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  • Foto del escritorNacho León

'El casamiento': Ritual onírico



El casamiento

Hay mucha vida en el teatro polaco más allá de Jerzy Grotowski y Tadeusz Kantor. Numerosos autores, desconocidos por el gran público, podrían perfectamente estar en las carteleras de nuestras salas con más frecuencia de la actual, pero por diferentes razones no han calado en el acervo teatral popular español. Afortunadamente, en 2015, celebramos el año del Teatro Polaco, gracias al cual hemos podido descubrir o redescubrir piezas muy interesantes, a través de propuestas serias y atrevidas. Este es el caso de Réplika Teatro, que ayudados por la presencia polaca en la compañía de Jaroslaw Bielski, director del montaje, y Mikolaj Bielski, director adjunto de Réplika, nos traen El casamiento, del poco conocido por estas tierras Witold Gombrowicz, autor polaco que desarrolló buena parte de su obra exiliado en Argentina.

La obra nos traslada a un ambiente onírico, donde Henri ve en sueños su propio país en un futuro imaginario, a su vuelta de la guerra en la que está combatiendo, pero de forma muy cambiada; el pueblo está destruido, sus padres viejos y locos, y su novia defenestrada. Estamos ante una historia dura, seca, escrita al calor de la reciente II Guerra Mundial, que nos muestra un mundo y una realidad decadentes, ásperos, solo dulcificados por un cierto tono cómico, pero que nos descubre un espíritu descarnado. Los personajes, más que de ensueño, parecen muertos en vida, cercanos a los caracteres de las obras de Kantor, tanto que más que un sueño, parecería que estamos ante un juicio, el de más allá, que sentencia el alma del protagonista rememorando su vida y sus pecados.

Gracias a una puesta en escena sobria, pero efectista, entramos rápidamente en la atmósfera del autor, esa atemporalidad onírica que nos intriga y a la vez nos inquieta, apoyados por un brillante trabajo de iluminación, muy acertado generando el clima necesario en cada momento de la obra. Con un tempo lento, en varias ocasiones algo excesivo y monótono, la obra discurre transmitiéndonos multitud de imágenes potentes, sugerentes, con una plástica visual exquisita, pero de forma limpia y sencilla, sin adornos ni excesivos detalles; como lo son los sueños.

Y por supuesto, piedra angular de este montaje es el trabajo actoral. El nivel interpretativo general solo puede calificarse de excelente. Los actores, perfectamente compensados, con la clave del espectáculo completamente interiorizada, nos deleitan con una función sin estridencias, precisa, ajustada, calibrada, con mucho talento, llevándonos justo a donde quieren, y al ritmo que quieren. Especialmente destacados, Socorro Anadón y Manuel Tiedra, los padres del protagonista, que se meten al público en el bolsillo con cada intervención, y que nos transportan de forma sublime y terrible, al deterioro y decadencia en que puede degenerar la vejez.

Es esta una función difícil, pero necesaria. Atrevida en sus formas y contundente en el fondo. Una obra, sobre todo, profunda, ritual, podríamos decir que espiritual; no en vano, el propio Gombrowicz calificó la pieza como “Mística Missa solemnis”. Y es esta misa un canto a la vida que es, a la que pudo ser y no fue, y a la que posiblemente será.

EL CASAMIENTO

Autor: Witold Gombrowicz

Puesta en escena, versión e iluminación: Jaroslaw Bielski

Intérpretes: Raúl Chacón, Socorro Anadón, Manuel Tiedra, Juan Erro y Eeva Karoliina Aspectos estéticos: Elizabeth Wittlin Lipton Espacio sonoro: Chema Pérez Producción ejecutiva: Socorro Anadón Diseño del cartel: Jaime Nieto Comunicación: Mikolaj Bielski Compañía: Réplika Teatro

RÉPLIKA TEATRO. MADRID

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