Diluvia. Es algo que sucede cuando el calor se despide y comienza el otoño de nuestra propia existencia. El agua agita la corriente de los ríos y arrastra los recuerdos, que empiezan a emerger desde las profundidades. La lluvia también nubla la vista y las gotas se mezclan con lágrimas. ¿Qué vendrá luego de esa estación? ¿El invierno?
Siempre me resistí a que terminara el verano comienza con el regreso del hijo no pródigo a su pueblo, acompañado por su mejor (y único) amigo, para asistir al velatorio de su madre. Lo que ocurre con este cuerpo dará lugar a una escena grotesca excelentemente lograda, pero sirve también como metáfora del pasado. ¿Se lo entierra? ¿Se lo incinera? ¿Se lo venera? ¿Se lo niega? Este escritor que ya no escribe y su editor quedan anclados en esas coordenadas, como si el barro les impidiera moverse. Y en este viaje al pasado visitarán El Caimán, el prostíbulo donde pasaron tantas noches tiempo atrás, y allí habrá más reencuentros con fantasmas, ángeles y demonios. Hay un tono melancólico que sostiene la acción, pero que se atenúa con un personaje (Santi Marín), que, no casualmente pertenece a otra generación, y que logra momentos de comedia, al enfrentar a los demás por la frescura y desparpajo, al poner a estos seres imperfectos frente al espejo.
Lautaro Perotti es el autor y director (lo conocimos en estos roles con Breve ejercicio para sobrevivir, protagonizada por Bárbara Lennie) de esta obra que habla sobre su generación y hace decir a sus criaturas, en varias escenas, que la juventud quedó en el pasado. El desafío de estos personajes será el de adoptar las virtudes –o los vicios– de los adultos. El realizador argentino también es actor y recorrió el mundo con La omisión de la familia Coleman y El viento en un violín.
Es inevitable que emerja el nombre de Asier Etxeandía, el genial artista de El intérprete, cuando los espectadores comienzan a pensar en las obras de la cartelera que les gustaría ver. En esta ocasión Etxeandía no está sobre los escenarios, sino que oficia como productor, de la mano de la empresa que tiene con otros socios, Factoría Madre Constriktor (y con la que gestó El intérprete), y también como compositor del tema original de la puesta.
Pablo Rivero (Cuéntame), Unax Ugalde y Andrés Gertrúdix componen a los amigos que el destino vuelve a unir, siempre bajo la mirada de una experimentada mujer, interpretada por la brillante Estefanía de los Santos (Las plantas), una prostituta que sabe desnudar el cuerpo y el alma de quienes la rodean.
El paso del tiempo, los recuerdos idílicos de la juventud, las cuentas pendientes, los malentendidos, los secretos y la amistad se resisten al paso del tiempo en esta puesta que salpica al espectador.
Dramaturgia y dirección: Lautaro Perotti
Intérpretes: Pablo Rivero, Andrés Gertrúdix, Estefanía de los Santos, Unax Ugalde y Santi Martín/Samuel Viyuela
Espacio sonoro y música original: Asier Etxeandía, Tao Gutiérrez y Enrico Bárbaro
Diseño de iluminación: Carmen Martínez
Espacio escénico: Mónica Boromello
Vestuario: Ana López Cobos
Taller de movimiento: Luico Baglivo
Coordinación de producción técnica: Chiqui Ruiz y Eduardo VIzuete
Fotografía: Danimantis
Diseño gráfico: Sergio Bethancourt
Producción ejecutiva: José Luis Huertas y Ana Sánchez de la Morena
Prensa: María Díaz
Producción: Factoría Madre Constriktor y SEDA
Distribución: SEDA
TEATRO MARQUINA. MADRID.
Martes a viernes. 20:30 h.
Sábados 18:30 h y 20:30 h.
Domingos 18:00 h.