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  • Foto del escritorRedacción

El acervo popular español



Alarde de tonadilla

El Teatro Tribueñe tiene un halo especial. Eso puede percibirse la primera vez que se cruza su umbral, como fue mi caso el pasado domingo: es una sensación que se contagia raudamente y que, sin lugar a dudas, se trasvasa a Alarde de Tonadilla, el espectáculo que aquí nos atañe y que resulta, claramente, uno de los soplos de aire fresco más refrescantes del panorama escénico madrileño actual. Esto podría ser paradójico, pues el espectáculo profundiza en la tradición española sirviéndose, principalmente, de su música, pero también de sus versos y su baile; sin embargo, la supuesta paradoja se disipa ante la elegancia que Hugo Pérez de la Pica impregna a cada minuto del montaje: no es la primera vez que el director se adentra en las raíces de la canción popular española; otros títulos, como Azules rejas del amor o Por los ojos de Raquel Meller, así lo atestiguan. Su conocimiento de la materia y su amor por el género están presentes en las más de dos horas del espectáculo, uno de los pocos puntos oscuros, a mi parecer, del montaje.

Con una cuidada selección musical, compuesta por piezas tan emblemáticas como Russignol, Amapolas y espigas, Juan y Manuela, Romance de la otra, Capote de grana y oro, Antonio Vargas Heredia, Suspiros de España y Al verde limón, entre otras, y acompañada al piano por la estupenda Tatiana Studyonova (alternándose con Mikhail Studyonov dependiendo de la función), Alarde de Tonadilla repasa la historia de la copla española… O como Hugo Pérez de la Pica escribe:

“Opto por llamarla tonadilla, pariente y partícipe, con carácter más narrativo cómico trágico o melodramático, de las tonadas que denominan al cante grande de tan marcado carácter y difícil ejecución, espeluznante y conmovedor. La tonadilla es la canción que al momento podía inundar las calles, que no engendraba demasiada dificultad, excepto la delicadeza que conlleva siempre una interpretación justa y cabal”.

Se hace con un ritmo dinámico, con unas transiciones que ayudan al devenir del espectáculo y que el elenco resuelve con soltura; un elenco que, aunque con contrastes, realiza un notable trabajo en conjunto, y del que puede destacarse la magnífica voz de Candela Pérez, la interpretación de Helena Amado, el trabajo coral de Badia Albayati, Ana Peiró, José Luis Sanz y Alberto Arcos, y la presencia y buen hacer de Raquel Valencia, que nos regala uno de los mejores momentos con su interpretación de Al verde limón.

Es también destacable la colorista puesta en escena del montaje, que nos retrotrae a época decimonónica, gracias al sencillo (pero acertado) trabajo escenográfico de Santiago Martínez Peral; al sobresaliente vestuario, que toma un poderosísimo protagonismo con su bacanal de matices; y al diseño de iluminación del mismo Hugo Pérez de la Pica y de Miguel Pérez-Muñoz, que apuntala de manera descollante el trabajo escénico. En definitiva, Alarde de Tonadilla es un recorrido nostálgico por el acervo popular español: un espectáculo pertinente y necesario, que hará las delicias de los amantes del género y que, casi con total seguridad, agradará a los beginners que se acerquen al Teatro Tribueñe.

ALARDE DE TONADILLA

Dirección y dramaturgia Hugo Pérez de la Pica

Intérpretes: Candela Pérez, Raquel Valencia, Helena Amado, Badia Albayati, Alberto Arcos, Ana Peiró y José Luis Sanz

Pianistas: Mikhail Studyonov y Tetyana Studyonova

Dirección musical: Mikhail Studynov Coreografía: Juan Mata, Raquel Valencia, Alberto Arcos y Hugo Pérez de la Pica Escenografía: Santiago Martínez Peral Diseño de iluminación: Hugo Pérez de la Pica y Miguel Pérez-Muñoz Ayudante de dirección: Antonio Sosa Realización de vestuario: Milagros Sánchez, Concha Morillas, Carmen Rodríguez de la Pica y Carmen Bravo Asistente de producción: Eloísa López Diseño gráfico: Paula Sánchez Agradecimientos: ArteFyL

TEATRO TRIBUEÑE. MADRID

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