Obreros de la actuación, actrices y actores que cada día tienen el alma conectada a su gran pasión que es actuar. Ya pueden tener veinte años de carrera profesional y continúan soportando las preguntas que insisten en saber si son amateurs o no, imagino que avaladas por la idea que tiene la gente acerca de que se es profesional sólo si se sale en la televisión o en la gran pantalla, se gana bastante pasta y se es conocido por todo el mundo. Pero no entra en esas cabezas que esta profesión sea ocuparse día a día de mantener la ilusión en lo que se ama, que probablemente se deba trabajar en otras cosas para pagar los gastos básicos, que haya periodos en los que se ríe con la boca abierta porque ha salido un buen trabajo (bueno en todos los aspectos) y luego haya periodos en los que se comen los mocos, que ya con ciertas edades no se tenga una hipoteca o un coche o las necesidades de una personal "normal".
Pero es que los obreros de la actuación no son "personas normales", son seres (probablemente de otro mundo) que poseen el espíritu de creer en lo que sienten más allá de la “utopía” pensada o definida como “que algún día llegará esa oportunidad, aparecerá esa persona que verá su talento, se estará en el lugar correcto, se escribirá ese personaje que es para ellos y por fin se les verá….”. Cuando en realidad tienen la piel dura de tanto “no” escuchado, siguen invirtiendo en perfeccionamiento da igual la edad que se tenga, se suman al sueño de otros con gran ilusión aunque su nombre no aparezca en los carteles de la función, muchas veces continúan aunque lo que se saque de dinero apenas alcance para pagar el abono transporte para ir a trabajar y seguir resistiendo a la mirada que pareciera decir "¿hasta cuándo juegas?".
Los obreros de la actuación trabajan a tiempo completo porque saben que el tesoro está en el presente, en el aquí y ahora, en el momento en el que se está y que el siguiente dependerá de lo realmente aprovechado que haya sido el actual. Saben impregnarse de todas las experiencias de la vida y las convierten en conocimiento. Disfrutan de hacer grande lo que a otros pueda parecer tan pequeño. Trabajan mucho y la mayor parte de las veces no exigen reconocimiento. Son expertos creadores de sus propias oportunidades y desarrollo de talentos. Deben saber escuchar su voz interior porque es la que les dirige en el camino silencioso trazado para su ser. Saben lo que los demás no y es lo que les permite acabar el día con satisfacción y alegría, deseando que llegue el próximo. Tienen la capacidad de alegrarse cuando a sus compañeros de profesión les va bien, más allá del gran gasto energético que supone no caer en el fácil juego de la crítica y la destrucción del éxito ajeno. Los obreros de la actuación también tienen grandes sueños, por supuesto, y probablemente sea la estrella que les guía, pero saben hacer potente e importante su día a día al conectarse con la fuente de la eterna fuerza para continuar.
Yo no sé si los obreros de la actuación se hacen o simplemente son, solo sé que no es sencilla su ocupación, que está llena de sinsabores y momentos en los que no se sabe hacia dónde ir. Con 12 añitos probé las mieles de un potente escenario, uno de ésos con gran cortinaje rojo, y en ese mismo instante de teatro de colegio supe que estaba profundamente jodido y que eso era lo que quería para mi vida. Brindo por el espíritu de los obreros de la actuación, por su fuerza para continuar, por su invencible ilusión, por el nítido brillo en su mirada cuando están en el limbo por catar el placer de haber alcanzado por un instante ese momento de plenitud. Admirados por mí, espero tener el honor de llegar a ser considerado uno de ellos.
Rodrigo Villagrán
Actor chileno-español residente en Madrid desde 2002. Ha trabajado como actor en teatro, televisión, locución y profesor de talleres de actuación en Chile y España. Ha girado con diferentes compañías por Portugal, Italia, Holanda y Alemania. Trabaja desde hace 13 años con la Compañía Teatro en el Aire y actualmente está en cartel con la obra Cuestiones con Ernesto Che Guevara. Ha aparecido en series como Plan América, Hospital central, El barco y Centro médico. Es guionista, codirector y actor en el cortometraje El desayuno.