top of page
  • Foto del escritorRedacción

Karina Garantivá: "Mi rol como directora, de momento, es resistir"


Karina Garantivá

Entre el cielo y el suelo. Da la cara y el talento. Da sinceridad y entrega. Sabe lo que quiere y sabe lo que cuesta. Su objetivo es soñar cosas para ponerlas en el escenario. Y lo consigue.

Los años 80, Colombia, una niña, una joven, Karina Garantivá. Los años 80 en Colombia fueron los años de Pablo Escobar y, como muchos niños, crecí viendo en la televisión lo que estaba pasando en Cali, Bogotá y Medellín; y aunque en La Guajira el peligro parecía lejano, cuando tenía 9 años asesinaron al candidato a la presidencia Luis Carlos Galán, un hecho trágico que marcó un antes y un después, fue una década dominada por el miedo. Un miedo que flotaba en el aire mientras vivíamos con "normalidad". También era el momento de los grupos de rock en español con letras que se oponían al progreso industrial y deshumanizado, a mí me fascinaba todo aquello pero no lo entendía, porque donde yo vivía no había industrias ni ningún tipo de progreso que nos amenazara.

Los mentores, las personas que escogemos para que nos guíen, nos definen.

He tenido varios mentores gracias a los cuales pude estudiar teatro, danza, música y dedicarme a esta profesión. Mi primera maestra fue Julia Paz, en Colombia, ella había estudiado en Cali cerca de Enrique Buenaventura y el teatro universitario y experimental que se estaba haciendo allí. Me enseñó los clásicos, la historia y fue la persona que me dijo en el momento indicado: "ahora tienes que irte porque aquí no vas a poder seguir creciendo".

Usted ha dicho sobre su vocación: "En mi familia decidimos que lo mejor para mí era emprender un largo viaje". Es muy difícil desde el aquí y el ahora revisar el pasado. Creo que no es posible hacerlo con justicia dramática porque el principal personaje, que es el tiempo, distorsiona los recuerdos y hace que coincidan con lo que uno necesita creer en cada momento que es su historia. Lo que está claro es que yo allí no podía estar porque no existía un marco de referencias para mi forma de ser y de expresarme. Yo nací en un lugar muy complicado para nacer, y muy hermoso también, allí el paraíso y el infierno se dan la mano.

Fanny Mickey no fue una persona cualquiera. Fanny Mickey, además de un referente cultural, fue una persona muy querida, una mujer que creyó que Colombia merecía tener uno de los festivales de teatro más importantes del mundo y lo creó de la nada, fue "un acto de fe". Muchos artistas le debemos a Fanny Mickey habernos dado referencias, su trabajo ha inspirado a toda una generación.

Entre la fiesta, el carnaval y la imaginación creó el Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá. Sí, una gran fiesta del teatro que comenzaba en la calle con los artistas invitados desfilando en una gran inauguración. A nombres como Declan Donellan, Robert Lepage, Eugenio Barba, Spregelburd, José Luis Gómez o Lluis Pascual los vi por primera vez allí. Fanny no concebía el Festival como un evento cultural dentro de la ciudad sino que convertía toda la ciudad en un escenario en el que se representaba el mejor teatro que se estaba haciendo en todo el mundo. Una de las cosas más impresionantes del festival que creó Fanny Mickey fue su apuesta por el teatro de calle entendido desde la ambición artística, eso hizo que nadie se quedara sin poder experimentar la magia del teatro. Un gesto enorme en un país de desigualdades.

"Había terminado la escuela (RESAD) y me di cuenta de que no sabía nada" ha dicho. Y empezó una etapa que no debió ser, a pesar de lo que pueda parecer, nada ingrata. En absoluto, al salir de la RESAD empecé a trabajar como actriz en Presas de Ignacio del Moral y Verónica Fernández, dirigida por Ernesto Caballero. Era una de las actrices del coro y en el camerino colectivo de la sala Valle-Inclán tuve la idea de hacer un montaje con otras chicas de la compañía. Al poco tiempo estrené la que sería mi primera producción, Maniquís, en el Teatro Arenal. Fue una locura porque no tenía ni idea de cómo hacer una producción. El empresario Alejandro Colubi nos dio la oportunidad de estrenar en la sala pequeña del Arenal y allí aprendí mis primeras lecciones.


Festen

Una de sus maestras es Magüi Mira. Cada minuto que he compartido con Magüi dentro y fuera de la sala de ensayos ha sido un tiempo lleno de significado. Me admira su inteligencia, talento y determinación. Y además dialogamos artísticamente, es una maravilla.

Bajo su dirección ha participado en Festen, una de las apuestas más firmes de la temporada que ahora acaba, sobre la familia como cárcel implacable. Sí, fue un viaje luminoso, de equipo, con Magüi al frente, memorable.

La obra habla de supervivencia. Sobrevivir es un destino y un misterio, no sabes por qué te ha tocado a ti y no a otro. Me siento como dentro de la canción de Silvio Rodriguez Pequeña serenata diurna… "Soy feliz, soy un hombre feliz y quiero que me perdonen por este día los muertos de mi felicidad". Hay muchas personas que han participado en esta supervivencia, es un milagro compartido.

Su deslumbramiento con los clásicos fue temprano y duradero. Calderón de la Barca fue el primer autor que me hizo sentir que lo mío no era una enfermedad sino una vocación.


El mágico prodigioso

El mágico prodigioso

¿Cómo conseguir la naturalidad y veracidad en las obras clásicas? Cuando dirigí El mágico prodigioso trabajé con el texto desde distintos enfoques y me di cuenta de que el verso no es el problema cuando interpretas los clásicos, sino el no saber para qué se dicen las cosas o tener ideas preconcebidas de cómo se tiene que decir esto o aquello. Yo no tengo el secreto, pero si tengo claro que no me interesan los enfoques académicos ni conservadores a la hora de abordar los clásicos.

Creativamente su nombre aparece unido en muchos y variados montajes al de Ernesto Caballero. Otro de mis mentores es Ernesto Caballero, a quien le debo no sólo haber apostado por mí como artista, sino haber confiado en mis ideas a la hora de gestionar y diseñar varios proyectos cuando estaba al frente de la Compañía Teatro El Cruce. En esa compañía me hice productora y sacamos adelante proyectos como Santo, La colmena científica o La fiesta de los jueces. Fue una época de mucho aprendizaje.

Son los Lennon-McCartney de la escena madrileña. Ernesto y yo vivimos en un permanente laboratorio creativo desde que nos conocimos, de ahí han salido proyectos, ideas, grupos de trabajo y muchísimas reflexiones que alimentan el trabajo que hacemos juntos o por separado.

El running como (pen)último capricho de una sociedad banal a la espera de que se le proporcione una nueva tontería en la que mantenerse ocupada o peor, simplemente distraída. Si, escribí una obra en la que la mediocridad y la búsqueda de sentido toman la misma ruta, el running, más que un deporte se ha convertido en una religión cuyo eslogan es “Podrás escapar de lo inevitable”.

Escribió Runners durante un verano especial. ¿Fue catarsis, ejercicio de estilo, terapia, vomitona? ¿Todo a la vez? Sí, hay un refrán que dice que los regalos de la fortuna vienen envenenados. Yo creo que los reveses de la fortuna vienen siempre con un regalo. Estaba muy desilusionada cuando escribí Runners, sufriendo el intento de bullying de algunos "compañeros" de profesión; y en ese momento me di cuenta de que no necesito absolutamente nada para seguir con mi trabajo creativo, las palabras vinieron a rescatarme y empezamos una relación que me está dando muchas alegrías.


Runners

Runners

¿Utiliza la escritura confesional para explicarse, para comprenderse?

Antes escribía sólo para acompañarme, no pretendía que nadie me leyera, pero creo que he salido del ensimismamiento y ahora lo que busco con mi escritura es dialogar.

El nombre Primas de Riesgo no puede ser más revelador y lleno de sentidos además de toda una declaración de intenciones. Fundé Primas de Riesgo en Madrid y en el año 2012. Uno de los hits de los medios de comunicación en ese momento era "la prima de riesgo" y el panorama desolador que nos venía y merecíamos por haber vivido una vida de "excesos". Yo seguía soñando con formar parte de una banda al estilo de los grupos de rock, pero haciendo teatro y revisando los clásicos desde una mirada contemporánea, y así fundé Primas de Riesgo, con menos de 4.000 euros que había ganado trabajando en la CNTC y una campaña de crowdfunding. El propósito era darnos una oportunidad de hacer las cosas que soñábamos hacer sobre un escenario, y así comenzamos.

¿Cuál es su rol como directora? Mi rol como directora -de momento- es resistir. El teatro cuesta dinero y el proyecto Primas de Riesgo, por diversas circunstancias, no ha contado con una financiación mínima para hacer esas cosas con las que tanto soñábamos.

¿Y el resto de las "primas"? ¿Por qué esas personas y no otras? Vivimos el ajuste permanente de la realidad y las actrices que están hoy en el proyecto son, además de actrices, mujeres comprometidas, capaces de trabajar en equipo y con mentalidad de empresarias ya que ellas lo son todo dentro del proyecto: creadoras, promotoras, todo.

¿Cómo es un día en el laboratorio Primas de Riesgo? Lo primero que hacemos al llegar es hablar; el trabajo parte de una idea que resulte significativa para los actores, no de una premisa de dirección. Cada uno asume un rol, el dramaturgo/a trae sus escenas, los actores proponen y, cuando dirijo, intento unir todo poniéndome en el lugar del público. Lo bueno de un laboratorio es que se da por sentado que todo es prueba y error, se prueba todo y se descartan muchísimas cosas.


Matrioskas

En Matrioskas lleva Hamlet a un lugar muy especial, entre Tom Stoppard y Ernst Lubitsch. Con Matrioskas nos propusimos desplegar la realidad y convertirla en muchas realidades posibles. Había una meta teatralidad que nos venía dada en el texto y eso nos permitió seguir profundizando hasta llegar a la historia de las propias actrices que interpretan la obra, hubo un momento en que todo entró a formar parte del mismo juego. Esta función nos ha dado la posibilidad de reírnos de nosotras mismas y de ese "quijotismo" que hace que los artistas nos pasemos la vida dándolo todo por y para el arte.

Le cito: "Mis costumbres no están de moda y, sin embargo, son eternas". Lo escribí porque no soy una persona apegada a las tendencias, sino que por el contrario, busco gestos que puedan permanecer en el tiempo. Hay cosas que no se desgastan, actitudes que le dan coherencia a cualquier historia: no me gusta la idea de adaptarme a todo para avanzar.

Usted es una mujer de teatro en su totalidad. Me muevo entre la actuación, la escritura, la dirección y la gestión cultural. Siempre pensé que una cosa acabaría aplastando a todas las demás pero todavía no ha ocurrido.

No se muerde la lengua. Hizo "campaña" por las revistas porno. Hicimos una performance que acabó siendo muy mediática porque queríamos cuestionar la decisión del actual Gobierno de subir el IVA cultural al 21%. Revistas porno 4%, Calderón 21% hizo que mucha gente comprendiera que la medida es irracional y no obedece a ninguna lógica.

Conoce la escena madrileña On y Off por dentro y por fuera. Creo que no tenemos un buen ecosistema para que el talento se desarrolle. El aire del teatro está viciado, hay muchos creadores a los que no les llega el oxigeno. Parece que hay gente a la que le va bien, pero yo me atrevo a cuestionar ese "bien". ¿De qué se trata? ¿De hacer una producción por temporada adaptándose a los ritmos y vicios de un sistema demencial? En el On los actores se usan y se tiran, las producciones se usan y se tiran, todo es de usar y tirar. Y en la escena Off se resiste con dinámicas que afectan al propio trabajo: multiprogramación y precariedad.

¿Entonces? Estamos en un callejón sin salida y necesitamos una revolución urgente, por muy antiguo que suene. Pero esa revolución está adormecida porque de vez en cuando se riega el jardín de la miseria con algún premio o alguna subvención, entonces salimos todos como ratas salvajes a despellejarnos unos a otros para agarrar un trozo, y nadie se ocupa de decir: "Hey señores, que aquí no hay suficiente para todos".

Con Rosaura, la mujer que se niega a vivir los sueños, anhelos o proyectos de otros tiene una deuda pendiente y desde hace mucho tiempo. Eso es verdad, tengo un proyecto que escribí después de Runners y al que le he tenido miedo… Tengo una deuda pendiente con Rosaura y conmigo misma, ya va siendo hora de pagarla.

Retrato: Aurelio Martínez

Festen: Marcos G. Punto

El mágico prodigioso: Andrés de Gabriel.

Runners: Jaime García

Matrioskas: Gonzalo Mayoral


188 visualizaciones
bottom of page