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Punto de partida



Oasis

Oasis, oasis, suena a un lugar paradisíaco, con hermosas palmeras, flores de mil colores, anclado en un lugar hostil donde no hay absolutamente nada, convirtiéndose en un refugio para aquel que consigue llegar a él. En refugio se convierte para uno de los personajes de la obra, un lugar en el que poder esconderse de la sociedad, de la realidad que le ha tocado vivir, un reflejo de las injusticias de la vida, del ser humano.

Oasis es una reflexión sobre las consecuencias que tienen nuestros actos en determinados momentos: vivimos en un mundo que no se implica, en el que todo vale y nada importa, en el que no somos capaces de asumir nuestras propias responsabilidades y siempre buscamos una justificación para comportamientos o actos que no tienen por donde cogerlos. Pero es nuestra esencia, buscar culpables, siempre hay que buscar una tercera persona a la que cargar con el muerto. Sin darnos cuenta que en la vida cada uno tenemos que cargar con nuestra mochila.

Y ser nosotros mismos quienes vayamos vaciándola de todas esas piedras pesadas y cargas que no nos dejan avanzar, que solo hace que nos autodestruyamos, sin ver luz al final del pasillo. Es el caso de nuestra protagonista, la carga de irresponsabilidad, el miedo… la llevan a creerse sus propias mentiras y maquillar la realidad a su favor, sin darse cuenta que en la vida tarde o temprano, todo se paga.

La historia nos acerca a un tema bastante real: la distribución de fotografías íntimas sin el consentimiento de la otra persona. Cuando escuchamos este tipo de noticias, tendemos a victimizar a la víctima y castigar severamente al verdugo. Como sucede en la vida real, que ni los buenos son tan buenos ni los malos son tan malos, sucede en esta historia. La victima acaba siendo el verdugo y el verdugo acaba siendo un pobre desgraciado.

Con una escenografía sencilla y acorde al espacio, te invitan a realizar un viaje a través de nueve largos años, en el que nuestros protagonistas intentan salir del agujero en el que se han metido, Recuerdos amargos, duros y difíciles, aunque con algún toque dulce y tierno por algunos instantes. Un texto con mucha carga emocional, una emoción contenida, reprimida.

Destacando el peso emocional de Ana Artajo, que desde el comienzo de la obra hace que conectes con ese adolescente inocente, lleno de ilusiones y ganas de comerse la vida, que todos hemos llevado dentro de nosotros. Y que a medida que avanza la obra hace que tú avances con ella, por esos años en los que no hemos sido conscientes de la transcendencia que tienen nuestros comportamientos. Hasta que un día te explota toda la mierda en la cara, y te ves metido en un agujero del que solo podrás salir siendo sincero contigo mismo y luego con los demás.

Excelente implicación emocional y veracidad con la que los tres actores cuentan esta historia, necesaria para poder impregnarte de ella.

OASIS

Autores y directores: Ana Artajo e Ion Martinkorena

Dirección de actores: Juan Vinuesa

Intérpretes: Ana Artajo, Ion Martinkorena y Pablo Manjón

Equipo técnico: Mikel Larrea y Dani Jumillas

Entrenamiento físico: Centro Deportivo Empi

Colaboraciones especiales: José Padilla y Juan Mayorga

Voces grabadas: Pablo Alonso, Ana Berrade, Lara García, Rudy Gororskieta, David Larrea, Óscar Orzaiz, Puy Tirapu y Xabier Tirapu

Producción: Teatro A Quemarropa

OFF DE LA LATINA. MADRID

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