Pieza coreográfica al ritmo de un texto poético

Seis artistas españolas desafiaron en Buenos Aires esos versos que rezan que la “distancia es el olvido”. Juntas empezaron a pensar en la historia reciente de su nación y fundaron una compañía que bautizaron Trinchera. Era tanto aquello que querían explorar, contar, expresar y compartir que, en lugar de una, elaboraron tres piezas y le dieron así forma a la Trilogía Republicana, que ya se ha representado de un lado y otro del Atlántico y ahora deleita a los espectadores madrileños.

Granos de uva en el paladar es la primera de estas propuestas (que se completa con Pinedas tejen lirios y con Auroras), y que, a su vez, tiene una estructura construida a partir de tres cuentos de Susana Hornos que se entrecruzan de modo coherente, se abrazan y acarician. Actriz y dramaturga, junto con Clara Díaz, Maday Méndez, Ana Noguera, Zaida Rico y Silvia Barona cierran el círculo de estas almas que golpean el letargo del olvido, sin un afán pedagógico, sino que invitan a un viaje al pasado, a los tiempos previos a la Guerra Civil y a las heridas que aún no cicatrizan.

Esta propuesta despliega un recurso inteligente y bien logrado que es la utilización de un paño gris que, según el modo en el que las actrices lo dispongan, doblen o coloquen sobre sus cuerpos invocará distintos estratos y sectores de la sociedad: el hábito (la Iglesia), el delantal y el mantón (el pueblo), una mochila de caza (el terrateniente) y el fusil (el ejército). Conmovedora, polifónica y dinámica Granos de uva en el paladar es una pieza coreográfica al ritmo de un texto poético y de logradas interpretaciones que, como el título lo indica, invitan a un sinfín de emociones. A través de relatos donde los protagonistas son aquellos seres olvidados de los libros de Historia, danzan los fantasmas y las palabras gracias al pulso de excelentes actrices.