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Jesús Amate: "El mundo está loco, y me gusta llevar esa locura al escenario"



Jesús Amate

Le gustan las palabras. Mucho. Las usa para crear laberintos y, una vez ha llegado a su centro, deshacerlos con la misma sencillez (o no) con que los ha soñado.

Le gusta el teatro. Mucho. Desde que recibió un tomatazo no puede ser ni estar de otra manera y en ello pone, como decía el poeta, alma, corazón y vida.

Le gusta el absurdo. Mucho. Tiene un don para encontrarlo en cada encrucijada y deleitarse en él con apetito de Chico, dislate de Harpo y verborragia de Groucho. Es marxista y budista sin tregua o descanso. Siempre tienes ganas.

Y sí, si se puede mirar a Jesús Amate. Aquí le tienen.

Oigo por ahí que su teatro es "surrealista".

Alguna etiqueta hay que poner para orientar al espectador sobre lo que va a ver. Yo trato de beber de diferentes fuentes y, a veces, me sorprendo a mí mismo. Cuando escribí Mi novio es gay, para mi tenía más tintes de tragedia que de comedia, sin embargo vi que la gente se reía mucho más de lo que yo podría imaginar. No lo entendía, porque los personajes sufrían mucho. Luego estrené un thriller, Mary Poppins no existe. Ésta era más claramente un drama. Considero que la obra era buena, pero no funcionó muy bien. El público quería reír. Quizá por el momento social, de tanta angustia, por el que pasábamos (y pasamos). Pero yo quiero contar cosas que siento y que veo, y que llegue al público. Entonces pensé que tenía que ser a través de la comedia. Mis personajes, la mayoría, son grandes sufridores. La forma que encontré para su mejor expresión fue el teatro del absurdo. Me parece un buen reflejo.

La que sí es surrealista y absurda es la vida.

¡Y cómo! Por ejemplo, este verano escuché a una azafata decir a una compañera, muy seria, con cara de circunstancia: “Yo, cuando mejor desayuno, es por la mañana”. ¿Se puede desayunar en otro momento? Cuando un personaje de No se puede mirar dice que un niño de seis años propone que si durante la infancia trabajan tanto en el colegio, de mayores deberían trabajar sólo un día al mes, es que esto me lo dijo un niño de seis años a mí. Sus padres trabajaban mucho y no los veía en todo el día. El mundo está loco, y me gusta llevar esa locura al escenario. La vida es una tragicomedia, y es lo que yo quiero reflejar. Es cierto que llevado a un extremo parece surrealista.

“It's only words and words are all I have to take your heart away” se dice en una clásica canción de los Bee Gees. Parece escrita para usted que está enamorado del lenguaje.

Jajajaja. ¡Ojalá la hubieran escrito para mí! Las palabras me parecen maravillosas. Creo que muchas veces no somos conscientes del valor que tienen, y las decimos sin pensar en lo que significan. También me parecen interesante todas las palabras que nos callamos, porque nos comprometen. Cosas que no nos atrevemos a decir, nuestros sentimientos… A mí me cuesta. Creo que se me da mejor escribirlas que decirlas. Salvo que sea sobre un escenario. Ahí me siento protegido.

¿Sus primeras lecturas?

¿Las primeras? Julio Verne. Ya de menos niño, en el instituto, me enganché a Ana María Matute. Compaginaba su lectura con Freud, aunque no entendía nada. Es lo que tiene ser el menor de cuatro hermanos, que coges los libros que ves por las estanterías. Richard Bach, Herman Hesse… y Bécquer. Después me interesé más por temas filosóficos, sin dejar nunca el teatro… ¡Claro! Los clásicos me fascinan, sobre todo los españoles.

¿Su libro de cabecera?

El filósofo interior de Daisaku Ikeda y Lou Marinoff. Otro más es -¡oh, sorpresa! - El Sutra del Loto. ☺ Soy budista. Soy miembro de Soka Gakkai, organización laica budista que trabaja por la paz, la cultura y la educación. Me siento muy orgulloso de pertenecer a una organización que alienta a desafiarnos por nuestra propia felicidad y la de los demás.

“Nada existe hasta que no se nombra" se dice por ahí. Es verdad, creo.

También lo creo. ¡Pero ojo! También podemos perdernos en ellos, en los nombres, y matar lo que ya existe, o matarlo antes de que nazca. Hay que ser muy claros con lo que nombramos para no colapsarnos.


Jesús Amate

De hecho en sus obras desmonta la realidad que crea el lenguaje al uso y, recrea otra.

Pero eso es lo divertido, ¿no? Dejar volar la imaginación, jugar con las situaciones, los personajes y su expresión. Además, creo que es una forma de captar la atención del público. Que sientan interés. Para mí es una catarsis, y espero que para el espectador también.

Apurar los sentidos de cada frase, exprimir cada palabra lleva a lugares inesperados.

Es que las cosas, según se digan, pueden alcanzar una dimensión u otra. Y no nos expresamos sólo con las palabras, no podemos vivir sólo a través de ellas. Necesitamos los sentidos. Ya Lorca se preguntaba cómo traer al escenario el sonido del mar, una noche estrellada… Con las palabras nos podemos aclarar, o enredarnos en ellas. En cuanto al juego de palabras, hay personas que han visto Margarita o el lenguaje de los signos más de una vez y me han comentado que siempre descubren algo nuevo. Eso me gratifica mucho.

Más que una escuela, La Katarsis del Tomatazo fue una universidad.

Jajaja. Tengo muy buenos recuerdos. Iniciamos el proyecto el Grupo Nuevo Repertorio, y fue un éxito. En aquella época vivía literalmente en el teatro. Daba clases en la escuela de Cristina Rota, actuaba, escribía, dirigía… Bueno, ¡ahora también lo hago! Jajaja. En esta ocasión en Benamate. Pero aquella fue una época en la que aprendí mucho. Estaba rodeado de mi gran pasión, el teatro, encontré grandes amigos y compañeros, un gran amor… No se podía pedir más. También aprendí sobre lo que no quería. Eso también es un tesoro.

Supongo que, en cualquier caso, después de La Katarsis se le deforma la mente y ya no puede prescindir del público como personaje. De hecho, en Margarita o el lenguaje de los signos hay un guiño al público real / imaginario.

Para mí el público siempre es "el otro personaje". Siempre está. Es más, sin él no hay función, aunque sea uno. Es la razón del espectáculo. Como cuando organizas una fiesta. El público es nuestro invitado. La Katarsis fue una escuela en ese sentido. Y también el mundo de la performance, del que soy un enamorado. Me gusta, en general, que el público se sienta partícipe y vivo dentro del teatro. Un espectador activo.

Sus obras empiezan a partir de una encrucijada. Es un lugar, un momento que le fascina.

Creo que es donde estamos todos, si se quiere estar vivo. No podemos tener la vida planificada, ¿no? Constantemente tenemos que tomar decisiones. Para mí la diferencia está entre escoger tú la encrucijada en la que estás, o dejar que sean los demás los que te coloquen en ella.

Mi novio es gay o, lo que es lo mismo, "El amor como imaginación y relato"…

Bueno, en este caso como etiqueta. La obra trata sobre los miedos de una pareja gay a punto de contraer matrimonio. Despegarse de etiquetas, entrar en otras… Tratar de ser libres y vivir el momento presente. Creo que nos colocamos etiquetas todo el tiempo, y que eso nos ancla. Fluir. No apegarse a las cosas, vivir el presente… ¿Una utopía? Mientras se intente, por mí está bien.


Margarita o el lenguaje de los signos

Margarita o el lenguaje de los signos

¿Margarita y el barrendero son el profesor Higgins y Eliza Doolittle?

Me encanta esta pregunta. La verdad es que no lo había pensado, pero es una historia que me encanta. La he visto varias veces, tanto en la versión cinematográfica como la musical. Es posible que haya estado presente de alguna manera. Es un cuento bonito, y con princesas y príncipes más reales. ¿Por qué no darle una vuelta? Los tiempos cambian…

Aisha Wizuete hace un papelón. Tan contenida y, a la vez, tan segura de sí misma y tan desconcertada. Y todo bañado en un humor muy, muy sutil.

Es una gran actriz. Y el personaje no es nada fácil. Ha trabajado mucho y muy bien. En cuanto escribí la obra pensé en ella para el personaje. Ha trabajado muy profundamente el texto para poder dominarlo. Margarita es un personaje lleno de contradicciones, va y viene, y no consigue concretar. Mantener esa línea de pensamiento es difícil como actriz.

Lo suyo con Aisha Wizuete viene de lejos.

Sí, ya habíamos trabajado antes. Recuerdo, especialmente, con cariño Tardes de té y sexo. Otra locura que hicimos con Ana José Bóveda. Otra gran actriz. Nos reímos mucho y, por supuesto, el público también estaba presente… jejeje. También la he visto en otros trabajos sobre el escenario. Tiene muy buen contacto con el público, dominio del cuerpo y del espacio. Eso es de agradecer.

El papel de José Luis Valverde es, si me apura, de alto riesgo. Además de sostener y, valga la expresión, “contrapuntear” a Aisha Wizuete, debe dar vida a un personaje que “engaña”, tiene una enorme dignidad y comprensión... Aunque a veces le falten las palabras, su gramática es "parda".

Sí, es un personaje muy entrañable. José Luis lo borda. Además de sus cualidades como actor, estudia psicología, y eso creo que le ha ayudado a “pillar” ese trasfondo psicológico. Estuvimos hablando mucho sobre el pasado del personaje para entender su presente. José Luis es muy joven. Creo que va a ser un grande.

“Las niñas ya no quieren ser princesas” dijo Sabina y, como la paloma de Alberti, "Se equivocaba". De esta paradoja tiene mucho que decir Margarita. Como la palabra que puede parecer denigrante tiene otro valor que le agrada y desconcierta.

Bueno, Margarita y mucha gente. Estamos en continua contradicción y así nos vamos haciendo a nosotros mismos. De todas formas, creo que todo depende de la intención con las que se dicen las palabras, o se hacen los actos. “Princesa”, en general, es una palabra que me gusta poco. Personalmente, no me gustaría ser el príncipe de nadie. Me gusta estar con iguales. Pero según como te la digan te puedes derretir. ¿Quién quiere perderse un momento así?

Y es que Margarita es una historia de seducción en la que cada uno usa sus armas.

Jajaja. ¡Sí! Y como toda historia de seducción está llena de posibilidades y de trabas. Todo depende de cómo se mire. Y es que también tenemos que aprender a mirar. Quitarnos los miedos, y actuar conscientemente. Para mía esa es la clave de ser maduro. ¡A ver si lo consigo!


No se puede mirar

No se puede mirar

En No se puede mirar sus personajes no esperan a Godot. ¡Ya les ha llegado! Y tienen que dar el siguiente paso a ese que Beckett dejo sin explicar.

Están paralizados por el miedo y el desconocimiento. Pero ellos quieren intentarlo. No saben cómo. Ser dueño de uno mismo implica mucha responsabilidad, aunque todos anhelamos esa libertad. Es más fácil echar las culpas fuera. Aunque yo creo que no hay culpas. Ni siquiera errores. No me gustan esas palabras. Para mí lo que hay son experiencias y deseos. Y creo que los deseos pueden modificarse. Tampoco sé cuál es el paso a dar, lo que sí creo es que hay que empezar a caminar.

En el primer episodio, una mujer "maso" rompe sus ataduras (nunca mejor dicho) junto a un hombre "políticamente correcto". En el tercero, una mujer políticamente correcta (sin comillas) rompe sus prejuicios (y perjuicios) junto a un hombre sencillo, y lo hacen “desactivando” tópicos o, lo que es lo mismo, deshaciendo los significados de las palabras.

Creo que las dos están atadas, y las dos al final rompen esas ataduras, ayudadas por dos “antipríncipes”. Me gustan las personas cotidianas. Lo que pongo en mis textos son cosas que escucho en la calle, a amigas y amigos, además de mis propias vivencias. Trato de no juzgar, ni a las personas ni a los personajes. Trato… Si no me conmueven a mí, si no los justifico, creo que les quitaría la parte humana. Quedarían en clichés y para mí perderían valor.

Es deslumbrante como Marika Pérez encarna la vulnerabilidad.

Es una actriz con mucha sensibilidad. El día que le quieran dar una oportunidad en el cine nos va a sorprender a todos. Estoy convencido. Su trabajo es muy sutil y auténtico. Comparte las funciones con Luna Paredes, otra gran actriz, una bestia de las tablas. Ambas hacen un gran trabajo. Y trabajar con ellas es muy fácil. Tienen una gran disponibilidad.

No se puede mirar habla de dejar al descubierto las debilidades y domarlas.

Es que si no nos enfrentamos nuestras ataduras, ¿cómo vamos a crecer, a desarrollarnos, a ser libres? No podemos estar justificándonos eternamente. Bueno, es una elección. Cada uno/a es libre. Nuestras debilidades nos pueden hundir, o ser el trampolín de nuestra vida. Pueden ser un valor.

El episodio que protagoniza Juan Carlos Alonso -en un tour de force- recuerda, inicialmente, a un arrollador Groucho Marx que se quiebra en el escenario.

Pobre... ¡El personaje, digo! Es tan tierno y frágil. Sin embargo tiene que seguir viviendo en una tierra árida. Juan Carlos lo hace maravillosamente. Tiene una gran capacidad para jugar con el público, y luego dejarse quebrar. Creo, de todas formas, que todos tenemos dentro un trocito de este conferenciante, este particular Groucho Marx. Siendo una situación surrealista, Juan Carlos la hace muy verosímil. Conecta muy bien con la gente, y con su fragilidad.

Alfonso Gómez y Diego Lescano encarnan, en mi opinión, la emoción más difícil de trasladar, y dar vida a (valga la redundancia) la vitalidad y el optimismo; son los auténticos héroes de la función.

Para mí son héroes a pesar suyo. Tiene un gran sentido del humor, y sin él es imposible hacer frente a esas situaciones. No quiero desvelar aquí algunas imágenes de la obra, pero sorprenden en ciertos estados extremos. Lo mejor de todo es lo bien que lo pasan ellos. Bueno, todos en general. Ya hemos establecido un código en el que hablamos en la vida casi como en la obra. Nos reímos mucho, la verdad. Recientemente se ha incorporado Nicolás Gaude, que sustituye a Alfonso. ¡Otro valiente! Y otra gran persona. Es lo mejor para mí en los dos elencos, que, además de buenísimos actores y actrices, son grandísimas personas. Pero sí, tanto Alfonso como Diego toman la comedia con mucha seriedad y le dan mucho vuelo a los personajes. Se alejan del chiste para profundizar tanto en el personaje como en la situación. Grandes trabajos.

En el último sketch de la obra hay un homenaje a los Hermanos Marx con uno de los símbolos marxistas (casi tanto como la hoz y el martillo) por excelencia: el habano. Da la sensación de que usted debe adorar la secuencia del contrato -que fuera vertida al castellano por el mismísimo Miguel Mihura , ayuda- y debe venerar al terceto.

Así es. Me parece una escena brillante. En general, cuando era niño, me fascinaban sus películas. No sé si entendía todo lo que hablaban, pero eran brillantes en todas las propuestas y accesibles para todos los públicos. ¡Genios!


Fun, un loco Music-Hall

Fun, un loco Music-Hall

No se complica la vida. No necesita más que una buena iluminación, excepcionales actores y enormes textos. Lo suyo es teatro, puro teatro.

Algunos lo tachan de pobre, pero para mí cuando hay buenos elementos no se necesita mucho más. Y el momento presente no permite grandes riesgos. En Mi novio es gay sí había todo un despliegue de escenografía, proyecciones, video… Era un montaje onírico y lo requería. Estas propuestas son más directas con el público y no son necesarios tanto elementos. Si no van a aportar al espectáculo, ¿para qué tenerlos?

Con la productora Benamate se ha comprado la libertad creativa, algo que no tiene precio pero que hay que pagar.

Pues casi que esta es la pregunta más difícil… Hay que pagar un precio muy alto. Son muchas horas de trabajo, de dedicación, de hacer malabares, estar dispuesto a tener la gratificación del público, sin pensar en la económica, que la mayoría de las veces es escasa o nula. Y no es una queja, no me gustan. Es una realidad que no nos paraliza. Ahora bien, es una situación generalizada, en esta y otras muchas profesiones. Y no estoy de acuerdo con lo que se dice de que nos estamos acostumbrando. No.

La sociedad parece que sí.

Lo que sí creo es que falta unión. Hay cabida para todas las propuestas, para todos los sueños. Pero creo que cuando algo no funciona, todos nos vemos afectados. No es el sistema sanitario el que debería quejarse cuando no funciona, sino el resto de ciudadanos que lo vamos a sufrir. Al igual que la educación, o la cultura. Yo tendría que manifestarme por una educación de calidad y una buena sanidad. Los otros serían los que tendrían que manifestarse por una bajada del IVA cultural. Seguimos con la mirada pequeña, creyendo que lo del otro le afecta sólo al otro… Y como la tarta es tan pequeña, hay un miedo a "si entra el otro no va a haber sitio para mí". Si nos decidiéramos a vaciar los teatros y los platós habría una revuelta. Nos necesitan. Nos necesitamos. Y reconocerlo implica un compromiso y un esfuerzo. Todos estamos interconectados. Si no tengo una buena salud, ¿cómo me subo al escenario? Y si el médico no se libera con una buena catarsis, ¿de qué humor va a atender a sus pacientes? En fin…

¿Cuál es el valor de esa libertad?

Para mí es que hacer teatro es mi forma de vida. Como dice Lorca: "Hay que vivir en el teatro, o morir en el teatro". Es que me cuesta concebir la vida de otra manera. Por lo demás… efectivamente, hacer lo que uno quiere no tiene precio. Trabajar con la gente que uno quiere, tampoco. Y muy, muy agradecido a tanta gente que apoya desinteresadamente, solo por amor y por confiar en un proyecto, como son amigos, familiares, mi pareja… Y personas desconocidas que simplemente piensan que vale la pena apostar por esta propuesta. Salas de teatro que nos abren sus puertas, técnicos, programadores… ¡Maravilloso!

Para acabar. ¿Proyectos, proyectos, proyectos?

La mayor dificultad a la que nos enfrentamos es el tema económico. Tenemos proyectos encerrados en un cajón porque se necesita mayor dedicación y presupuestos más grandes. Sin patrocinadores, inversores, ayudas… es difícil. Pero la idea es seguir haciendo teatro mientras vamos favoreciendo esas oportunidades.

Y aún así…

El próximo 25 de mayo estamos invitados a participar en la muestra del festival Talent Madrid, de los Teatros del Canal, con nuestro espectáculo Fluxus, segunda parte de No se puede mirar. En junio estaremos en los Teatros Luchana con Fun, un loco Music-Hall con los locos Gisela Novais, actriz y cantante, Eduardo del Olmo y Aarón Martín, actores y bailarines. Y ya ensayando un nuevo espectáculo que estrenaremos la próxima temporada, después del verano, y del que no puedo decir mucho más para no matar la sorpresa ;) Así que muy contentos y agradecidos.

Retrato de portada: Fernando López

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