técnica: Amalia Portes

Producción: Avance Producciones Teatrales, Entrecajas Producciones Teatrales y García-Pérez Producciones

TEATRO ESPAÑOL. MADRID

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