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'El grito en el cielo': Un puñadito de nada



El grito en el cielo

El nihilismo a escena. Y hay algo que me ha recordado a Camus, a Sartre… Que es lo que era moda en mi adolescencia. Quizás ese recuerdo es consecuencia de que ese tiempo ya quede lejos, y hoy, en una edad más allá del segundo orden, todo aquello vuelve a comparecer… Pero para recordarme, como dice uno de los personajes, que está más cerca... Ser ese "puñaíto de nada".

La trayectoria de La Zaranda ya es conocida por los aficionados. Cuna, fuente y alimento de muchas aficiones, que desde aquél Vinagre de Jerez, siguen poniendo amor y “guasa andaluza” en el escozor de las heridas.

Un grupo de ancianos, como la mayoría, numerados, depositados por sus parientes, la sociedad, nosotros, en un geriátrico. Y se despiertan cada día, y comienza el ritual de la extinción programada: pastilleo, pelotitas de color, disfraces, gimnasia rítmica, cancioncillas… Pero lo mejor que queda de ellos decide que sería preferible morir antes de que los maten… Y juntos, buscar el cielo definitivo y protector. Ya no quieren llamarse 327, 501, la Sirenita... Una función dura. No apta para todos los estómagos, porque nos hace reconocernos humo evanescente...

También hay risas. Pero suenan diferentes. Empiezan tímidas… Y luego hay quien ríe despreocupado, quien ríe nervioso, carcajadas que se hielan, y hay quien no le ve maldita la gracia.

Pero también hay, por encima de todo eso, un gran trabajo de dirección de Paco de la Zaranda, aunque quizás hay alguna situación excesivamente reiterada. ¿Por qué varias sesiones de juegos y terapias? ¿Por qué varios intentos de fuga? La reiteración hace perder gas e impacto a cada situación inicial. Una creativa escenografía de "acero frío, abrigos y mantas" que enmarca todo el camino de estas almas, una estupenda y elocuente iluminación entre lo poético y lo tenebroso… Y muchas imágenes inteligentes, e inolvidables. Genio teatral. Valga de ejemplo la escena-imagen final, antológica. Esas cuatro figuras, mirando al cielo… ¿Esculturas de humo que se desvanece? Y acompañándolos en la búsqueda constante de la liberación, el Coro de peregrinos del Tanhausser de Wagner que, con su oleaje in crescendo se empeña, y logra, clavarnos la imagen, la idea, y la reflexión.

¡Uuuuuffff!

EL GRITO EN EL CIELO

Dirección: Paco de la Zaranda

Compañía La Zaranda

Intérpretes: Celia Bermejo, Iosune Onraita, Gaspar Campuzano, Enrique Bustos y Francisco Sánchez

Música: Overtura de Tannhäuser (Richard Wagner).

Transcripción del mismo tema para piano y órgano de Franz Liszt Adore te devote (Santo Tomás de Aquino) Mambos (Pérez Prado)

Iluminación: Eusebio Calonge Espacio escénico: Paco de la Zaranda Cartel: Victor Iglesias Fotografía: Juan Carlos García y Victor Iglesias Coordinador de transportes: Eduardo Martínez

Una Producción del Teatro La Zaranda con la colaboración del Festival Temporada Alta y la Biennale di Venezia (2014).

TEATRO ESPAÑOL. MADRID

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