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Crónica del 05 de julio de 2017, segundo día de la 34ª Feria de Teatro en el Sur

Crónica. Luis Felipe Blasco Vilches -


En las ferias de teatro se da el denominado Síndrome Umbral: todo el mundo quiere hablar de su libro. No obstante, a diferencia del egregio escritor, la mayoría no lo exige sino que lo sugiere con amabilidad y simpatía. Este año hay veintinueve espectáculos programados; en el aparador que se encuentra a la entrada de la hospedería de San Francisco –sede principal de la organización y punto de encuentro- hay programas de mano de tal vez cien. Esto da cuenta de la cantidad de profesionales que acuden huérfanos de escenario a despertar el interés de los programadores sin más armas que su carisma y un tríptico. Algunos –pocos- de esos profesionales son distribuidores con oficio y beneficio; otros son distribuidores con pocas tablas y muchas astillas que luchan valientemente por ser recordados y, ¡ojalá!, requeridos. Por último, es frecuente encontrarte con intérpretes que están al frente de sus compañías, actores o bailarines que por unos días han abandonado sus zapatos de artista para calzarse los de vendedor y mostrar su mejor cara aunque esos zapatos les hagan rozaduras. La alarmante escasez de buenos profesionales de la venta de espectáculos da cuenta de la precariedad del sector; ojalá en futuras ediciones los vestíbulos se llenen de charlatanes y encantadores de serpientes a los que despreciaremos por superficiales y codiciosos pero cuya presencia será síntoma inequívoco de que el teatro, la danza y el circo, amén de artes sublimes, son negocios comúnmente rentables. De momento, no he visto a ningún encantador de serpientes.


Akari

Akari

En la mañana de ayer vimos los primeros espectáculos infantiles de la feria: dos auténticas maravillas. Da.Te. Danza, veterana compañía de Granada capitaneada por el coreógrafo mexicano Omar Meza, presentó Akari, un espectáculo de danza para niños de entre seis meses y cuatro años. Los movimientos de los bailarines eran de una estilizada sencillez, y así la puesta en escena: apenas un borde que delimitaba el espacio escénico y tres figuras geométricas componían la escenografía. A lo largo del espectáculo, los dos intérpretes hacían muchos juegos con distintas luces, y lo fascinante del asunto es que, si bien la estética podía sugerirnos un mundo futurista, se generaba algo –algo…- que nos trasladaba a los cuentos de hadas, como las estrellitas luminosas que a veces se pegan en el techo o las estrellas de verdad, que siempre fascinan a los niños chicos cuando tienen la oportunidad de verlas.


Clown sin Tierra

Clown sin Tierra

Petit Teatro presentó Clown sin Tierra. Una obra maestra. Por un lado, se construye a partir de elementos clásicos del clown, por lo que aquellos que ya peinamos algunas canas pudimos reconocer muchos elementos que, sin embargo, están tamizados por la singularidad de los payasos que ofrecen Susana Fernández y Monti Cruz, dos clowns brillantísimos. Por otra parte, todos esos elementos clásicos están al servicio de una historia de amistad y compañerismo entre un chico y una chica que huyen de su país porque hay bombas, y van al norte porque allí todo está bien: huyen del terror y buscan la felicidad, como muchas historias anónimas que vemos o no vemos en el periódico cada día. La dramaturgia y la dirección son sobresalientes: a lo largo de aproximadamente setenta minutos, no paramos de reírnos, y eso que nos hablaban de la guerra, el desarraigo, el rechazo, el miedo, el hambre, el frío, la muerte… y sin almíbares, sin sensiblerías, sin soluciones facilonas ni arengas edificantes. Clown sin Tierra es un espectáculo que siembra en los niños preguntas que necesitan hacerse si quieren crecer como buenas personas, y a los adultos nos recuerda nuestra responsabilidad en esta vida, en esta tierra que nosotros sí que tenemos.

Al mediodía nos fuimos encontrando en el comedor de la hospedería y aquello era el primer día de un campamento de verano: en mesas largas nos íbamos sentando donde podíamos y sembrábamos amistades como si fuéramos invitados de una boda, con desenfado y empatía. La pregunta más frecuente era "¿y tú aquí a qué vienes?" y a partir ahí cada cual hablaba de su libro y escuchaba el de los demás. Antes de las funciones vespertinas se rindió homenaje a la memoria de Alfonso Alcalá, gestor cultural granadino muy querido y admirado, cuyo recuerdo mereció un acto entrañable por parte de la feria.


Lorca, la correspondencia personal

Lorca, la correspondencia personal

Histrión Teatro presentó Lorca, la correspondencia personal, una dramaturgia de Juan Carlos Rubio, que también asume la dirección. A estas alturas sabemos más de Lorca que de nuestro tío abuelo. Su obra, vida pública e intimidades es simiente de multitud de espectáculos. Y a pesar de todo esto, la propuesta de Histrión ofrece matices menos conocidos sobre el poeta, y lo hace en un montaje sobresaliente: el ritmo es magistral; la escenografía y la iluminación van creando imágenes que seducen inevitablemente; la dramaturgia es muy hábil y los intérpretes, Gema Mararranz y Alejandro Vera, guían a los espectadores con complicidad y entusiasmo. Es un espectáculo completamente bien hecho.


Quejío

Quejío

De la mano de Hiperbólicas, Salvador Távora ha recuperado Quejío, uno de los espectáculos más importantes del teatro español del siglo XX. Este nuevo montaje es fiel a aquel que en su día catapultó al artista andaluz y el fervor que despertó en el público dejó constancia de que si un clásico es aquello que no pierde vigencia, ese adjetivo se le puede adjudicar sin ambages a Quejío.


La dama de los trapos

La dama de los trapos

Alas Circo Teatro recorrió el paseo Alfonso XIII con su pasacalles La dama de los trapos. Si bien el punto de partida contaba con algunos elementos prometedores, lo cierto es que, según mi parecer, el espectáculo no estaba redondeado: junto con artistas brillantes había otros de menor relumbre, y el planteamiento de la puesta en escena y la gestión del público no tuvo la fuerza que como espectador requiero a este tipo de espectáculo. No obstante, sí se manejaron con suficiente solvencia y amenizaron la velada.


Clásicos excéntricos

Clásicos excéntricos

Lapso Producciones presentó Clásicos excéntricos, un concierto bufo que sigue fielmente los pasos de Les Luthiers. El espectáculo tiene algunos pilares que lo sostienen y otros momentos menos sólidos que sin duda terminarán afianzándose. A la misma hora que Lapso Producciones, la compañía de Danza Fernando Hurtado representaba El paraíso de los necios. A mis amigos les gustó.


El paraíso de los necios

El paraíso de los necios

El día lo cerró Rosario Pardo con Los días de la nieve, un texto de un inteligente lirismo escrito por Alberto Conejero y dirigido con sabiduría por Chema del Barco. La actriz se mete -y nos mete- en la piel de Josefina Manresa, una costurera que está rematando un vestido para una clienta preguntona. Y a través de las respuestas de esa costurera locuaz, melancólica y vitalista vamos descubriendo su relación con Miguel Hernández, la trayectoria del poeta y de este país en aquellos años tan convulsos. Los días de la nieve es una pieza exquisita, un regalo para los escenarios.


Los días de la nieve

Los días de la nieve

Y una vez el día estuvo cerrado, a cosa así de las dos y media de la madrugada comenzó la noche. La terraza de la hospedería se llenó de teatreros de toda suerte y condición, yendo y viniendo, formando y disolviendo corrillos en los que se musitaba qué te había parecido este o aquel espectáculo y se buscaba la ocasión perfecta para, cómo no, hablar de mi libro.

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