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'Mi agravio mudó mi ser'. O la palabra muda


LEONOR.- ¡Yo soy quien soy!

Engañaste si imaginas,

Ribeta, que soy mujer.

¡Impresiones peregrinas!

Mi agravio mudó mi ser.

Tomar la palabra no es fácil.

Hablar como mujer, tampoco. Toda palabra carga con el peso de la tradición; con la palabra se acaba construyendo la Historia, que se forja con historias en palabras. Pero la palabra ha sido y es terreno del poder. Y el poder ha sido, y aún sigue siendo, territorio masculino.

Las dramaturgas sabemos de lo que hablamos, de palabras. Y sabemos el precio que pagamos por usarlas como herramienta de trabajo, un precio alto que conlleva tiempo, esfuerzo e invisibilidad. Las autoras de teatro aglutinamos en "nuestro ser" al menos tres violencias: el género, el dedicarnos a lo artístico, y el escribir teatro.

Lo artístico y la autoría son violencias que también padecen ellos, aunque la versión en femenino parece quedar siempre un escalón por debajo. Consultemos simplemente las cifras.

El género conlleva tantas violencias que excedería la extensión de cualquier artículo. Voy a reducirlas a una forma verbal: Deberías…

Por tanto, cuando me llegó la oportunidad de componer esta obra grité de alegría y de pánico: ¿Yo, quién era yo para hablar por boca de la mujer? Una dramaturga me respondí- y es que tengo respuesta inmediata para todo, que no tanto soluciones.

Como la premisa del director, Óscar Miranda, era crear una obra de teatro clásico sobre la mujer, le propuse hacerlo con las palabras escritas por las propias mujeres. Y el resto es historia, la historia de cinco meses de búsqueda, de pérdidas y de hallazgos.


Laura Rubio Galletero

La dramaturga barroca Ana Caro Mallén me brindó una trama y una protagonista: Leonor, una antagonista: Estela y, un criado, reconvertido en amiga: Ribeta.

Sor Juana Inés de la Cruz me ayudó a completar los personajes, Angela de Acevedo a definir la acción, Gloria Fuertes incorporó la belleza de lo sencillo, Calderón y Lope (porque también ellos escribieron personajes femeninos potentes) aportaron varias estrofas, al igual que Rosalía, la Avellaneda, la Pizarnik… y una misma como voz contemporánea.

Entre todas y algunos todos he ido tejiendo este texto. Me fascina la metáfora del tejer, reúne en sí una labor tradicionalmente femenina con la fuerza del mito, y con el proceso que conlleva escribir. Hacer y deshacer con paciencia e intentando que no queden demasiado al aire los nudos.

Un texto es un entramado de ideas, este texto de ideas y voces. Hilos de voz de mujeres del pasado y del presente que buscan, como buscan los personajes protagonistas, cambiar un mundo que las asfixia. Por fin, son protagonistas clásicas que en vez de agonizar mueven a acción. Leonor viaja para que nosotras y nosotros viajemos con ella, porque todo viaje implica una profunda transformación.

Aún afirman que los "temas femeninos" sean cuales fueren, son temas que nos interesan más a nosotras (o sólo a nosotras) y que ellos, o Él, es un secundario en estas historias. Recuerdo aquello que decía Cervantes por boca de Quijote: "Ladran, Sancho, señal que cabalgamos".


Mi agravio mudó mi ser

Mi agravio mudó mi ser

Define la RAE:

Agravio: Perjuicio que se hace a alguien en sus derechos e intereses.

Mudar: Dejar algo que antes se tenía, y tomar en su lugar otra cosa.

Ser: o no ser.

¿Para ser mujer hay que asumir con pasividad el agravio como esencia de nuestra identidad genérica?

¿Nos lo "debemos" reconocer entre nosotras mas no con vosotros?

¿Podemos llevarlo a las tablas o, la soledad, la dependencia, la maternidad y la búsqueda del soy se consideran aún temas marginales?

Las preguntas se mantienen suspendidas en el aire a la espera de vuestras respuestas.

Leonor ha partido de Sevilla a Flandes gracias a la Compañía de Creación Escénica.

Nos encontramos en escena. Palabra.


Laura Rubio Galletero

Laura Rubio Galletero

Nacida en Barcelona, licenciada en Historia del Arte por la Universidad Complutense y titulada en Dramaturgia y Dirección de Escena por la RESAD, se ha formado en guión audiovisual, danza contemporánea, performance y pedagogía teatral. Formó su propia compañía Yo la Peor de Todas con la directora Fátima Peón, con la que estrenaron tres montajes. Es cofundadora del Colectivo Woolf para la integración del arte como transformador social. Escribe, imparte clases de dramaturgia y movimiento expresivo y ha dirigido cuatro piezas breves. Ha recibido numerosas becas nacionales e internacionales como autora dramática. Recientemente ha participado con la Compañía de Creación escénica en el Festival Una mirada diferente del Centro Dramático Nacional con Los perros no van al cielo, texto publicado y también seleccionado por la Fundación Autor Sgae para el Ciclo de lecturas dramatizadas El teatro se lee en la Berlanga.

Más información en su blog.

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