Sufrida Calo es un canto a la vida. La exaltación de la propia existencia por el mero
hecho de la certeza de la muerte. O viceversa. La posibilidad de agarrarse con fuerza a esas segundas oportunidades que nos permitan encontrarnos, reconocernos, realizarnos. O no. O simplemente el camino de vuelta al origen para volver a ser quienes nunca debimos dejar de ser: nosotros mismos.
Elena Lombao nos regala una interpretación soberbia; una construcción de personaje exquisita, que atrapa desde el primer segundo y arrastra hasta el final de la obra; así como un majestuoso cambio de registro en el contraste del cambio de personaje.
Respetando por completo todos los códigos de la comedia nos hace reír a carcajadas de la forma más pura y natural, incluso dejando un poso de amargura en la reflexión del motivo de risa.
De la mano del encantador personaje de Susana, Sufrida para los no tan amigos,
caminamos por el proceso de búsqueda personal y desencuentro social. El rechazo que todo ser diferente padece hasta que no se acepta a sí mismo como único e incomparable. Un delicado homenaje a la belleza que reside en lo grotesco, en lo amable de la sencillez humana. Y con este pretexto, un cuestionamiento de toda una estructura social impuesta y aceptada: desde la manipulación lucrativa empresarial hasta la propia existencia de Dios.
SUFRIDA CALO
Dirección: Borja Echevarría y Elena Lombao Dramaturgia: Elena Lombao y Borja Echevarría intérprete: Elena Lombao
Iluminación: Marino Zabaleta Escenografía: Las Grotesqués Vestuario: Tatiana de Sarabia Diseño gráfico: Riki Blanco
Producción: Las Grotesqués
TEATROS LUCHANA. MADRID