Chiqui Carabante: 'El estilo es algo que te atribuyen los demás'
- Redacción
- 5 ene 2017
- 9 Min. de lectura
Actualizado: 17 may 2019

Pregunto por ahí de qué va su obra y me dicen: "El universo de Chiqui” , “la reconocible mano de Carabante”, pero nadie me lo aclara. ¿Sería usted tan amable?
Es una cuestión difícil de responder. El estilo es algo que te atribuyen los demás. En mi trabajo siempre están presentes la tragedia, la comedia y el absurdo. Es decir, los mismos géneros en los que se mueve la vida hora tras hora. A eso añado rutinas de clown debido a mi formación en el Instituto del Teatro de Sevilla y a haber trabajado con Pierre Byland, Alain Gautré, Philippe Gaulier…
Formalmente tengo un especial amor por los objetos. Normalmente no utilizo atrezo construido ex profeso. Suelen ser piezas vivas y usadas. Algo que ayuda a una atmósfera decadente.
Y el trabajo de luces, tan necesario en el lenguaje desnudo que desarrollamos, tiene cierto toque expresionista.
Supongo que la combinación de estos elementos es a lo que llaman estilo.
Un día decide formar Club Caníbal con tres afines...
A Vito Sanz, a Font García, a Juan Vinuesa y a mí nos unió el humor. A los cuatro nos gusta reírnos de lo mismo y de la misma forma. Vito era mi vecino y, poco a poco, entablamos amistad. Decidimos hacer una pieza para el Microteatro. Vito me dijo que tenía un amigo que iba a casar con nosotros perfectamente. Así es como conocí a Font. Tras la grata experiencia del Microteatro fue cuando decidimos montar un grupo para desarrollar el lenguaje que ya apuntábamos en nuestra primera pieza. Vito fue el que dijo que tenía otro amigo con el que el trío sería perfecto, Juan Vinuesa. Así que Vito fue el oteador del grupo.
Una vez reunidos teníamos claro de dónde queríamos beber: de la tradición de humor española. De Berlanga a Tip y Coll, de Gila a Cuerda.
Rápidamente decidimos el tema, la identidad ibérica. Era lo que nos ocupaba la mayor parte de nuestras conversaciones: ¿por qué somos así? ¿qué es ser español?
Y para tener tiempo de desarrolar un lenguaje decidimos hacer la trilogía en la que estamos embarcados: Crónicas ibéricas.
Comenzamos a trabajar desayunando en casa de Vinuesa. Los cuatro teníamos claro que queríamos hablar de la actualidad, de la situación política que está afectando a nuestro país. Así que echábamos las mañanas desayunando, leyendo el periódico y contando anécdotas. Yo iba apuntando las que me parecían que podían ser el detonante de una historia y después improvisábamos sobre ellas.
Tras grabar las improvisaciones, las trancribíamos y yo las reescribía. Este proceso lo repetíamos dos o tres veces. Hasta depurar la escena.
Así, poco a poco, hemos creado ya dos espectáculos.

Herederos del ocaso: Vito Sanz, Font García y Juan Vinuesa
Le digo sus nombres y me cuenta qué le sugieren...
Font García.
Es el compañero que hubieran querido tener en todas sus películas Vitorio de Sica, Mastroianni, López Vazquez… Entronca con una tradición mediterránea de la interpretación que no debemos perder. Es conmovedor en la tragedia e hilarante en la comedia. Su manejo de los tiempos es magistral.
Vito Sanz.
Es, además de un gran actor, un clown natural. En inglés dirían de él que tiene funny bones. Pero además de esa virtud cómica, genuina e intranferible, es un placer verlo desarrollarse por el escenario. Es elegante y tiene conciencia de la escritura escénica. No sólo trabaja cuando está desarrollando una escena. Para él cada cambio, cada movimiento sobre las tablas, es parte del espectáculo y así lo ejecuta.
Juan Vinuesa.
No hay otro como él. No entronca con ninguna tradición. O quizás con alguna de otro planeta. Es sorprendente y particular. Su material es intransferible. Un gran actor como ningún otro, pues no hay nadie como él. Te puede hacer reir al principio de un monólogo para hacerte llorar con la última linea de éste. Una mirada verdadera, personal y renovadora de la interpretación.
¿Club Caníbal tiene identidad propia?
Club Caníbal es la agrupación que nos permite libertad de pensamiento para desarrollar nuestra visión del mundo. Es la feliz asociación que logra mantener unidas a estas cuatro personalidades tan potentes. Es el proyecto que está por encima de nuestras diferencias.
Nuestro sueño es poder seguir con nuestras cuatro carreras profesionales en diferentes ámbitos y tener el Club para hacer lo que nos de la gana.
La puesta en escena, el desarrollo de las funciones en rápidas secuencias, el tempo de la obra que va a 24 imágenes por segundo... Cualquiera diría que viene usted del cine.
Mi formación es mestiza: viene del cine y del teatro. En mis películas a veces me dicen que soy muy teatral y en mi teatro a veces me dicen que soy muy cinematográfico. Sinceramente, no sé si esto es positivo o negativo, lo que si se es que no es pretendido. Es como me salen las cosas.
En sus textos reconozco a Berlanga, a Azcona, a Zavattini, a de Sica…
Tengo el mismo amor que tenían ellos por contar las historias desde los rincones más pequeños. Ese lugar que siempre queda fuera de los grandes libros de Historia. Supongo que en mi coctelera particular combino esa influencia mediterránea con mi admiración por la comedia anglosajona: Monty Python o monologuistas como Bill Hicks me han marcado profundamente. Admiro cómo los anglosajones hablan de los mecanismos de la comedia y cómo siempre quieren ir un paso más allá.
Por su oralidad, por su naturalidad, parecen escritos con el “Sistema Azcona”, en un bar con las orejas bien abiertas.
Sí, tanto a mí como a mis compañeros del Club Caníbal nos gusta que nuestros personajes hablen como nosotros, como nuestros vecinos, como nuestra familia… Nos importa mucho que el público se sienta reconocido en lo que observa. Los personajes hablan como habla la gente de la calle.
Y es que el humor que practica Club Caníbal es costumbrista, ácido, sarcástico, muy mediterráneo. Un humor en el que el espectador no puede evitar reconocerse aunque, curiosamente, no se de por aludido; se cree por encima de los personajes y situaciones que pueblan sus obras. En cierta forma se ríe de sí mismo, ¡sin darse cuenta!
Supongo que algunos se darán más cuenta que otros. Nuestra idea es que el español pueda reírse de ser español pues todo lo que ponemos en escena es parte de nosotros mismos.
¿El mantra de Desde aquí veo sucia la plaza sería "La cabra, la cabra, la... ”?
Desde aquí veo sucia la plaza surge de la combinación de una noticia real y una anécdota contada por Font. A partir de ese par de mimbres comenzamos a improvisar. Poco a poco descubrimos quién era el protagonista de la trama y comenzamos a construir la historia.
A partir de ahí todo se simplifica. Ya sabemos lo que vamos a contar. Pero se complica en otro sentido. Nuestra máxima preocupación desde ese momento es contar bien la historia sin juzgar a los personajes, sin tomar partido hasta el final de la obra.

Desde aquí veo sucia la plaza
Y es que, a pesar de todo el barniz y el maquillaje que llevamos puesto, no dejamos de ser, en el mejor de los casos, "culturetas de provincias" o "modernos de pueblo". Y a poco que se rasca, desaparece el barniz … y aparece la raza…
La raza es algo que es difícil de hacer desaparecer porque tenemos los huesos empapados por ella. Con los años te vas dando cuenta de comportamientos y mecanismos que debes ir haciendo desaparecer de tu pensamiento poco a poco. Y reconocer algunos que, seguramente, se quedarán dentro de ti para siempre aunque no sean positivos. Pero bueno, creo que en un par de generaciones quizás seamos menos cerriles.
¿El mantra de Herederos del ocaso sería “Oe oeoeoeoe"?
El mayor problema de Herederos del ocaso era tratar el tema de la discapacidad sin ser ofensivos.
Como sabes surge de un escándalo que hubo en el deporte español: el fraude de la selección de Baloncesto Paralímpico que ganó el oro en Sidney. De los doce jugadores sólo había dos discapacitados.
Es un escándalo que se ha silenciado en este país. Para nosotros era una joya. Ibamos a difundir una pieza de una nuestra historia negra y además teníamos un material cómico increíble. Cómo llega un individuo de clase media a hacerse pasar por discapacitado. Pero no de forma anónima. Retransmitido por la televisión nacional mientras saluda a la Familia Real.
El material era perfecto para la comedia y cumplía una máxima del Club Caníbal: hay que dar a conocer nuestra historia para conocernos a nosotros mismos.
Pero lo que nos llevo más tiempo en la sala de ensayo fue el cómo abordar la discapacidad. Nuestra solución fue ser sinceros con nosotros mismos y el espectador. No esconder ningún tipo de discapacidad y reírnos mediante la crítica de lo que realmente debemos reírnos: la corrupción que campa a sus anchas en este país.
Un personaje de Herederos del ocaso, un tal Leandro, es todo un hallazgo: con una interpretación exacta pero no muy exagerada. Incluso llega a hacerse entrañable…
Es es el gran logro de Vito: hacer a Leandro tan vulnerable y humano que llegas a entender sus aspiraciones de gloria. Es un niño caprichoso y consentido. Un desvalido infante de la Casa Real.
Hay una frase, una precisión que ese personaje repite durante la obra que, no solo es un resumen o leitmotiv de la obra, es un resumen de la historia (la grande y la menuda) de España: "En lugar de cambio prefiero decir continuidad".
Sí, eso es un hallazgo de Vito. Surgió en una improvisación y marca el sentido de la obra. Ese niño consentido prefiere decir continuidad en vez de cambio. Y se lo consentimos.
De hecho en toda la obra se juega con la apropiación del lenguaje y, en consecuencia, la desvirtuación o desfiguración de la realidad.
Es parte de nuestra apuesta escénica. Sin hacer juegos de palabras, que es un humor que nos parece fácil, buscamos el peso de esas frases o palabras que marcan la historia a fuego. Y el reto dentro de ese lenguaje coloquial que manejamos es encontrar esas frases naturales y definitivas.

Herederos del ocaso
Hay un personaje, tierno, patético y perdedor que queda excluido del "triunfo" y da un contrapunto moral en la obra. ¿El humor es ético o no lo es?
Para hablar de corrupción no sólo queríamos mostrar la podredumbre moral de los corruptos, sino cómo sus acciones pueden afectar a un personaje de clase media. Alguien más débil que esos monstruos sin moral.
Y el humor, como todo en la vida, debe ser ético.
En el centro de Herederos del ocaso se encuentra el pícaro español quien, sea de guante blanco o de guante negro, siempre piensa en dar el timo de la estampita. Es curioso que sea un timo que se basa en la codicia del timado.
Nuestra pregunta fundamental para escribir el espectáculo es qué lleva a un tipo a hacerse pasar por discapacitado. Así que trabajamos las motivaciones de nuestro protagonista, Juan Alegría, hasta hacerlo vulnerable frente a una propuesta tan deshonesta.
En Herederos del ocaso lo que se vende, lo que se tima, es la caridad y el buenismo con el inferior, que se compra con limosnas y subvenciones. En cierto sentido seguimos sentando un pobre en nuestra mesa.
Sí, creo que seguimos haciéndolo. De hecho ese buenismo con el inferior fue una de las cuestiones con las que debimos luchar durante el proceso de ensayos. No ser condescendientes con los discapacitados. Si no podíamos bromear con él como lo hacemos con todo el mundo, también lo estábamos marginando.
Y es que, más o menos enmascarado, más o menos a trancas y barrancas, el Imperio sigue yendo hacia Dios.
Sinceramente creo que vamos en franco retroceso y que Dios logra ver su Imperio intacto año tras año.
No hay más que ver las recientísima masacre a Trueba o el tipo que mintió con la enfermedad de su hija para hacer un (falso) crowdfunding solidario y macabro…
Lo de Trueba pertenece a esa España negra que retrata el Club Caníbal. Un señor que mata toros ha decidido que es más español que nadie y que Fernando Trueba no es un buen español. Y como no es un buen español, no hay que ir a ver su película. Que ya no sabemos si es buena o mala. Sólo sabemos que la ha hecho un mal español.
Ante estas circunstancias me uno a las palabras de Fernando Trueba y voy más allá: ni por un segundo de mi vida me he sentido del planeta tierra.
Y en cuanto al tipo que mintió sobre lo de su hija, solo señalar una cosa: ese tipo es un español de a pie, uno de esos españoles que tanto se indigna por la corrupción política.
Es curioso que los personajes más coherentes de la función son las mascotas Tulo y Tula. Al menos no se engañan creyéndose lo que no son.
Seguro que ellos no se engañan pero a los demás nos tienen confundidos. No sabemos si son osos o castores.
Y es que da la sensación de que a Club Caníbal le gusta meter el dedo en la llaga hasta el hombro. ¿El humor es denuncia e incomodidad o no?
Bueno, también está el humor blanco pero nosotros no somos muy aficionados a él.
Nos gusta reírnos de nosotros mismos hasta sus últimas consecuencias.
El mantra de su siguiente obra, ¿será...?
Aún no lo hemos descubierto… Pero probablemente suene a algo parecido a Money, money, money…
Queremos tratar sobre el capital en España, sobre su influencia en los medios de comunicación, sobre la construcción de los grandes emporios ibéricos…
En este momento estamos embarcados en la lectura de un libro llamado La biografía de El Corte Inglés.
Pero aún no te puedo contar mucho. En enero comenzaremos las primeras reuniones de trabajo con el material que haya recopilado cada uno.
Y ahí es donde surgirá nuestra historia.
Copyright de las fotografías
Dani Garrido: retrato de Chiqui Carabante
Nerea Castresana: Desde aquí veo sucia la plaza y Herederos del ocaso
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