Runrún de grillos.
Hieráticas, ensimismadas y ajenas, cuatro personas reciben a los espectadores realizando una gimnasia monótona y absorta. A poco, en cuanto un piano distante comience a desgranar notas, les van a relatar un formidable cuento de terror.
Conviene, entonces, contar lo menos.
Salvo que ese cuento tratará del mayor de los desamparos: el de las madres despojadas de sus hijos.
Y tratará, también, de la mayor de las incertidumbres: la que indaga su origen, su porqué.
Será Amanda (María Morales) quien, tras advertir “¡Estoy anclada en este relato!”, guiará al espectador, atravesando con engañosa facilidad todos los estados de ánimo posibles, de la incredulidad a la desesperación, por los caminos ciertos de la pesadilla.
No está sola, claro.
Fernando Delgado, en el dificilísimo papel de niño adulto y desposeído de infancia, la apremiará con urgencia e intensidad: “¿Qué es lo importante? ¿Qué es lo importante?”. Clama e interpela.
Luz Valdenebro, hace suya la madre, sincera, locuaz e incrédula, que se desmorona ante los atónitos ojos del público que contempla, desasistido, su derrumbamiento.
Será Estefanía de los Santos quien desgarre a tumba abierta que no quedan causas, que no quedan porqués…
Pablo Messiez sirve, ofrece, vomita una función sobrecogedora , ominosa y cercana...
Conviene, dije, no contar mucho.
Conviene, digo, verla.
A fin de cuentas, será inolvidable.
LA DISTANCIA
Versión de la novela Distancia de rescate de Samanta Schweblin: Pablo Messiez
Dirección: Pablo Messiez
Intérpretes: María Morales, Fernando Delgado, Luz Valdenebro y Estefanía de los Santos
Ayudante de dirección: Teresa Rivera
Asesoramiento de movimiento: Lucas Condró
Escenografía y vestuario: Elisa Sanz
Ayudante de escenografía y vestuario: Paula Castellano
Iluminiacón: Paloma Parra
Diseño gráfico: José Fernández
Fotografía: Quique Marí
Producción ejecutiva: Caterina Muñoz
Producción: Bacantes Teatro
TEATRO GALILEO. MADRID