Cinco actores trabajaron arduo y con pasión. No los impulsaba un capricho infantil, sino que el motor era muy diferente a un antojo y aspiraba a una evolución: convertir en una obra aquella escena que tantos aplausos y admiradores había cosechado en La Bagatela, el hoy desaparecido espacio cultural que sus almas poblaron durante cinco años, en el barrio de Lavapiés.
A través de improvisaciones colectivas aquellos minutos de comedia pura, ambientados en una paradisíaca isla, fueron creciendo mientras el elenco buceaba en zonas oscuras de la historia y en cada uno de los personajes, hasta convertir la acción en un infierno, una auténtica bomba de tiempo. Así nació Capricho, con acento argentino, como tres de sus intérpretes. Dirigidos por Toni Ruiz, también actor, el elenco está integrado por Chema Abellón, Natalia López, Victoria Facio y Fernando Nigro (estos dos últimos actores participan también de Carne viva, en la piel de la mentalista y de su enamorado, el policía que toma clases de ballet). Entre diálogos delirantes y snobs sobre la opulencia, hay una gema que emerge: las composiciones de estos artistas son un auténtico tesoro, un arcón desde el cual se despliegan múltiples capacidades expresivas, matices y emociones, en varias escenas, en diálogos simultáneos. Y en esta exuberancia, aparecerán las miserias que cada una de las criaturas comienzan a desenvolver a medida que se van cayendo las máscaras. En Capricho hay mucho humor, y de todo tipo: negro, escatológico, blanco, gag y de situación, entre otros.
Una pareja –él, un magnate y presidente de una compañía internacional (Nigro); ella, una artista plástica rodeada de una asfixiante soledad (López)– oficia como anfitriona de un fin de semana en su mansión en una isla, lejos del mundanal ruido. Los invitados son una joven y ambiciosa empleada (Facio), la voz disonante en esa galaxia de excentricidades, la gran extranjera, y su novio, un alto ejecutivo de la empresa (Abellón). En realidad, el público es el único huésped de este espectáculo, seducido desde la primera escena por esta acción que se desenvuelve por territorios insospechados y que deberá luego reconstruir para unir las piezas. Aunque este universo sea banal, nada de lo que se pretende mostrar lo es. En una escena muy bien lograda, el guion le advierte de modo inteligente al público que aquello que tiene frente a sus narices no se trata de una caricatura.
De la calma a la furia, de la armonía al desequilibrio, en esta feria de vanidades hay momentos desopilantes y también otros en los que el espectador se siente sacudido e incómodo frente a la acción que presencia, una sensación que crece con el trascurrir de la acción y que es un mérito de la dirección. Capricho es una propuesta vibrante, cuyo ritmo jamás decae, un espectáculo sumamente entretenido y delicioso, que se recomienda ver en reiteradas ocasiones en distintas ubicaciones de la sala para no perder detalle alguno de este encuentro entre seres tan poderosos como vulnerables.
CAPRICHO
Dirección: Toni Ruiz
Intérpretes: Chema Abellón, Victoria Facio, Natalia López y Fernando Nigro
Artista invitada de octubre: Carolina Dufour
Diseño gráfico: Rafael Ricoy
Fotos: Pedro Agustín
Realización de vídeos: Bokeh Artes Audiovisuales
LA PENSIÓN DE LAS PULGAS. MADRID