"El amor entre un hombre y un perro es un idilio. En él no hay conflictos, no hay escenas desgarradoras, no hay evolución" (Milan Kundera, La insoportable levedad del ser).
Un lienzo entre España y Argentina.
María Velasco (Günter, Líbrate de las cosas hermosas que te deseo) empieza este proyecto en el taller de escritura escénica “Fragmentos de la Catástrofe”, impartido por Guillermo Heras (Premio Nacional de Teatro 1994). El boceto, tras su paso por el espacio de creación Panorama Sur de Buenos Aires y un proceso de investigación ajeno a los imperativos de las producciones “al uso”, se desarrolla finalmente como una pieza orgánica y carnal contagiada por la danza, la música y las artes plásticas, estas últimas gracias al apoyo de La Juan Gallery de Madrid.
Es tiempo de inventar un amor otro. La soledad del paseador de perros propone romper los estereotipos y moralismos que siguen influenciando nuestras vidas, tanto en las relaciones sentimentales como en las ideas que tenemos respecto al feminismo o al animalismo. Una propuesta teatral de enorme carga ética y estética que plantea un discurso artístico no para meros consumidores, sino para ciudadanos críticos.
Dramaturgia: María Velasco
Dirección: Guillermo Heras y María Velasco
Intérpretes: Valeria Alonso, Kike Guaza, Olaia Pazos, Carlos Troya y María Velasco
Fotografía: Marta Cofrade
Producción ejecutiva: Carlota Guivernau
Diseño de espacio y luz: Marta Cofrade
Asistente de dirección: Tamara Gutiérrez Vestuario: Raquel Soto
SALA CUARTA PARED. MADRID.