He de confesar una manía que tengo como espectador de teatro. Tras los aplausos del fin de obra, me dirijo al garito más cercano a la sala y me tomo una caña en soledad, e incluso a veces en buena compañía. Sí, nada raro, todos tomamos cañas después. De seguido, saco mi “libretita” y anoto pensamientos, sensaciones. Las reflexiones llegan después.
Es una libreta caótica, sin sentido ni orden. Más de dos tendréis esta manía, ¡confesadlo! Luego aúno todos esos pensamientos y escribo.
Pues son las 3 de la mañana, tengo los apuntes sobre la mesa, y me dispongo a escribir esta reseña.
Lo único que tengo claro es que debo empezar por el argumento: narra el inicio de la crisis del VIH, allá en los años 80 en la ciudad de Nueva York, y de cómo afectó a la vida del autor, Larry Kramer, reconocido escritor y activista homosexual. En diferentes actos, la compañía El Bucle ordena cronológicamente y de forma paralela, uno, la vida y relaciones del escritor , y dos, la problemática política y sanitaria que supuso la aparición de esta “plaga desconocida” dentro de una sociedad considerada como avanzada.
A partir de aquí hay tanto sobre lo que reflexionar…
Esta obra trata de emociones. Individuales y colectivas, ¿de la reivindicación de un amor libre? Habla del derecho a expresar el amor de una forma pública y manifiesta. ¿ Del sexo por y para el sexo? Trata sobre el miedo a uno mismo o del miedo a enfrentarse a un estigma. ¿Qué estigma? ¿Ser homosexual? ¿Estar infectado? ¿Ser un foco de infección?
Tal vez trate sobre la marginalidad de un colectivo. De la impotencia. Del deseo de ser y sentir normal. Trata de la sociedad. De sus carencias. De su falta de solidaridad y sensibilidad.
¿O tal vez trate sobre la falta de criterios y unidad dentro del colectivo gay.? ¿Acaso es necesario?
De la individualidad.
Sobre la política y su falta de escrúpulos. De la falta de recursos. De un sistema podrido. ¿Pero el sistema somos todos? ¿No?
Trata de la enfermedad, del derecho a la pataleta de la normalización.
Trata de derecho social.
Sea como sea, cada cual ha de sacar sus conclusiones.
Es teatro -cito a un nuevo buen amigo- y un teatro necesario. Magnífica excusa para refrescar conciencias.
Brava interpretación a cargo de jóvenes actores que ya cuentan con basta trayectoria a sus espaldas: - Ned Weeks ( César Oliver) - Félix Turner ( Diego Santo-Tomás) - Emma Brookner (Amaya Halcón) - Ben Weeks (Igor Estévez) - Bruce Niles (Pelayo Rocal) - Tommy BoatWright (David Simón) - Micley Marcus (Juan Silvestre) - Hiram Keebler /médico inspector/David (Toño Balach) - Grady/Craig/enfermero (Jose Guélez)
Igual de brava la dirección a cargo de Jesús Amate, apoyado por Eduardo Mantero, que nos transportan sin saberlo a la mente literaria del autor.
Insisto, teatro necesario, incluso hoy en día y pese al hoy en día.
UN CORAZÓN NORMAL
Dramaturgia: Larry Kramer
Dirección: Jesús Amate
Intérpretes: César Oliver, Amaya Halcón, Diego Santo Tomás, Pelayo Rocal, Juan Silvestre, David Simón, Igor Estévez, José Guélez y Toño Balach
SALA AZARTE. MADRID.