Contra todo pronóstico, este martes hubo una sala en Madrid que se llenó: La sala Off del Teatro Lara. En este espacio la atmósfera es idónea para permitir a su público soñar despierto.
Manténgase a la espera es: una comedia romántica, una pieza de teatro absurdo y una crítica social a las mafias que constituyen las compañías telefónicas y a lo desesperantes que resultan a veces sus teleoperadores (que los habrá honestos y comprensivos, no digo que no... ¡ejem!, ¡ay, qué tos más mala!)
Las parejas de polos opuestos, la manipulación entre personas, la competitividad en la que el ganador sólo recibe su vanidad como recompensa o los conflictos entre los actores de una creación colectiva son los ingredientes selectos que han escogido estos tres creadores para construir su espectáculo. Es verdad que el texto de Alfonso Mediguchía es absolutamente evocador; un gran aliado que juega a favor de las mentes imaginativas de los actores, que lo ponen en marcha a una velocidad vertiginosa y al mismo tiempo con la máxima precisión. ¡Ojo! si eres un espectador muy expresivo, corres peligro de ahogarte, así que es recomendable hacer unos ejercicios de respiración antes de entrar en el teatro. La organicidad con la que se lleva a cabo la dramaturgia me hace preguntarme cuál es el método de creación de esta compañía y si Alfonso escribe a partir de improvisaciones con los demás, o propone el texto antes de empezar con los ensayos.
En una estructura inesperada y poco convencional, se incluyen divertidísimas interacciones "aparte" entre los dos chicos de Los Absurdos, en las que Jorge (interpretando mono 2) intenta comprender el significado de la pieza y comenta los cabos sueltos que quedan para que ésta tenga sentido, lo que incomoda a Alfonso (mono 1) visiblemente. Confieso que me encantó verles en apuros.
Entre los tres actores de Manténgase a la espera hay química y complicidad instintiva, lo que hace que formen un elenco como (¿Dios?) manda. Da gusto verles trabajar juntos y el espectador se encuentra relajado, en muy buenas y profesionales manos. Patricia Estremera es una actriz en la que destacaría su dominio físico y bis cómica con un toque neurótico genial. También destacaría en ella el collejazo estelar que le propina a Alfonso en una de las escenas; sonaba como los de verdad, fue un momento muy grande. Su compañero interpretó con el mismo virtuosismo tanto a un personaje que roza el trastorno obsesivo compulsivo, como a un telefonista novato. Recalco su impresión de homo erectus, que es un gustazo. Por otro lado, la atractiva estupidez del personaje-cantante de Jorge Gonzalo me hizo pensar en lo importante que es que a estas alturas, las personas que vayan al teatro o los propios actores de teatro en España superen de una vez que decirle a un actor “¡Qué idiota has sido!” es decirle que le ha tocado el gordo. Es decirle que tiene un talento muy poco común entre los actores ordinarios: tener la generosidad suficiente para ser 101% vulnerables y frágiles ante el público, cualidad que hace posible que el público firme un contrato inmediato de identificación indefinida con el intérprete. Lo cual le permite al actor darle la vuelta a la tortilla y reírse hasta de su Santa Madre, (con perdón) cuando está en escena. A mis ojos, recibir este cumplido le hace admirable y poderoso. Por eso, no entiendo que cuando nos dicen: “enhorabuena, ha sido una obra o/y interpretación muy inteligente o/e interesante” recibamos el cumplido y nos regodeemos en nuestro éxito. No me fío de las observaciones que no conllevan ningún tipo de riesgo y que son peligrosamente fáciles de decir.
El final me dejó un tanto confusa, ya que no tenía ni idea de cuándo se suponía que el show debía terminar. Todos estábamos emitiendo palmas que se interrumpían porque aún quedaba una escena más. Luego me enteré de que se trataba de una recopilación a modo de flash-back con la que culminaba la representación. A decir verdad esto no me importó demasiado, porque dentro del humor absurdo en el que nos habían introducido los actores, esta ortopedia tenía sentido, me hacía reír, sintiéndome yo misma estúpida al verme tratando de adivinar cuándo llegaba la hora de los aplausos. Como una niña que tiene unas ganas enormes de palmotear y nunca le dejan desfogarse a gusto. Esto se observó al acabar la obra (el final de verdad) pues los actores tuvieron que salir a saludar tres veces debido a la increíble ovación que el público les brindó.
MANTÉNGASE A LA ESPERA
Autor y director: Alfonso Mendiguchía
Intérpretes: Alfonso Mendiguchía, Jorge Gonzalo y Patricia Estremera
Escenografía: Joanmi Reig y Alfonso Mendiguchía
Atrezzo y vestuario: Patricia Estremera
Cartelería: Manolo Pavón
Comunicación: Saray Neila
OFF DEL LARA. MADRID.