Los Remedios es genial. A veces cuesta categorizar de forma tan tajante un espectáculo. Las personas que realizamos críticas, nos afanamos continuamente en poner epítetos, fórmulas complejas y rebuscadas, para no caer en la simplificación vana, en el titular reduccionista, o el comentario facilón de barra de bar. Pero en ocasiones, da gusto encontrarse con montajes que te hacen exclamar a boca llena: Los remedios es genial.
No hace falta ser sevillano (que lo soy) ni andaluz (que, por consiguiente, también) para valorar Los Remedios en toda su dimensión, para reírte con sus referencias locales o sumergirte en el ambiente y la idiosincrasia de la historia que nos cuentan. Cierto es que una persona que haya vivido en Sevilla, o simplemente conozca en profundidad las particularidades de la ciudad, entenderá cada pequeña referencia sutil de las que la obra está plagada, las peculiaridades, manías, tradiciones, tópicos y arquetipos, de una de las ciudades (y lo digo con conocimiento de causa) más ombliguistas de nuestro país.
Pero Los Remedios es mucho más. No se detiene en la burla, autocrítica y chascarrillo local, que también y de forma brillante, sino que sirve como medio, como punto de partida de un viaje, de una búsqueda de la raíz, del tronco original que nos hace reflexionar y plantearnos quienes somos en realidad. Bajo todo el humor, reside una inquietud por parte del autor de lanzarse al abismo de la autoconciencia, de indagar en su pasado, sus contradicciones, sus miedos, sus autocensuras, su desarraigo, su periplo vital hasta convertirse en lo que hoy es en realidad. Y con esto es fácil identificarse, seas de Málaga, de Valladolid o de Sidney.
La pieza, escrita por Fernando Delgado-Hierro, también actor del montaje, ganó el pasado premio Max 2021 a Mejor autoría revelación. Y no es de extrañar pues, partiendo de la autoficción, la pieza está escrita con un sentido del humor, una ternura y una carga de reflexión, que hacen de la historia que nos cuenta un auténtico carrusel de emociones y vivencias, un recorrido vital por su experiencia y la de su amigo de la infancia Pablo Chaves, que asimismo comparte escenario con él en la obra. Porque ese es otro pilar importante de esta dramaturgia: la amistad. La amistad como punto de apoyo, como eje y motor, como anclaje a las raíces y catalizador vital.
En la dirección, Juan Ceacero realiza un trabajo espectacular, que ya vimos en Cluster, magnífico montaje también de la compañía exlímite. En Los Remedios, el trabajo del ritmo, el dinamismo en escena, el sentido de la estética, la fluidez, el trabajo con los personajes… Todo funciona a la perfección. Un trabajo en lo fino, y también en lo grueso. Una visión fresca y desenfadada de un texto rico de por sí, pero que no se conforma con lo escrito, sino que explora en la sensorialidad, en la capacidad expresiva, arriesga en las alternancias, en lo sorprendente y la pausa reflexiva.
Y el humor. Porque otro de los pilares fundamentales de Los Remedios, es el humor, y en buena parte, gracias al trabajo interpretativo de Fernando Delgado-Hierro y Pablo Chaves. La obra nos ofrece momentos desternillantes, de carcajada con gusto, desde un trabajo de personajes en el que ambos intérpretes están sublimes. La creación, desde el físico y la voz, de los diferentes personajes que pueblan el pasado de nuestros protagonistas, son una fuente inagotable de situaciones cómicas imborrables, incluyendo escenas dignas del mejor espectáculo de clown. Pablo Chaves destila naturalidad en todo lo que hace, y tiene una facilidad apabullante para hacer reír con muy poco, con una vis cómica envidiable que atrapa al púbico desde el primer minuto. Fernando Delgado-Hierro, aunque posee mayor carga dramática, nos regala asimismo personajes memorables como la abuela de Pablo, el camarero del bar de la infancia, y tantos otros, conformando una dupla escénica perfecta con su compañero de reparto, regalándonos ambos una función sobresaliente en todos los sentidos.
La escenografía de Paola de Diego y la iluminación de Juan Ripoll rematan un trabajo compacto por parte de todo el equipo, dotando a cada escena de una fuerza visual y una inmersión atmosférica que apoyan perfectamente en un montaje en el que las transiciones y saltos espacio temporales son continuos, ayudando a cerrar el círculo con una escenografía sugestiva y una dramaturgia de la luz fina y acertada.
Los Remedios es todo un homenaje al Teatro. Al teatro como arte capaz de transformar, la representación como fuente sanadora de heridas, como lazo de reconciliación con el pasado y con el presente. Con humor a raudales, enormes interpretaciones, y sensación de comunión entre el público y escena. Pan, circo, filosofía y tragedia. Lo dicho: simplemente genial.
LOS REMEDIOS
ELENCO: Fernando Delgado-Hierro, Pablo Chaves
DIRECCIÓN: Juan Ceacero
TEXTO: Fernando Delgado-Hierro
AYUDANTE DE DIRECCIÓN Y AUDIOVISUALES: Majo Moreno
ESCENOGRAFÍA Y VESTUARIO: Paola de Diego
ILUMINACIÓN: Juan Ripoll
DISEÑO GRÁFICO: Celinda Ojeda
COMUNICACIÓN: Inés Sánchez
FOTOGRAFÍAS: Luz Soria y La Dalia Negra
COORDINACIÓN TÉCNICA: Leyre Escalera
ASESORÍA ARTÍSTICA: Gérard Imbert
AYUDANTE DE PRODUCCIÓN: María Martínez
PRODUCCIÓN: La_Compañía exlímite
TEATRO LARA. MADRID
Visto el 12 de diciembre de 2021
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