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'Clitemnestra' de Alberto Conejero



Clitemnestra

Clitemnestra es un feliz retorno al mundo de la tragedia griega de la mano de Alberto Conejero. Ha permitido que esa voz de mujer, madre y esposa grite su dolor, frustración, ira y venganza, libremente, sin la contraposición de la sempiterna Electra.

Al inicio de la obra nos encontramos a Clitemnestra esperando el regreso de su esposo Agamenón. Recordemos los antecedentes: las naves de guerra no podían partir hacia Troya sin ofrecer un sacrificio a los dioses. Agamenón decide sacrificar a su hija Ifigenia engañando a su mujer. Ahora, la guerra ha terminado y Agamenón por fin vuelve a su casa, pero acompañado de Casandra, su prisionera y amante. Casandra es una adivina que puede ver el futuro, incluso el de su propia muerte en manos de Clitemnestra…

Alberto Conejero ha dibujado a Clitemnestra con toda la energía que reclamaba y merecía, y le ha dado todo el espacio que echábamos de menos en las tragedias clásicas. Es maravillosa esta implacable madre que no perdona la traición de su marido, aunque su propia hija le haya perdonado. Una mujer de gran fuerza, marcada por la amargura y la obsesión y cuyo drama podemos llegar a compartir pero, al mismo tiempo, una mujer tremendamente egoísta, posesiva, dura, de una frialdad calculadora que sobrecoge. ¡Qué gran personaje!

Como ocurre en toda gran obra de teatro, los diálogos están cargados de matices y nos perfilan la psicología de los personajes. La aparente sencillez de los mismos oculta un gran trabajo de síntesis; sin diálogos profusos dibuja los pensamientos y las ideas de sus protagonistas de forma magistral. Hay que degustar este plato servido frío.

Tomemos el inicio exacto de la obra. Clitemnestra dice a Ifigenia: "Quiero oírlo – Una vez más". Desde el principio nos marca el carácter de la protagonista, con estas sencillas frases: obsesiva, insistente, quiere regodearse en la desgracia, oír el relato del sacrificio/asesinato de Ifigenia en boca de su propia hija, una vez más. Mientras, prepara, como un ritual obsesivo, la mesa para el marido que alguna vez regresará. Un ritual premonitorio, un convidado esperado.

Clitemnestra interroga a su marido, le recrimina, pero intenta mostrarse contenida, espera su momento de venganza. Con Casandra se muestra déspota, se siente superior frente a ella, no le da valor, es prescindible. Quien importa es su marido en sus planes, quiere devolverle su herida no cerrada. Hay una mezcla de amor / odio, deseo sexual / venganza. La frágil Casandra responde con temor a Clitemnestra, sabe que no tiene mañana, quiere huir pero su actitud pasiva le impide llegar a la acción, como si su destino fuera inamovible. Ifigenia, gran personaje en la obra, es un testigo que no puede intervenir; sus frases están cargadas de patetismo, resignación, voz que cae en el vacío…

La esencia de la tragedia clásica permanece en el texto aunque el mito es modificado, versionado. Por otra parte, nos encontramos con un acercamiento, casi telón de fondo, a la Grecia actual desestructurada por la crisis.

Reconozco que me cuesta aceptar las innovaciones argumentales de los textos ya establecidos, aunque en el mundo de los mitos griegos las versiones difieren con frecuencia. Sin alejarnos del ciclo que nos interesa, Agamenón-Electra-Orestes, podemos encontrar diferentes destinos de Ifigenia, sacrificada o salvada por un pastor y luego sacerdotisa en la isla de Tauro, o el desenlace de la historia de Helena, con diferentes finales… En la obra de Conejero las variaciones afectan sobre todo al personaje de Egisto (amante de Clitemnestra) que, al ser suprimido, permite un afrontamiento más directo de Clitemnestra contra Casandra, y la ausencia de Electra (reside en el extranjero con su hermano Orestes, buscando otros horizontes por la crisis). No desvelaré el final, queda para quien lea esta obra…

Es un texto tan rico en ideas que se pueden exponer muchos fragmentos, selecciono algunos:

La frialdad cínica de Clitemnestra. Diálogo con Casandra: "Nunca había traído a ninguna de sus queridas a casa. Eso complica un poco la situación". Diálogo con su marido: "Ha pasado tanto tiempo que es como hablar con una fotografía".

Clitemnestra está convencida de que sus hijas quieren más a su padre ausente que a ella: "Es más fácil querer a alguien cuando no se le ve. Es fácil sostener el amor en la ausencia. El amor siempre es mejor como idea que como práctica". Toda una declaración de principios.

Clitemnestra se muestra, una vez más, ambigua: "Deberías afeitarte la cabeza… para lo que te queda". ¿Se refiere a su cabello o a su vida?

También encontramos alguna reflexión crítica, extrapolable a la realidad actual, sobre la guerra o el sacrificio en aras del bien común. En definitiva, un texto pleno de hallazgos e ideas.

Hay personajes de la tragedia griega que merecen una voz propia. Alberto Conejero ha permitido que la voz de Clitemnestra nos grite su drama.

Apasionante obra que devoramos y podemos volver a disfrutar aún más en la relectura. La he disfrutado mucho, seguro que vosotros también.

CLITEMNESTRA

Autor: Alberto Conejero

Editorial: Ediciones Invasoras

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