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Jesús y Antonio 'Tragycom': "Hay que democratizar el fenómeno teatral"



Jesús Melones y Antonio Alonso

El teatro se hace para el público. Alrededor de esta idea podría girar el proyecto de Tragycom, un grupo cultural que empezó en 2007 con un sencillo objetivo: llevar a la gente al teatro. Agrupados por esta pasión, Jesús Melones y Antonio Alonso, cumplen nueve años acercándose a todo tipo de géneros, desde el más experimental, hasta el que se integra en un circuito comercial; o desde grandes teatros, hasta salas en las que apenas caben veinte espectadores. Han vivido de cerca la explosión del teatro off madrileño: “Madrid ahora mismo es envidiada por muchas ciudades europeas”, coinciden. Los creadores de Tragycom confiesan que, sin darse cuenta, el objetivo de su proyecto les permite una mayor consciencia del acto teatral: “la experiencia de ver una obra se completa con la charla que llevamos a cabo al terminar, para nosotros es una especie de acto final de la función”.

Comenzasteis con el inicio de la crisis…

Jesús - Sí, 2007 fue el inicio de algo que comenzó movido por un fin muy concreto: la necesidad de ir al teatro. La idea comenzó a crecer y empezó por sí misma a pedir una mínima estructura. Poco a poco, se convirtió en una labor con un toque más social, más de unir a personas con un interés común.

Antonio - El objetivo es un poco la excusa. Hay gente que viene por ver teatro y hay gente que viene por conocer a gente a la que le guste el teatro.

¿Cuál fue el primer montaje al que acudisteis?

J- De forma digamos, “oficial” Tragycom nace en La Guindalera al ir a ver Odio a Hamlet.

También, desde vuestro blog publicáis en alguna que otra ocasión vuestras impresiones… el fin es que la gente vaya al teatro pero, ¿si algo no os gusta? ¿Es fácil decirlo?

A- No lo es. No somos importantes ni queremos creérnoslo. El teatro está en un estado tan frágil que no tiene ningún sentido que un grupo, que se unió por esta pasión, tenga la intención de destruir nada.

J- Otra cosa es la sinceridad: aunque en estas críticas solemos destacar lo positivo, también ha habido algún apunte sobre cosas o aspectos que nos han parecido negativos.

¿Hay algún tipo de teatro que os interese más que otro a la gente que se apunta a vuestras citas?

A- Creo que las comedias más que las tragedias…

j- Alguna vez nos dicen: "a ver si programáis más alguna comedia"… nosotros no distinguimos entre un género u otro, pero sí es cierto que nos llama más la atención todo lo que huya de lo superficial. Y eso puede ser comedia o tragedia.


Tragycom en Mérida

Tragycom en Mérida

¿Y qué teatro es el que interesa a los creadores de Tragycom?

J- Más que teatro, salas. Las salas tienen un apellido y ese apellido implica una línea editorial.

A- Nuestra sala, sin duda, es La Puerta Estrecha: textos comprometidos, serios, rigurosos y con un espíritu nada comercial… pero no les importa. Allí hemos visto desde Este sol de la infancia, sobre los últimos días de Machado, a varios textos de Pinter.

J- Tenemos especial predilección también por Teatro Tribueñe.

A- Su nombre no es arbitrario: es una tribu muy fiel a sus principios… y nos gustan.

J- Además, hemos vivido la historia de varias salas: el crecimiento de la línea de programación de Nave 73, el nacimiento y la despedida de El Sol de York…

Hay todo un mundo en el ámbito digital, ¿podría decirse que habéis formado una especie de red?

J- Es muy difícil conocer a todos los que opinan o informan de teatro exclusivamente en el circuito digital, pero sí estamos muy en contacto muchos de nosotros.

A- Desde el Teatro Español nos llamaron para saber qué está ocurriendo en la, digamos, "cara B" de la escena madrileña. Qué se mueve en la escena, en el mundo de los blogs, en los cronistas no oficiales…

Vosotros representáis al público, ¿cómo veis la relación entre salas y espectadores?

J- Veo una dispersión preocupante. Es maravilloso que haya muchas salas y más obras aún pero hay que pararse a pensar de qué forma estamos bombardeando al espectador.

A- Creo que la clave está, no tanto en la sala o en las producciones, sino en la publicidad y los valores que se envían desde el medio rey de este país: la televisión. Creo que estaría muy bien una infraestructura común de publicidad, cada sala va por libre y hay mucho público que comparten.

J- Cada sala vela por sus intereses y sería interesante pensar cómo pueden compartir esa búsqueda de público.

A- La explosión del teatro off que vive Madrid es envidiada en muchas ciudades europeas.

¿Hay público para tanta sala?

A- A diario no.

J- Además, como decía antes, no hay una infraestructura común de comunicación, no hay una colaboración estrecha entre el grueso de las salas.

A- Habría que preguntarse si una obra que llena un día a la semana, y no está programada más, puede calificarse, como suele ocurrir, de "éxito".

Habláis de la charla posfunción, del debate, de lo que sentís tras ver las obras… ¿hay alguna citada, marcada de forma especial en vuestro legado?

J- En Este sol de la infancia salimos todos tocados, o mejor dicho hundidos, por lo que habíamos sentido.

A- Recuerdo también la catarsis que supuso Donde vive el ruiseñor cuando cruje una rama, un montaje exquisito de Hugo Pérez y Mikhail Studyonov.

A- Y muchos del off, como MBig, Cenizas

J- Cuando deje de llover nos pareció redonda y creo que es la obra de la que más han hablado los asistentes que nos acompañaron. Algo similar ocurrió con La piedra oscura.

A- Había algo redondo, inteligente y sensible en ambas.


Tragycom en Fuente Vaqueros

Tragycom en Fuente Vaqueros

El público que lleváis… ¿suele coincidir en opiniones?

J- No y tampoco nos importa. Al escuchar la opinión del otro te das cuenta de asuntos que tú no has captado. Eso es lo gratificante de acudir al teatro en grupo.

A- Se ha tejido una red de amistades maravillosa… gente muy humilde que se mueve por una pasión común: el teatro.

J- Y eso en Madrid pero, ¿cómo es el teatro en provincias? ¿Se les acerca a los ciudadanos?

A- En España hay mucho teatro pero poca cultura teatral. Excepto nombres consagrados que puedan funcionar, el resto no le importa a los que nos gobiernan.

J- Hay obras que no son viables pero sobreviven porque gustan.

Además de haber organizado viajes, como el de Granada (Ruta lorquiana) o el del Festival de Mérida, el pasado año disteis a luz otro proyecto: Barraquianos.

J- Nos propusimos hacer un estudio más profundo a raíz de obras que nos hayan impresionado. Hay obras para las que no sirve una charla o debate posfunción, tienen tanta riqueza que piden completar las experiencias con algún otro asunto.


Lorca y La piedra oscura

Lorca y La piedra oscura

¿Cómo han sido estas dos experiencias?

A- La primera fue en el bar La Redicha y giró alrededor de La piedra oscura de Alberto Conejero. Contó con dos invitados de primer nivel: Ian Gibson y el propio Conejero. Ambos estuvieron generosos y estupendos.

J- Quisimos darle el sentido de espectáculo, no efectista, sino artístico: recibíamos a la gente con la música de la Argentinita, David García nos recitó el Soneto de la dulce queja, Flor Saraví y Samuel Blanco nos deleitaron con fragmentos de Los caminos de Federico

A- La segunda fue la de Arrabal… surgió tras ver Pingüinas. En agosto, estando de vacaciones, nos llamó Pérez de la Fuente y organizamos todo contrarreloj. Se llevó a cabo en la Sala Taller del Matadero y la mesa nos infundió mucho respeto: Pérez de la Fuente, Conchita Piña de Ediciones Antígona, la investigadora Berta Muñoz… y en cada uno de los extremos, Jesús y yo. Además, Eva Varela Lasheras, de La Puerta Estrecha, nos echó una mano y recitó dos poemas de Arrabal.


Arrabal: ese desconocido

Arrabal: ese desconocido

Barraquianos tiene un nuevo punto en el horizonte: Dramaturgas españolas, un proyecto con tres partes bien diferenciadas... ¿en qué consistirá y por qué nace?

J- En realidad es un proyecto vivo y en continua renovación así que después de varias reuniones ya tenemos perfilado lo que será el evento final y lo que serán nuestros tres objetivos fijados:

El primero, la exposición de la invisibilidad de las dramaturgas a lo largo de la historia teatral española, valoración de la situación actual y propuestas de mejora. El segundo, la comunicación de los datos recopilados sobre la representación actual de las autoras teatrales y promoción de estudios de investigación. Y, para terminar, la valoración de las características del texto teatral conforme a género femenino/masculino.

A partir de aquí contamos con tres dramaturgas (Lola Blasco, Juana Escabias y María Velasco) para intentar debatir sobre estas cuestiones y lo que surja. Por supuesto y tal como se ha hecho en ocasiones anteriores tendremos alguna que otra sorpresa para amenizar el acto.

A- Como siempre, toda actividad en Barraquianos nace como respuesta a un estímulo teatral. En este caso, la excusa o pretexto es Barrocamiento, una ficción de escritoras rebeldes contra un pasado inmovilista y un futuro poco prometedor. Nuestra reseña de la representación intentó reflejar el placer que experimentamos con esta obra.

¿Está la mujer igual de considerada que el hombre en el teatro español? ¿Qué opinan de cómo trata éste a la figura femenina?

J- Por desgracia se repiten los patrones de cualquier otra profesión, lo cual resulta dramáticamente contradictorio: la misma plataforma que puede luchar a través de sus textos para mejorar esta situación comete las mismas injusticias cuando baja el telón.

A- El teatro (y la literatura en general) se ha nutrido de estereotipos a la hora de incluir a la mujer en sus páginas. Nunca ha sido un personaje activo; más bien decorativo, débil o caprichoso. Con el paso de los años, no se observa una deriva manifiesta. Parece que los avances sociales aún no han tenido un reflejo en la creación literaria.

Tanto en este tipo de actos, como en las funciones, ¿qué profesiones son las que predominan entre los que se interesan por el arte escénico a través de vuestro grupo?

A- De todo tipo: funcionarios, profesores, enfermeras, cargos de la administración, amas de casa, jubilados…

J- Nos alegra ver oficios tan dispares en las salas. Es importantísimo democratizar el fenómeno teatral y que éste huya de su endogamia. El teatro que se dirige únicamente a sus propios profesionales tiene menos poder como arte que el que busca al ciudadano.

Más información en su página web

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