Alguien dijo que: “ El corazón tiene razones que la razón no entiende”. Y no le
faltaba razón a la persona que formuló -con semejante rotundidad-, esta
afirmación que prologa milimétricamente la puesta en escena de Héctor Urien con Amor, sexo... ¡Y lo que surja!
El corazón, esa máquina que funciona a sobresaltos y se estremece con el zigzag
del binomio inseparable que forman el amor y el sexo.
Hay un sin fin de detalles, matices y circunstancias que superan a la razón. Una
infinidad de partículas en suspensión entre el hombre y la mujer que desbordan a un corazón que bombea deseos y demanda carińo.
El amor, el sexo... ¡Y lo que surja! Eso es lo que nos propone Héctor Urien. O lo que es lo mismo, un minucioso y divertido estudio sobre la química, la física y la cuántica.
La química del amor. Una reacción explosiva de sensaciones, situaciones que el
hombre y la mujer viven y comparten de forma irracional. Experiencias que nos
impone el amor y desdibujan la esencia misma de lo que somos, de lo que
queremos.
La física, el sexo y el deseo. Todo un festival de estímulos que someten a nuestro
cuerpo, y nuestros sentidos, a la entrega placentera del sexo opuesto.
Héctor Urien nos invita a sumergirnos en las entrañas de la sala, La Escalera de
Jacob, para compartir un monólogo con alma de cuento. Una encantadora fábula
sobre el amor, sexo... ¡Y lo que surja!
De una forma divertida, descarada, y con buenas dosis de cariño, Héctor, nos
introduce en el laberinto de fácil entrada y difícil salida, que supone el sentimiento del amor. El laberinto del sexo y los deseos incumplidos, sin dramas, con ironía y un excelente sentido del humor.
El hombre y la mujer, el amor y el sexo, desde una óptica sutil a veces, e
irreverente otras. Desde el minuto uno, Héctor, atrae al público y lo hace cómplice de esta puesta en escena que, durante tres historias, recorre el entramado de los sentimientos y la enajenación mental que nos envuelve cuando el amor nos acecha.
Cuando el deseo nos domina y el placer del sexo doblega nuestra voluntad. En
definitiva, el efecto anestésico de nuestros sentidos cuando amamos y deseamos.
Maestría y “tablas” de actor, con un divertido catálogo gestual, un monólogo que
fabula con encanto y sutileza, envuelto en un lenguaje lírico por momentos, y
descarnado y sucio en otros. Así es el coctel que nos propone Héctor Urien con Amor, sexo...y¡Ylo que surja!
AMOR, SEXO Y LO QUE SURJA.
Dramaturgia e interpretación: Héctor Urien
LA ESCALERA DE JACOB. MADRID.