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Crónica desde las cuadras de 'Equus'


Contar por escrito lo que supone Equus es en sí toda una odisea, puesto que no solo atañe a nuestro presente, sino que es parte importante de la historia teatral de este país...

Corría el año 75, Franco todavía vivía cuando los hermanos Collado deciden poner en escena esta obra, que iba a ser el primer desnudo integral masculino y femenino que se vería en España. En octubre de 1975, Salvador Collado se embarcaba en la producción de Equus bajo la dirección de su hermano Manuel. Fue estrenada en el Teatro de la Comedia, y pronto ir a ver Equus se convertiría en un acto político contra el régimen, lo que supuso que estuviera dos años en la cartelera madrileña y a la vez girara por todo el país.

Por sus tablas pasaron actores y actrices de la categoría de José Luis López Vázquez, Fernando Guillén, Fernando Delgado o Francisco Piquer como psiquiatras, Juan Ribó, Manuel Ángel Egea o Ángel Pardo como Alan, Enrique del Pozo, Juan Calot, Pepe Maya o Josema Yuste como caballos y Ana Diosdado, María José Goyanes, Kiti Máver o Luis Peña en el resto del reparto.

En septiembre del 2015 la compañía Arte&Desmayo comenzó el nuevo proceso de creación, con Juanma y Ávaro Gómez en la producción, Carlos Martínez-Abarca en la dirección y Patricia Roldán como coreógrafa en la creación de los equinos. A mediados de mes los caballos comenzamos el trabajo bajo la batuta de Patricia. Para la creación del animal tuvimos en cuenta tres factores: el físico, el psicológico y la máscara. Para ello lo primero que hicimos fue acercarnos a la asociación protectora de caballos Madrid Help Horses. Junto a ellos descubrimos los miedos y pasiones de los caballos, sus reacciones ante distintos estímulos y la diferencia de comportamiento en libertad o domados, información que nos fue imprescindible para comprender al animal.


Equus

Lo siguiente fue aprender a trabajar la máscara que creó Guillermo Campa, para lo que contamos con la inestimable experiencia de Arturo Bernal, que nos hizo comprender a esa máscara como un compañero más y cómo hacer que vibre y viva. Y por fin el trabajo físico, meses de investigación a base de ensayo y error, de la mano de Patricia, que fue dando forma, como si de una escultura se tratara, a toda la cuadra.

Finalmente la fusión de actores y caballos. Empezamos a trabajar el 1 de octubre con Carlos Martínez-Abarca, un genio de la dirección y una maravillosa persona, que nos exijía el máximo que podíamos dar, con cariño, cuidado, respeto y muchas facilidades, siempre acompañado de su mano derecha, David Lázaro. Poco a poco las escenas fueron tomando forma, fundiendo las cuadras con el hospital y el pasado con el presente. Trabajar con gente de la calidad humana y artística que forma el elenco de Equus ha sido un regalo más de los muchos que me ha dado esta función.

Juanma Gómez, un profesional del teatro que ha trabajado con los más grandes y que tuvo la loca idea de juntar a ocho actores en una sala pequeña al otro lado del Manzanares… Elia Muñoz, una grandísima actriz y persona que dobla personaje con Natalia Fisac, un torrente de energía que en escena nunca deja de sorprender. Magdalena Broto, una brutal actriz que no deja de trabajar, lo que no me extraña viendo lo que es capaz de hacer y, personalmente, otro de esos regalos que me ha hecho Equus. Sergio Ramos, un pequeño gran proyecto de actor, una máquina de la interpretación que a sus 23 años asume una gran responsabilidad.


Equus

Y mi manada/familia, compuesta por Pablo Méndez, que es la persona que siempre tiene una buena palabra y una sonrisa en los momentos más duros, María Heredia, otro pequeño gran proyecto de actriz que encarna la dulzura y simpatía, lo que la hace tan bella por dentro como por fuera, Roberto González, la elegancia personificada que siempre esconde un guiño de ojos. La última adquisición: Darío Sigco, una persona simpatiquísima que ha asimilado rapidísimamente al caballo y a la compañía. Y por último el que escribe, Iñigo Elorriaga.

Otro de los regalos que me ha dado Equus, tras 70 funciones, es la respuesta del público. Es increíble ver cómo la gente se queda tras la función para felicitarnos, tanto por el texto, que no deja indiferente a nadie, como por la propuesta escénica, dinámica y bella, que hace fluir presente y pasado con entradas y salidas frenéticas de actores y caballos. O por el trabajo milimétrico de toda la compañía, por el amor y cariño que dicen notar, con el que están hechas las cosas. Y cómo no por los caballos, de los que dicen que son bellos y armoniosos, dejando de ver al actor para ver al animal, apreciando el trabajo tan brutal que hay bajo sus lomos. Escuchar estas palabras del publico mientras intentan digerir Equus es tan bello que muchos días salgo emocionado, abrumado y conmocionado de la sala.

Otro regalo es salir a escena y descubrir entre el público a compañeros/as de profesión de la talla de María y Juan Pastor, Arnold Taraborrelli, Miguel del Arco, José Carlos Plaza, Ernesto Arias o a “las princesas del Pacífico” (Alicia Rodríguez y Belén Ponce de León), entre otros/as. Y ver reflejado en sus miradas que hemos realizado la misión con éxito. O el día que, tras la función, Manuel Ángel Egea se acercó para felicitarnos y contarnos de primera mano su experiencia en la función: cómo ellos la hacían con policía en el escenario, debido a las amenazas que sufrían de los grupos de ultra derecha, anécdotas de José Luis López Vázquez o cómo se llenaba de luz el teatro cuando ellos se quitaban la ropa. Fue una gratificación escuchar de su boca que nosotros/as habíamos conseguido supeditar la esencia de la función por encima del desnudo. El pensamiento que tuvo Egea al entrar en la sala fue: "¿Aquí van a hacer Equus? ¿En este espacio tan pequeño? Habrá que verlo…".

Gracias Peter Shaffer por regalarnos este texto y todo lo que conlleva. La semana pasada has abandonado los escenarios, pero siempre estarás vivo en nuestros cascos.


Íñigo Elorriaga

Nacido en Bilbao, cursa estudios de interpretación en la Escuela de Teatro de Getxo, complementándolos en Madrid con maestros como José Carlos Plaza, Juan Pastor, Yayo Cáceres o Arnold Taraborrelli. Participa en varios cortometrajes (Gran Vía 28, En buenas manos), funciones de teatro como Equus, Sólo agua y Correfoc (esta última con la compañía vasca Deabru Beltzak).

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