Encerradas en un sótano, en una catacumba (nunca una vieja cava fue tan gran escenario) un ama y una criada dan vueltas alrededor de un biombo y una silla en las que no encontrarán, claro, descanso. El tiempo, también, fluye en círculos y mansea en recovecos, trepa cual trucha al presente (la boda de Isabel II) y desciende, cual Sella, al pasado (la invasión napoleónica) y se entretiene en meandros. Doña Margarita, el ama, hierática, rígida y grandguiñolesca (ejecutada con contenido histrionismo por la gran María Duarte) oye, cree oír, quiere creer que escucha la aflicción de su patria amparada en versos rimbombantes, sentenciosos e inapelables que la agarrotan y enjaulan (la jaula como máscara). Ana Oliva, vivaz, alegre y descarada llena de vida a Manuela, necia y (re)sabia(da) al tiempo, resignada y procaz, contempla los sucesivos desfiles de prohombres y acontecimientos como una mascarada (la obra, reveladoramente, se inicia un Martes de Carnaval) a la que se hubiera visto obligada a asistir y , ya puestos, disfrutar.
Las dos mujeres, Duarte y Oliva, Oliva y Duarte, tanto monta, se ven zarandeadas por la larga sombra de Fernando VII, iluminadas por la oscura luz del borboneo, mientras descubren que la gloria de la patria se deshace en charadas, adivinanzas y juegos infantiles y que se vuelven grotescas marionetas, caprichos de Goya o muñecas de cartón mientras , encerradas con un solo juguete, intentan mirar, desde la oscuridad de un sótano, los muros de la patria suya para descubrir, cerrando los ojos, que no son más que un puñado de escombros.
Leche y picón. Gran texto de Juan Padilla. Formidable dirección de Gaspar Campuzano. Gran función. No me cabe la menor duda de que Valle Inclán y Pérez Galdós le hubieran concedido su bendición. No seré yo menos.
LECHE Y PICÓN
Autor: Javier Padilla
Dirección: Gaspar de la Zaranda
Intérpretes: Ana Oliva y María Duarte
Compañía: Tras el Trapo Teatro
OFF DE LA LATINA. MADRID