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  • Foto del escritorNacho León

'A solas con Marilyn': Riesgo poético


A solas con Marilyn

Es A solas con Marilyn una de las obras fundamentales del teatro contemporáneo español. Es un texto rico en texturas y matices, un sube y baja constante que nos lleva desde la poesía más sutil a los más oscuros rincones de los instintos humanos. La obra, una nueva visión sobre el mito de Medea traído a nuestros tiempos, parte de la historia de una cajera de supermercado a la que su novio deja por otra mujer, sin más explicación que un nombre femenino: Marilyn. A partir de ese punto, Marilyn se convierte en una obsesión, una puerta abierta al abismo, una excusa del autor para rebuscar en los sentimientos más profundos, y conducirnos por un viaje emocional, que recorre los caminos del abandono, la soledad, la inseguridad, los celos, las dudas, el rechazo... hasta llegar a la locura. El texto de Alfonso Zurro, uno de los dramaturgos nacionales más importantes de finales del siglo XX, tiene ya casi veinte años, pero permanece, vigente, actual, fresco, y nos sigue sorprendiendo con cada nueva visión que aportan las diferentes puestas en escena que siguen produciéndose año tras año.

Como dato singular, referir que A solas con Marilyn, en el texto original, no tiene puntos ni comas; es un continuo de palabras en cascada, que dejan a la decisión de director y actriz definir sus límites, decidir dónde empieza y dónde acaba cada pausa, cada frase, cada concepto. Es pues, un texto, que deja mucho a la aportación del equipo artístico que decide acometer su montaje. La puesta en escena a la que asistimos es una apuesta por la vertiente expresiva, centrándose en la faceta poética de la obra, que la tiene en buena medida, dirigida por Carlos Alonso Callero, e interpretada por una gran Natalia Braceli. Con un ritmo que juega al compás de los sentimientos del personaje, junto al buen trabajo interpretativo, con una técnica corporal depurada, se nos sumerge en un lenguaje plástico y evocador, en el que la lírica visual define a una propuesta arriesgada.

Es destacable la labor de iluminación, con numerosos cambios en cortos espacios de tiempo, que sin embargo no chirrían, ni nos sacan de la escena, ni nos incita a prestarle más atención de la necesaria, pero que nos acompaña en el viaje del personaje, ayuda en la creación de atmósferas, construyendo el clima perfecto para cada sentimiento representado, dando una riqueza visual a un montaje con una factura plástica muy potente. Asimismo, el diseño del espacio escénico es sencillo pero efectivo, con un sofá donde nuestra protagonista despliega todo su potencial, y unos pocos elementos simbólicos que completan una puesta en escena que no necesita más, pues se alimenta fundamentalmente del trabajo actoral, que absorbe, conjuga y condiciona todos los demás aspectos de la representación.

Es quizá la clave interpretativa y de espectáculo escogidos los que suponen un mayor riesgo, ya que el personaje protagonista (y único) goza de una gran fuerza emotiva, con una pasión desgarradora. Sin embargo, el personaje que se nos plantea en esta propuesta, hace especial hincapié en los pasajes poéticos, con una tónica general menos terrenal y más etérea, que impregna de suavidad a los momentos más prosaicos en los que el personaje saca la energía de las entrañas, restando algo de fuerza a algunos pasajes. Pero es esta sin duda una aventura artística, y siempre es de agradecer que Carlos Alonso Callero como director, y todo el equipo artístico en conjunto, se mojen, dando una visión de la obra desde una óptica diferente, que enriquece a este ya clásico contemporáneo de nuestro teatro.

A SOLAS CON MARILYN

Autor: Alfonso Zurro

Director: Carlos Alonso Callero

Intérprete: Natalia Braceli

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