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EL HUECO o de cómo la desesperanza nos convierte en personas raras.



El hueco

No soy persona que esconda sus gustos, ni sus disgustos. Y quien me conoce sabe que el costumbrismo no es mi fuerte, es más, suelo evitarlo sin remordimientos. Pero tenía ganas de retos y, sobre todo, tenía ganas de ver El Hueco; algo llamó mi atención cuando la vi en la programación del Off de la Latina.

No lo pensé más y decidí ir el pasado jueves 7 de abril a verla. Entré en el espacio escénico: una cueva de piedra, oscura, que puede incluso producir escalofríos pero que ayudaba a crear el ambiente de la función: un lugar indefinido, un espacio todavía más indefinido, una oscuridad y una frialdad que no es más que un reflejo del estado anímico y vital de la protagonista de la historia: “la Rara”.

Lidia Palazuelos (actriz de este drama costumbrista unipersonal) interpreta limpiamente, sin descanso ni dilación, a la mujer frustrada y desesperanzada; y a la niña inocente y alegre. Primero fue el turno de la niña: una niña de campo, sin madre, con un padre que intenta por todos los medios casarla y entregarla a un hombre amigo de la familia treinta años mayor que ella. Una niña cuyo único deseo es jugar a ser campesina, plantar patatas (una metáfora brillante que se utiliza en toda la dramaturgia) y recogerlas convertidas en “la patata más increíble de todos los mercados”.

Poco a poco, interrumpiendo los mejores momentos (o al menos los más felices) de la niña, aparece la mujer: una mujer que sigue siendo y trabajando en el campo, monótona, sin madre y comenzando a estar también sin padre. Una mujer sin esperanza, sin ganas, sin conseguir “la patata más increíble de todos los mercados”. Una mujer que vive en un negro constante, en un agujero, en un huevo tanto físico como emocional.

Un hueco que, según va transcurriendo la función, es fácil darse cuenta de que no es más que un cúmulo de miedos, de frustraciones, de desesperanzas… pero sobre todo de miedos.

Una propuesta muy poco común en los espacios off. Un texto denso y depurado, una interpretación sin tapujos y un espacio escénico vacío de materialismos pero lleno de emociones, historias y huecos.

Dramaturgia: Lidia Palazuelos Dirección: Antonio Ponce Intérprete: Lidia Palazuelos Compañía: Concatena Producciones OFF DE LA LATINA. MADRID.

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