El pasado 18 de enero tuvo lugar en la Sala Octogonal del Centro Sociocultural Fernando de los Ríos, de Albolote, el acto de presentación del libro Mañas y hazañas de Pepico el abandonao, de José Moreno Arenas. Correspondieron las palabras de bienvenida al propio autor, que disculpó la ausencia de Mario Soria, que se encontraba enfermo, dando paso a continuación a Antonia Guerrero, concejala de cultura, que dejó clara la disposición del Ayuntamiento para colaborar en las actividades de un autor alboloteño que contribuye con su buen hacer al prestigio del pueblo dentro y fuera de la provincia, así como –afirmó– el orgullo de poder colaborar con él.
El presidente de la Academia de Buenas Letras de Granada, José Antonio López Nevot, fue el siguiente en intervenir y, tras una semblanza del autor haciendo mención a su obra, premios y distinciones en su haber, se centró en el libro presentado, del que destacó que se encuadra dentro del Nuevo Teatro Español, que ahonda en el absurdo y busca la renovación de la escena, en la estela de autores como Ionesco y Samuel Beckett, aunque con toques de ironía y humor en la línea de los españoles Miguel Mihura y Jardiel Poncela. En alusiones al prólogo y las observaciones de Adelardo Méndez Moya sobre Moreno Arenas, hizo notar el acierto de este al utilizar la expresión
“tragedia humorística” al referirse al teatro del autor, oxímoron que viene al caso porque en sus obras se dan el dramatismo de lo trágico en su mirada sobre lo humano y sobre la deshumanización de la sociedad actual, pero con toques de humor negro que ponen en solfa lo establecido.
Por último, Adelardo Méndez Moya, tras advertir que gran parte de lo que iba a decir ya lo había avanzado en su intervención el profesor López Nevot, y con el humor que caracteriza al malagueño, agradecía a este el evitarle toda esa parte en sus palabras. Aclaró, no obstante, aspectos como su expresión “tragedia humorística”, pues por una parte están en la obra de Moreno Arenas lo que Ernesto Sábato le pide a lo trágico: la soledad, el absurdo y la muerte, y por otra está lo humorístico, que no cómico, pues no tiene la superficialidad y el propósito de mera diversión de esto, sino que hay un humor
cáustico y con tonos amargos que reflejan lo que el propio autor pone en boca de uno de sus personajes protagonistas: la soledad en muchedumbre. Hizo Méndez Moya, asimismo, constar que tanto en este libro como en el anterior del mismo autor en esta colección, es de agradecer que el dramaturgo deje ver el proceso de trabajo de sus obras largas (Te puedes quedar con el cambio, muñeca, en este, y Te vas a ver negro en el anterior), que surgen a partir de la reelaboración y el alargamiento de otras obras cortas anteriores y que, en el caso del libro actual, tienen como protagonista a un desgraciado en absoluta decadencia, pero bueno de corazón, mientras que en el anterior libro su protagonista es un ser deleznable y mezquino, por lo que en su momento, al referirse al protagonista de la obra en cuestión, nos anticipó: “Dejad que hable el estúpido”.
A continuación, entre el autor, que leyó las acotaciones, Adelardo Méndez y José Manuel Motos, director del Grupo de Teatro del Ilustre Colegio de Abogados de Granada, dieron a conocer, en lectura dramatizada, La condena, una de las recientes obras mínimas creadas por José Moreno Arenas, de la que el propio dramaturgo explicitó que tiene inspiración arrabaliana y que surgió, precisamente, a partir de la celebración del último Seminario Internacional de Estudios Teatrales de Albolote, en el que compartió protagonismo con Fernando Arrabal, una pulga dramática en la que aparece el mundo al revés, en el que se condena más por ser “menos malo”, cuando no por ser bueno, mientras que a los verdaderos corruptos y delincuentes se les trata con guante de seda.
Terminó el acto con la representación de El futuro, obra incluida en el presente libro, que fue llevada a escena por el Grupo de Teatro del Ilustre Colegio de Abogados de Granada, con dirección del citado José Manuel Motos e interpretación de Emilio Castilla e Irene Rodríguez, siendo recibida a su conclusión con un caluroso aplauso por un público entendido y que llenaba la sala.
Emilio Ballesteros
Poeta y dramaturgo
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