Ramón Paso: "Mi intención es mantener una relación muy saneada y constante con la obra de Jardi
- Redacción
- 3 may 2016
- 14 Min. de lectura

Ramón Paso – junto a Mariano de Paco Serrano y PasoAzorÍn Teatro - acaba de subir a las tablas del Teatro Lara Usted tiene ojos de mujer fatal … en la radio para demostrar, una vez más, la enorme validez de sus propuestas teatrales, el enorme talento de sus compañeros de viaje y la enorme vigencia de Enrique Jardiel Poncela. Nos lo cuenta.
En su caso, la dedicación al teatro da pleno sentido a la frase “de casta le viene al galgo”. Sí, lo cierto es que siendo bisnieto de Enrique Jardiel Poncela, nieto de Alfonso Paso, y, encima, hijo de la actriz Paloma Paso Jardiel, dedicarme al teatro ha sido, en el fondo, lo más lógico.
E inevitable. Yo me he criado en un ambiente liberal y cultural, donde la literatura y el teatro ocupaban un lugar muy destacado. El amor por las historias ha sido consecuencia de todo ello. Escribiendo llevo toda la vida; escribiendo profesionalmente desde 1998 – tenía 22 años – cuando Mara Recatero estrenó una obra mía en el Teatro Español de Madrid.
Es que ustedes, los Jardiel, son “para darles de comer aparte”. Como familia, como clan, no son muy corrientes o habituales. No sé si somos poco habituales. Desde dentro yo lo veo de lo más normal, claro está. Es decir, mi tío Quique, por ejemplo, es un escritor brillante, un hombre fabuloso, y, en general, todo un ejemplo como ser humano. Luego tiene sus peculiaridades, como todos. Somos una familia con sus cosas buenas y con sus cosas malas. Tal vez menos ortodoxos, pero una familia.
Hay quien dice que la humanidad se divide en dos clases de personas: Enrique Jardiel Poncela y los demás. Jardiel Poncela fue un genio. Un genio que sigue vivo hoy en día. Fue un visionario al que su tiempo no supo entender. Él ya sabía y lo decía, que escribía para cincuenta años después de su tiempo. Y es cierto. No sólo consiguió un éxito abrumador en vida, sino que hoy se sigue representando y sigue gustando. Jardiel Poncela es inmortal.
Sorprende ver la inquina injusta y gratuita con la que se le trató en vida. A Jardiel se le trató mal en vida y se le ha tratado mal después de muerto. España perdona todo, menos la inteligencia y el librepensamiento. Mientras que en Francia o Inglaterra honran a sus autores, en España se desprecia la Cultura. Para darse cuenta de esto no hay más que mirar los programas electorales de los cuatro principales partidos políticos. Jardiel fue un hombre de gran personalidad y talento, y eso, a los mediocres, les fastidia. Su generación jamás pudo soportar su grandeza.
Escribió un monólogo titulado Matar al padre y a los antepasados. Los muertos que usted mata gozan de buena salud. En realidad, el monólogo se llamaba Papá es Peter Pan y lo tengo que matar. Lo que pasa es que escribí un artículo sobre él, y sobre mi familia, y la necesidad de matar al padre, que se titulaba como usted apunta. Pero sí, gozan de muy buena salud, claro está.
De hecho acaba de estrenar una adaptación o, mejor dicho, co–creación, de Usted tiene ojos de mujer fatal, uno de los títulos míticos de su bisabuelo. Tengo que reconocer que elegí Usted tiene ojos de mujer fatal porque me encanta la historia, y porque, injustamente, está considerada como una obra menor. A mí me parece de las más divertidas y de las más bonitas. Es, además, la primera obra de Jardiel que yo leí siendo un niño.

Mariano de Paco Serrano y Ramón Paso
Sorprende la elección de la obra. ¿No se ha planteado otros “jardieles“ más complicados? Pienso en Agua, aceite y gasolina o El amor solo dura 2.000 metros. Pues sí, curiosamente mi obra favorita de Jardiel es El amor sólo dura 2.000 metros, la cual he versionado. Insisto mucho en la necesidad de su programación, pero, de momento, nadie comparte mi idea. Por otro lado, en noviembre se estrena Eloísa está debajo de un almendro, con dirección de Mariano de Paco Serrano, y versión mía. Mi intención es mantener una relación muy saneada y constante con la obra de Jardiel Poncela.
Usted tiene ojos de mujer fatal destila las tres primeras novelas de Jardiel y trata un tema muy querido para él; el “donjuanismo”. Jardiel fue un hombre que tuvo mucho éxito entre las mujeres, pero la clave de su éxito fue la risa y la inteligencia. Jardiel ha criticado mucho al típico Don Juan. Ocurre en Usted tiene ojos de mujer fatal, donde Sergio es un seductor, pero un seductor muy infeliz, o en Las cinco advertencias de Satanás, donde Félix, después de jugar con las mujeres durante toda la vida, sufre la venganza del Destino. Jardiel creía en la seducción, obviamente, pero despreciaba la frivolidad.
Supongo que escribir a medias con Jardiel Poncela habrá sido una experiencia muy especial y personal.
Jardiel, además de mi bisabuelo, es uno de mis autores favoritos. Escribir una obra a “cuatro manos” con él ha sido una experiencia increíble. Para mí, versionar un texto de otro autor suele ser un trabajo de ladrón de guante blanco: entras, tocas, sales y nadie debería notar que has estado ahí. Pero en este caso no ha sido una versión, sino una revisión del texto de Jardiel, incluyendo tanto texto mío como suyo. Hay una frase que me dijeron en el estreno que esa frase de Jardiel siempre gusta y se ríe... y justo esa frase de la que me hablaban, no era de Jardiel, la había escrito yo. Que me confundan literariamente hablando con él, fue el mayor halago que se me podía hacer.
¿Fue “dolorosa” la adaptación? En la adaptación del texto he estado muy libre, muy cómodo. Durante el proceso de escritura fui muy feliz. Las cosas salieron como tenían que salir. El problema fue cortar tanto de la obra. Es decir, Jardiel, como mejor queda, es como lo escribió él. Pero bueno, al entregar el texto a los actores estaba contento. Luego, a tres días del estreno entré en pánico, y pensé que me había cargado la obra, porque cometí el error de leerme el original de Jardiel. Por suerte, mi socia Ana Azorín, me hizo ver que no... y parece que, de momento, el público está de acuerdo con ella.
En esta función, utiliza la estructura de “teatro dentro del teatro”. Se vienen a la cabeza antecedentes ilustres como Melodías de Broadway 1955, Cantando bajo la lluvia , Vania en la calle 42 o la muy castiza versión fílmica de La corte de Faraón. En realidad, se utiliza la estructura “radio dentro de teatro”... Fuera de bromas, a mí me interesa mucho lo que no se puede ver y esta estructura me permitía mostrar precisamente eso. No es sólo esa radio dentro del teatro, que no se suele ver, es Jardiel como personaje, al que tampoco se suele ver. Por eso me interesaba.
Optó por codirigir la obra con Mariano de Paco Serrano. Mariano de Paco Serrano es un gran director y una gran persona. Nos conocimos porque yo fui a ver su Carlota de Mihura en el CDN, y coincidimos profesionalmente en tantas cosas, que nos hemos hecho amigos. Tenemos una forma muy similar de entender el hecho teatral y ambos nos respetamos; trabajar juntos es la consecuencia natural.

¿Cómo ha sido el proceso? Genial. Dos cabezas piensan mejor que una. Así es para todo. Yo he desarrollado una parte importante de mi carrera en televisión, y de ahí me viene el estar cómodo trabajando en equipo. Mariano y yo hemos trabajado como si fuésemos uno solo, pero con el doble de ideas. Lo repetiremos en breve.
La escenografía es minimalista, muy alejada de los complejos montajes que imaginaba y dibujaba su bisabuelo. Esto se debe a que nos apetecía hacer un Jardiel distinto. Hay que plantearse cómo estaría trabajando Jardiel hoy. Él hizo cosas muy modernas en su tiempo, y hoy haría lo mismo. Nos interesaba la teatralidad del escenario. Actores, texto y teatro. Lo demás – en este montaje – nos sobraba.
En la obra, Jardiel aparece como personaje. Jardiel tenía que aparecer. Desde el primer momento en el que hablé con Mariano del proyecto, en 2014, tenía claro que Jardiel tenía que aparecer. Es más, se trata del aspecto de la obra que más ilusión me hacía a nivel personal. Tenía que aparecer para hablar por sí mismo y desmentir todas las tonterías que se han dicho sobre él. Y para mostrarse como era, como se muestra en lo que escribe: fuerte, emocional, valiente...
Jardiel, el Jardiel de su versión, está acribillado de melancolía. La inteligencia es melancólica. Sólo la estupidez es completamente feliz. En la inteligencia siempre hay un deje de tristeza. Al margen, Jardiel hizo reír mucho, pero para hacer reír hay que ver el mundo como es en realidad, y eso siempre deja un poso de melancolía en la mirada. No hay más que mirar las fotos. Además, en mi versión, Jardiel – como España – acaba de pasar una guerra y ha perdido muchas cosas.
Dicen los que saben (los que saben lo que dicen) que Jardiel era machista y despreciaba a las mujeres. Se nota que no le han leído. Jardiel nunca despreció a las mujeres. La realidad es que la mayoría de sus amantes fueron señoras muy adelantadas a su época. Jardiel criticó a hombres y mujeres. A los dos. Y eso es igualdad. Por ejemplo, en Usted... Sergio es un cretino y Elena una mujer muy especial. Decir que hay mujeres imbéciles no es machismo. Él criticó a hombres y a mujeres. Y buscar machismo es no comprender la época, ni al autor.
De hecho, Jardiel admiraba a las mujeres, al menos a un tipo de mujer independiente, libre, rebelde, con carisma. Después de haber visto a Inés Kerzán me resulta difícil imaginar una mujer jardielesca que no sea ella. Cierto. Jardiel admiraba mucho a las mujeres. Me pasa lo mismo que a usted y que a Jardiel: admiro a las mujeres y creo que Inés Kerzan es completamente jardielesca. Inés, además de ser una actriz estupenda, es un ser humano que lleva el absurdo en el corazón. Nos conocimos en mi obra Matadero 36/39, donde ella interpretaba a una de las mujeres destruida por los golpistas de Franco, y desde entonces no hemos dejado de trabajar juntos. Es un placer dirigirla. Es una mujer muy trabajadora, llena de talento. Un gusto de Elena.

En un momento de la obra, un desencantado Jardiel reclama volver a su mundo, a sus personajes, a sus reglas, a su sentido y esconderse de la vida real. La escritura es una huida de la realidad. Si nos gustase el mundo tal y como es, ninguno escribiríamos. Por otro lado, la generación de Jardiel tuvo que esconderse en lo absurdo, de un mundo horrible, de una dictadura. Ningún creador es feliz en mitad de una dictadura. A Jardiel, Franco le prohibió sus cuatro novelas y le censuró casi todas sus obras.
En la obra hay un correlato con la vida de Jardiel, con ese (pen) último amor, tardío y crucial, que tanto le marcó. En la obra están mezcladas en el personaje de Carmen algunas de las mujeres más importantes de Jardiel... Tiene un algo de Josefina, de Carmen, de su último amor. No es biográfico, pero bebe de fuentes reales.
Produce una extraña impresión la aparición de David Zarzo es escena… ¡es, nada más y nada menos, que Jardiel redivivo!
David tiene un aire físico a Jardiel que da mucha impresión. Es verdad que a la gente le impresionó mucho que se subiese el telón y ver a ese Jardiel nuestro en escena. Yo lo tuve muy claro desde el principio. David Zarzo tenía que ser Jardiel. Al fin y al cabo, ese personaje es el más cuidado y mimado de la obra. Algunas de las frases más bonitas, las dice él.
La verdad es que el reparto de esta función no puede ser más exacto. A Ana Azorín le ha sido concedido el don de la vis cómica. Da el disparate perfecto a la condesa/criada y la ilusión atolondrada a la limpiadora Catalina. Ana Azorín es una maravillosa actriz, pero donde destaca por encima de todo es en la comedia. Ana es una mujer muy inteligente, culta, con sensibilidad, y eso hace que comprenda la comedia a la perfección. Es una actriz de las que hay pocas: trabaja, estudia su personaje, analiza las reacciones del público.... Cuando la ves en el escenario colando todos sus chistes, piensas que es fácil, pero es mentira. Ana, como los grandes acróbatas, hace que parezca sencillo lo imposible.
Hay que destacar que los actores se doblan, redoblan y desdoblan. Lo que exige de ellos una tensión continua.
Esto fue lo más difícil del proceso de ensayos. Era muy importante crear un “dentro y fuera”, que resultase creíble. Hay que tener en cuenta que los actores tan pronto dicen una frase como un personaje y acto seguido dicen otra como si fuesen un personaje distinto. Por ejemplo, hay un momento en el que Inés le dice a Jardiel una frase como Elena y justo la siguiente como si fuese Carmen. Además de una patada en las narices al supuesto “Método”, esto es un ejercicio de talento y disciplina. A mí me impresiona mucho ver a Juan Carlos siendo Gregorio y al segundo siguiente, ¡plaff!, ahí está Oshidori, por poner otro ejemplo.
Y nadie más se dobla/desdobla y redobla más que Carlos Seguí quien ejecuta un deslumbrante tour de force mutando del zote Cosme Vidal al deslenguando argentino Indalecio, pasando por el sobrado y mezquino Pantecosti, ¡en segundos! ¡Nadie! Lo que ha hecho Carlos en este montaje tiene un mérito tremendo. Hay un momento en el que Carlos hace que Pantecosti hable con Indalecio, interpretando él solo los dos personajes. Carlos es estupendo. Trabajar con él fue un placer, por lo buena gente que es, pero, además, por lo creativo. No ha parado de proponer cosas, de aportar, en ningún momento del proceso de ensayos.

Y es que esta versión de Usted tiene ojos de mujer fatal no funcionaría si el reparto no actuase como los mosqueteros, "todos para uno y uno para todos" (ya que la función que proponen Mariano de Paco Serrano y usted requiere la precisión cronométrica natural de una screwball comedy). Es completamente cierto. La función tiene que ir como un reloj o no funciona. Aquí todos dependemos unos de otros. Texto, dirección, actores, todos dependemos del rigor y del compromiso de los demás. Si alguien no hiciese su trabajo lo sufriríamos todos.
En este sentido Juan Carlos Talavera, en el enorme personaje de Oshidori (cínico, humano y comprensivo, una de las grandes creaciones de Jardiel) funciona como sobrio eje de este tiovivo de personajes. Juan Carlos Talavera es para mí, además de un amigo, un referente. Antes de tener la oportunidad de trabajar con él, desde que nos conocemos, he tenido la suerte de que fuese de los primeros en leer mis obras. Para mí ha sido un faro en muchas ocasiones, y, en esta obra, además del estupendo trabajo que ha hecho, me ha ayudado mucho cuando lo he necesitado. El teatro es un trabajo de equipo, y quien no lo vea así, es que no se ha enterado de nada. Talavera me ha cuestionado, me ha retado y me ha hecho mejor. ¡Y luego dice estupendamente el texto! No se podía pedir más.
Pizpireta, descarada y vital, Ángela Peirat no se queda ni mucho menos atrás. Ángela es la locura escénica hecha valencianita. La conocí en La ramera de Babilonia, obra que ella interpretaba – con Ana e Inés – y que yo escribí y dirigí, y lo que más me ha llamado la atención de ella siempre es la impresionante capacidad de conectar con el público. Ángela se come el escenario y el patio de butacas. Carlos y ella son el desahogo cómico que necesita la obra y la vida en general.

Usted tiene ojos de mujer fatal... en la radio
Una curiosidad: diversas fases de Usted tiene ojos de mujer fatal... en la radio se realzan con canciones de Bob Dylan utilizadas con una evidente intención narrativa. Me pareció que Bob Dylan tenía el punto de lucha y tristeza que tenía Jardiel. Era la música perfecta para esta obra. Además, contribuía a la modernización de la plástica jardielesca que buscábamos con esta obra. Mariano y yo siempre hemos estado de acuerdo en que hay que terminar con el Jardiel de época y de cartón piedra. Jardiel está vivo.
La posguerra, la represión, invisible y oculto, interviene es un personaje más que crepita por toda la función. Franco fue el gran enemigo de la inteligencia. No en vano Millán Astray gritó: “Muera la inteligencia”, como un ataque a la intelectualidad. Mucha gente se olvida de que Jardiel vivió una dictadura y que él era un librepensador. En La tournée de Dios, Jardiel ya deja claro que respeta cosas de la derecha y cosas de la izquierda. Él mismo dice en un momento que el problema de la guerra es que pilló a un montón de personas con una ideología ecléctica y les obligó a tomar partido. Muchos se equivocaron por no ver venir las consecuencias de lo que iba a pasar.
Usted ha dedicado parte de su obra a llamar la atención, a denunciar el silencio y la violencia que ocurrió a partir de 1936.
Es cierto que una parte significativa de mi producción trata sobre la recuperación de la Memoria Histórica. En España hubo una guerra a raíz de un golpe de estado. No fue una guerra de hermanos, ni ninguna estupidez de ésas que se dicen. Fue un loco, un fascista, un asesino, que dio un golpe de estado y que derrocó una república legalmente constituida. Yo creo que la Guerra Civil es la mayor herida del reciente estado español y las heridas para curarlas no hay que olvidarlas: hay que limpiarlas, quitarles las infecciones y, después, cerrarlas. Una herida que cierra sin ser curada, crea pestilencia. La pestilencia de España es el olvido. Y no tenemos derecho a olvidar. Vivimos en un país donde todavía hay gente enterrada en las cunetas.

Usted tiene ojos de mujer fatal... en la radio
El teatro del “pasado reciente” nunca se programará en sedes privadas por desinterés (léase falta de rentabilidad), ni en sedes públicas por cautela (léase, por así decirlo, exceso de prudencia). ¿Entonces? Hay que insistir. Hay que seguir insistiendo hasta que no les quede más remedio que programarlo. Al margen, hay un espacio que debería servir de hogar para la reivindicación: el off madrileño. El problema es que el alternativo en Madrid piensa tanto en la rentabilidad como el privado, y tiene tanto miedo como el público. Hay pocas salas que se atrevan con propuestas realmente arriesgadas. Hay mucho “postureo” y mucha mediocridad en el alternativo. La misma que en el privado, pero, encima, con menos dinero. Hay muy poquitas salas que merezcan de verdad el letrero de “teatro alternativo”. La mayoría son nidos de snobs o peor aún, salas cutres con vocación de teatros privados.
Así las cosas, no me resisto a no preguntarle su opinión sobre la polémica del cambio de los nombres del callejero madrileño, ni por su estrambote: las agrias, agresivas y, en el fondo, inocuas discusiones en las redes sociales en las que toman parte - a favor y en contra, con aparente apasionamiento- muchas personas que no saben nada de los nombres ni de la obra de las personas objeto de la polémica. Curiosa y muy hispánica paradoja. El problema que ha habido con el callejero es un reflejo de la falta de interés en la cultura que ha demostrado Ahora Madrid. Yo les voté muy convencido y con muchas ganas, y estoy muy contento con lo que se ha hecho en Sanidad, contra los desahucios, etc. Pero en cultura han pinchado. Ojo, como lo habrían hecho los otros. La cultura no interesa a los políticos. Y respecto al callejero, claro que las calles que conmemoren el golpe de estado tienen que desaparecer. Pero no se le puede quitar la calle a los escritores, pintores, etc. que vivieron en la Dictadura. Igual que no se le puede quitar a las víctimas, sean del bando que sean. Las vías que recuerden a militares golpistas, fuera. Lo demás, es historia de España.
Una duda: ¿qué es PasoAzorín¿ ¿Qué proyectos y objetivos tiene?
PasoAzorín Teatro es la compañía que formamos Ana Azorín, Sandra Pedraz Decker y yo en 2012, en diciembre, para empezar a hacer teatro. Nuestra propuesta era hacer un teatro comprometido y de calidad – esto último lo pretendemos todos, no tiene mérito – y ahí estamos intentándolo en cada montaje. Y con la suerte inmensa de haber podido contar con gente maravillosa. En este tiempo hemos hablado en contra de los recortes, apoyando a los profesionales de la Sanidad y de la enseñanza; contra el Franquismo y a favor de la Memoria Histórica; contra la Iglesia y a favor de la mujer... Hacemos un teatro político, feminista y de resistencia.
Otra duda más. ¿Como reivindicaría a Alfonso Paso? ¿Es imposible hacerlo? ¿Pesan tanto una época y una clase social que le asumió como propio? Alfonso Paso tiene algunas obras que se reivindican solas: El canto de la cigarra, Casi Lolita, No somos ni Romeo ni Julieta, Los pobrecitos, por poner ejemplos. Alfonso Paso tuvo que elegir entre el compromiso social con el que empezó su carrera, y el éxito. Eligió el éxito. Yo creo que su postura fue lícita. Admiro muchas cosas de su trabajo y hay otras que, directamente, no entiendo. Llevo una línea muy diferente a la línea con la que él se hizo famoso.

Retablo pánico
Ya me voy. ¿Cuándo nos volveremos a ver? Pues pronto. Muy pronto. El 4 de mayo reestreno Retablo pánico, una obra pánico-patafísica, donde critico los abusos dentro de la familia; y en junio, vuelvo con ¡Hazlo, nena, hazlo!, una pieza sobre la corrupción, Europa y las personas que intentan ser buenas... Y luego en noviembre, se estrena mi versión de Eloísa está debajo de un almendro, y en medio sigue Usted tiene ojos de mujer fatal... en la radio, y habrá más sorpresas... una versión de un clásico y una obra sobre tres historias de amor poco habituales protagonizadas por personajes homosexuales. ¡A ver si hay suerte!
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