Que la picaresca española que nos mostraba "anónimo" en el Lazarillo de Tormes se ha perpetuado a lo largo de nuestra historia para llegar hasta nuestro tiempo es algo que podemos ver un día sí y otro también en el telediario. Y Club Caníbal, que es bien consciente de ello, se está encargando de llevar a escena un buen reflejo de ello con su trilogía de crónicas ibéricas, que ya comenzó con Desde aquí veo sucia la plaza, también llamada "la de la cabra", que un servidor pudo disfrutar a mandíbula batiente hace unos meses. Ahora, con ocasión del Frinje, y tomando como inspiración aquel suceso tan inclasificable como fue el del equipo de baloncesto paraolímpico de Sidney 2000 (España ganó el oro, pero se descubrió que solo dos de los componentes del equipo tenían algún tipo de discapacidad), nos muestran la historia de Juan Alegría, un jugador de tenis de mesa fracasado y sobrepasado por su situación vital que recibe la oferta de la federación de ese deporte para acudir a los juegos paralímpicos de Sidney 2000 con un certificado de discapacidad psíquica falso; un relato en el que por supuesto no podían faltar los Borbones, entre un largo listado de personajes construidos con inteligencia por los actores.
Así, Club Caníbal ha logrado crear un lenguaje propio y singular, un sello en el que se integran sus pantalones cortos, su dominio excelso de la comedia, sus referencias y paralelismos con la actualidad, su ácida y corrosiva crítica: Juan Vinuesa, Font García y Vito Sanz se entregan sin reparos a una interpretación enérgica, hilarante y generosa. En Herederos del ocaso, entre carcajada y carcajada, nos otorgan una radiografía de sus procederes que nos recuerda, y mucho, a casos bastante sonados; y es que es difícil borrar la sonrisa dada la mordacidad y "casposidad" de lo que se está visualizando. Chiqui Carabante, por su parte, toma la batuta del espectáculo para lograr un compendio de limpieza, frescura, agilidad, diálogos y situaciones desternillantes combinadas con la música en directo, no exenta de sorna, de Pablo Peña.
Herederos del ocaso recibe la reutilización de la escenografía sencilla y eficaz de Desde aquí veo sucia la plaza, perfectamente readaptada, y completada con pelotas de ping pong. Muchas pelotas de ping pong (ya me entenderán). Y es que, aunque era tarea complicada, los chicos de Club Caníbal han conseguido superarse con su nuevo espectáculo: si Desde aquí veo sucia la plaza ofrecía un final, quizá, imperfecto, Herederos del ocaso ofrece un final redondo con una vuelta de tuerca al género donde el espectador pasa de la carcajada al drama en 5 minutos; es muy difícil realizar ese salto y, sin duda, su buen hacer merece reconocimiento.
Puede que el humor de Club Caníbal no llegue a todos los paladares, pero es innegable que esta compañía da (y dará) mucho que hablar. A mí, desde luego, me tienen cautivado.
HEREDEROS DEL OCASO
Dirección: Chiqui Carabante
Intérpretes: Font García, Pablo Peña, Vito Sanz y Juan Vinuesa
Iluminación: Nerea Castresana
Escenografía: Walter Arias
Vestuario: Salvador Carabante
SALA MIRADOR. MADRID
Música: Pablo Peña
Producción: Club Caníbal
Asistente de producción: Silvia Rey
Visto en FRINJE MADRID 2016.
NAVES DEL ESPAÑOL. SALA MAX AUB
Reposición: TEATRO GALILEO. MADRID
Reposición actual: SALA MIRADOR. MADRID